Las palabras del año 2025 elegidas por diccionarios e instituciones lingüísticas en distintos países reflejan un mismo fenómeno: el impacto de la Inteligencia Artificial, las redes sociales y los cambios tecnológicos en la forma de comunicarnos.
Términos como ‘slop’, ‘KI-Ara’, ‘hallucineren’, ‘rage bait’ o ‘parasocial’ se consolidaron en inglés, alemán y neerlandés, mientras que en español la palabra seleccionada fue ‘arancel’; en contraste, Dictionary.com apostó por un concepto difícil de definir: ‘67’.
De acuerdo con los organismos responsables de estas selecciones, el lenguaje vuelve a demostrar su capacidad de adaptarse a la evolución del mundo, incorporando términos que nacen del entorno digital y del debate público global.

La Inteligencia Artificial transforma el lenguaje
Dos diccionarios de referencia, Merriam-Webster, el más antiguo de Estados Unidos, y el australiano Macquarie, coincidieron en elegir ‘slop’ como la palabra del año. El término, que puede traducirse como ‘porquería’, define el contenido digital de baja calidad generado de forma masiva mediante IA.
Desde Merriam-Webster explicaron que la palabra engloba “videos absurdos, imágenes publicitarias desordenadas, propaganda cursi, noticias falsas que parecen bastante reales, libros escritos por IA de mala calidad y muchos gatos que hablan” que inundaron las redes sociales durante el año.
“La gente lo encontró molesto, pero lo consumieron igualmente”, señalaron.
El diccionario Macquarie coincidió en que, aunque el público ya reconoce el ‘slop’ generado por IA, ahora debe abrirse paso “por el desastre de la IA”, tras años de aprender a buscar información relevante.
Por ello, consideran que el término llegó para quedarse e incluso plantean si en el futuro se llamará ‘sloppers’ a quienes consumen y reproducen este tipo de contenido.
En la misma línea, el diccionario neerlandés Van Dale eligió ‘hallucineren’ (alucinar), con un significado renovado: el de proporcionar información poco fiable, una referencia directa a los errores de la IA.
En Alemania, la Asociación para la Lengua Alemana (GfdS) seleccionó ‘KI-Ara’ (‘Era de la IA’), al considerar que la inteligencia artificial ha “entrado en el centro de la sociedad”.
Por su parte, el diccionario Harper Collins optó por ‘vibe coding’, un concepto que describe el desarrollo de software a partir de lenguaje natural convertido en código mediante IA.
Las redes sociales como semillero de nuevos términos
Más allá de la IA, las redes sociales continúan siendo un motor clave para la creación de vocabulario. La Universidad de Oxford eligió ‘rage bait’ como su palabra del año en inglés, una expresión que describe contenidos diseñados para provocar ira y aumentar la interacción digital.
En el entorno digital, el ‘rage bait’ es una estrategia utilizada por marcas e influencers para generar tráfico y mayores ingresos a partir de la indignación de los usuarios.
También en el Reino Unido, el Diccionario de Cambridge seleccionó ‘parasocial’, un adjetivo que alude a la conexión emocional que una persona siente con alguien famoso o ficticio, incluidos personajes creados por inteligencia artificial, sin que exista una relación real.

Del ‘arancel’ al enigmático ‘67’
En el ámbito hispanohablante, la FundéuRAE eligió ‘arancel’ como la palabra del año. El término cobró relevancia por su presencia constante en el debate público, ligado a las negociaciones comerciales y a las políticas impulsadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Sin embargo, una de las elecciones más llamativas fue la de Dictionary.com, que optó por ‘67’, un término pronunciado ‘six seven’. Su origen está en la canción ‘Doot Doot’, del artista Skrilla, y su significado resulta ambiguo incluso para el propio diccionario.
Puede interpretarse como “más o menos” o “quizás esto, quizás aquello”, acompañado de un gesto con las manos. Es una expresión ampliamente usada por jóvenes para responder casi cualquier pregunta, para desconcierto de los adultos.
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Un ejemplo más, según los expertos, de cómo el lenguaje cotidiano avanza a un ritmo distinto al de los diccionarios, aunque estos intenten capturar, año con año, el pulso de la sociedad.
Con información de EFE


