Por Jesús Ibarra
La propuesta técnica que el consorcio Acciona‑Fengate presentó ante la Autoridad de Financiamiento de Infraestructura Hídrica de Arizona (WIFA) es ambiciosa: Construir la planta desalinizadora de gran escala en Bahía Adair, una zona prioritaria de conservación de humedales en la costa de Sonora frente al Alto Golfo de California.
Se trata de una región reconocida por el Gobierno de México y la UNESCO como sitio Ramsar desde 2009, está ubicada en el ejido Carlos Salinas de Gortari, a 37 kilómetros al noroeste de Puerto Peñasco.
Una designación Ramsar implica el reconocimiento internacional y compromisos de uso racional y conservación por parte del Estado Mexicano, pero no siempre equivale a que todo el territorio sea una Área Natural Protegida federal con figura jurídica adicional; esta denominación obliga a las autoridades y particulares a implementar medidas de manejo sustentable, conservación y seguimiento.
Si este proyecto es aprobado por WIFA, desde Sonora se conduciría el agua tratada hacia Estados Unidos mediante un sistema transfronterizo de acueductos y acuerdos de intercambio que podrían terminar produciendo 185 millones de metros cúbicos anuales.
Proyecto Puente obtuvo una copia de la propuesta técnica, entregada como parte de la convocatoria para el Fondo de Aumento del Agua a Largo Plazo (LTWAF), la cual describe no sólo la ingeniería necesaria, sino también un paquete financiero superior a los 2 mil millones de dólares y una estrategia institucional para sortear complejos marcos regulatorios binacionales.
La iniciativa llega en un momento crítico en las relaciones entre México y Estados Unidos, en el marco de una prolongada sequía que asola al norte y noreste del país, así como a la costa oeste californiana y el Desierto de Sonora, al otro lado del muro.
Esta región enfrenta una combinación de sobreexplotación de acuíferos y demandas crecientes de agua para uso urbano, agrícola e industrial.
En ese contexto, WIFA, que funciona como un brazo independiente del Gobierno de Arizona, plantea en su visión que la desalinización aparece como “una alternativa técnica viable para diversificar fuentes”.
Del lado mexicano lo que va a detonar serán una serie de debates sobre soberanía, impacto ambiental, justicia hídrica y ciencia.
Bahía Adair
El proyecto sitúa la planta en la Bahía Adair, una franja costera ubicada al sur de Yuma, Arizona, donde se ubican los principales campos agrícolas aledaños al Río Colorado proveniente de Estados Unidos.
Según el sumario técnico, la elección responde a dos criterios: la relativa cercanía logística con los puntos de demanda en Arizona y la evaluación previa de que esa zona es menos sensible, desde el punto de vista ecológico, que el Delta del Colorado.
La selección del sitio para la planta desalinizadora “priorizará zonas costeras con acceso a aguas profundas, con mínimo conflicto ambiental y social, y con terreno suficiente para el tratamiento, la descarga de salmuera y las operaciones”, indica Acciona.
En la página 40 de la propuesta técnica se señala que la ubicación preferida se encuentra en la región de la Bahía Adair a lo largo del Golfo de California, al sureste del Delta del Río Colorado, conocida en español como ‘Laguna del Adair’ este sitio ha sido identificado en estudios binacionales previos como estratégicamente ubicado debido a su relativa proximidad a Arizona y a su posición fuera de las zonas más ecológicamente sensibles del Delta del Río Colorado.
En su exposición agrega que los estudios ambientales iniciales evaluarán la vida marina, el uso del suelo y los impactos culturales, proporcionando las condiciones de referencia para el proceso de manifestación de impacto ambiental ante la SEMARNAT y para cualquier obligación de leyes ambientales federales en Estados Unidos.
Información de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas señala que esta bahía presenta condiciones especiales de protección para flora y fauna.
Sus humedales se extienden a lo largo de 76 kilómetros lineales de costa, desde Punta Borrascoso hasta el Estero La Cholla, e incluyen esteros, salinas y pozas.
La mayor parte de los humedales de la bahía se encuentran inmersos en la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, que colinda con el Pinacate y el Gran Desierto de Altar.
La planta propuesta por Acciona-Fengate utilizaría procesos de ósmosis inversa, con una capacidad inicial proyectada de 185 millones de metros cúbicos anuales un volumen significativo que, de materializarse, modificaría el abastecimiento regional, agregando estrés sobre el Mar de Cortés, considerado el acuario del mundo.
Según el proyecto técnico la infraestructura no se limita a la planta, ésta contempla un acueducto transfronterizo de gran diámetro, estaciones de bombeo capaces de superar elevaciones de hasta aproximadamente 200 metros y nodos de entrega que incluyen la Presa Morelos en México, el sistema de Presa Imperial/Brock Reservoir en California y, en una fase posterior, una conexión directa al canal de 541 kilómetros Central Arizona Project (CAP).
Cada ruta implica acuerdos distintos: intercambios de agua, reasignaciones y permisos que deberán negociarse con múltiples jurisdicciones, incluyendo las del lado mexicano a cargo de la Comisión Nacional del Agua, que es mencionada frecuentemente en el documento consultado.
Portafolio modular
El consorcio transnacional Acciona-Fengate no apuesta únicamente por la gran obra en Bahía Adair, la alianza presenta el concepto de infraestructura de agua como un portafolio modular: la planta base más un conjunto de iniciativas paralelas destinadas a acelerar la disponibilidad de agua.
Entre ellas figuran la desalinización en la costa del Pacífico (California y Baja California), proyectos de reutilización y reclamación de aguas residuales urbanas (con evaluaciones en Mexicali y San Luis Río Colorado) y programas de modernización de riego en distritos agrícolas de Utah, California, el Valle de Mexicali y San Luis Río Colorado.
Esa estrategia busca dos objetivos para estados como Arizona y California: reducir el riesgo al diversificar fuentes y ofrecer entregas anticipadas, en plazos de 2 a 10 años según la iniciativa que evalúa WIFA, mientras la planta de Bahía Adair avanzaría hacia su puesta en marcha, proyectada para 2035 en el cronograma base consultado por Proyecto Puente.
En la práctica, se menciona en el documento que “las iniciativas paralelas podrían aliviar presiones inmediatas, pero no sustituyen la magnitud de la solución que promete la planta” en Sonora.
El costo de traer agua del mar
El documento técnico incluye estimaciones financieras que colocan el proyecto en la categoría de grandes infraestructuras. El capital total del concepto base, planta más acueducto, se sitúa en un rango de 2 mil a 3 mil 300 millones de dólares.
#2024-001 ACCIONA-Fengate TechnicalSubmittal PUBLIC by Noticias Proyecto Puente
Desglosado, la planta desalinizadora requeriría entre mil y mil 300 millones, mientras que el acueducto y el sistema de bombeo sumarían entre mil y 2 mil millones adicionales.
El análisis financiero calcula un costo nivelado del agua para el sistema integrado entre $4.16 y $5.30 dólares por cada mil galones, con escenarios optimistas que lo reducen a $3.13/kgal y escenarios adversos que lo elevan hasta el doble.
El componente operativo dominante es la energía: el consumo eléctrico representa entre el 40 y el 50 por ciento de la operación ejecutiva, y el costo anual de bombeo se estima en un rango de 15 a 20 millones de dólares.
Para financiar la obra, el consorcio propone una mezcla público‑privada: capital privado (con Acciona (de origen español) y Fengate (con sede en EEUU) como socio inversor, préstamos concesionales como los de la línea que ofrece WIFA en sus fondos para el aumento de agua, y subsidios estatales o federales.
La viabilidad económica, según el propio documento, es sensible a variables externas: precio de la energía, tasas de interés, plazos de permisos y condiciones políticas tanto en México como Estados Unidos.
Actores y responsabilidades
En la propuesta, Acciona Water aparece como el miembro principal de capital, constructor y operador a largo plazo; Fengate Asset Management como socio financiero y administrador de activos; Carollo Engineers en el diseño técnico; y Pulice en la construcción en Estados Unidos. Esa combinación busca ofrecer una cadena integrada de entrega: desde la ingeniería hasta la operación, según el documento consultado.
Pero la ejecución real dependerá de actores públicos en ambos lados de la frontera y de la coordinación binacional. En Estados Unidos, la WIFA evalúa la propuesta dentro de un paquete de cuatro proyectos que avanzaron a la Fase 2.
WIFA cuenta con una bolsa de 96.6 millones de dólares para empezar a analizar los proyectos a partir del próximo mes de febrero, según comunicó en el micrositio dedicado a esta cartera.
En México, la negociación implica autoridades federales como la Conagua, el Gobierno de Sonora, y municipales, además de comunidades locales y organismos ambientales.
Cautela de WIFA
Ante las consultas, Ben Alteneder, subdirector de Asuntos Externos de WIFA, confirmó a Proyecto Puente que la propuesta de Acciona‑Fengate está entre las cuatro que avanzaron a la segunda fase de evaluación el pasado 19 de noviembre.
En su comunicación, Alteneder subrayó que WIFA trabaja con expertos técnicos, ambientales, regulatorios, financieros y binacionales para responder las preguntas sobre permisos, derechos de agua, estructuras de financiamiento, impactos ambientales y coordinación transfronteriza.
“Muchos de estos temas requerirán meses de análisis antes de que la Junta (de WIFA) tenga suficiente información para determinar si alguna propuesta debe avanzar más”, señaló.
La respuesta institucional es, en esencia, una llamada a la prudencia: la Fase 2 no garantiza aprobación, sino que abre un periodo de escrutinio donde se evaluarán riesgos, mitigaciones y la factibilidad real de entregar agua a Arizona sin generar daños inaceptables en México.
Riesgos
Entre los riesgos ambientales más citados en el documento y en la literatura técnica están el manejo de la salmuera concentrada, subproducto del proceso, la alteración de hábitats marinos por la toma de agua de mar y la huella energética del tratamiento y el bombeo.
Aunque la propuesta contempla integrar energía fotovoltaica para mitigar costos y emisiones, la dependencia de electricidad sigue siendo un factor crítico.
En el plano social, la instalación de una planta destinada a exportar agua a Estados Unidos en territorio mexicano plantea preguntas sobre equidad y soberanía.
Durante la presentación en video de Acciona ante WIFA se menciona que comunidades locales y actores civiles podrían cuestionar que, mientras persisten necesidades hídricas en Sonora, se priorice la producción para mercados externos.
¿Es viable?
Según el documento técnico, revisado por WIFA, la viabilidad política del proyecto exige acuerdos binacionales complejos: tratados, permisos, reasignaciones de caudales y mecanismos de intercambio que respeten marcos legales en ambos países.
Además, la negociación deberá contemplar compensaciones de agua, beneficios locales para los Ayuntamientos y garantías ambientales de orden federal del lado mexicano.
Alteneder agregó que durante los próximos dos años WIFA “contactará a potenciales socios en Sonora y Baja California, así como a actores en California y Arizona, durante la Fase 2”. Esa interlocución será clave para medir la disposición política y social en ambos lados de la frontera.
Proyecto Puente estableció contacto vía correo electrónico y telefónico con Ignacio Beneyto Espinosa de los Monteros, el gerente de operaciones de Acciona en EEUU, ejecutivo que firmó los documentos ante WIFA.
El ejecutivo se comprometió a evaluar un cuestionario de diez preguntas junto a su equipo de comunicación para brindar una respuesta posteriormente, sin especificar una fecha concreta.
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Para este reportaje Proyecto Puente obtuvo una copia del documento: Presentación Técnica. Categoría: Agua de Océano. Enviado a: Fondo de Aumento de Agua a Largo Plazo. Solicitud de Adquisición n.° 2024-001. Presentado por Acciona‑Fengate Water Augmentation Alliance ante la Water Infrastructure Finance Authority of Arizona (WIFA).
¿Por qué ahí?
La selección de Bahía de Adair (Puerto Peñasco, Sonora) responde a varios criterios prácticos y estratégicos.
Primero, proximidad geográfica: la bahía está relativamente cerca de nodos de demanda en Arizona (como Yuma y el corredor del Central Arizona Project), lo que reduce distancia de conducción y costos logísticos frente a ubicaciones más alejadas en la costa pacífica.
Segundo: la propuesta enfatiza que la zona fue preferida porque, según evaluaciones previas, presenta menor sensibilidad ecológica que el Delta del Río Colorado, lo que facilita la evaluación ambiental y reduce riesgos de impacto sobre hábitats críticos; ese factor es central cuando se considera la toma de agua de mar y la disposición de salmueras.
Tercero: factibilidad técnica y operativa: Bahía de Adair permite un diseño modular (capacidad inicial y escalamiento posterior) y rutas de conducción que pueden conectarse a intercambios con presas y sistemas existentes (Presa Morelos, Presa Imperial/Brock, y eventualmente conexión al CAP). Esa flexibilidad operacional es atractiva para un proyecto binacional que busca combinar entregas a corto plazo con una solución de largo plazo,
Cuarto: hay un componente socio‑institucional: la región de Puerto Peñasco y áreas adyacentes han mostrado interés en soluciones de desalinización para sus propias necesidades, lo que crea una oportunidad para alinear intereses locales y binacionales y compartir infraestructura, reduciendo fricciones políticas y sociales en la fase de negociación.
Quinto: desde la perspectiva financiera y energética, la ubicación permite evaluar opciones de integración de energía renovable (por ejemplo una planta solar ahí mismo) para mitigar un alto componente energético, algo que los proponentes consideran al justificar la elección del sitio.
Elementos de conflicto social
Acciona-Fengate reconoce ante WIFA que sí existirían riesgos de conflicto social y potenciales afectaciones a pueblos indígenas alrededor de Bahía Adair; las comunidades costeras y del delta (por ejemplo, Seri, Cucapá) tienen vínculos territoriales y modos de vida que podrían verse impactados, por lo que el proyecto requeriría consultas significativas, estudios de impacto social y acuerdos de beneficio antes de avanzar.
En el caso específico de la propuesta de Bahía Adair eso aumentaría la probabilidad de tensiones si el proceso de evaluación no incorpora desde el inicio mecanismos de participación comunitaria y medidas de compensación claras.
Los tipos de conflicto más probables serían: afectación de medios de vida pesqueros por captación de agua y descarga de salmuera; pérdida o alteración de sitios culturales y sagrados; competencia por recursos hídricos en la región del delta; y percepción de “exportación” de agua que no beneficia a comunidades locales.
Además, la construcción y el tránsito de infraestructura podrían generar impactos indirectos: empleo temporal sin garantías, presión sobre servicios locales y cambios en el uso del suelo.
Etnias potencialmente afectadas
Cucapá: comunidad histórica del delta y la región del Golfo, con vínculos a la pesca y al manejo tradicional de recursos hídricos.
Pima/Oʼodham (incluye denominaciones históricas como Papago): pueblos con presencia en la región fronteriza y vínculos transfronterizos que pueden verse implicados en acuerdos de agua binacionales.
Comunidades locales potencialmente impactadas
-Municipio de Puerto Peñasco (poblados costeros y zonas de influencia de Bahía Adair).
–San Luis Río Colorado y su área periurbana (puntos de conexión logística y rutas de conducción).
-Asentamientos pesqueros y ribereños en la franja costera y el delta del Río Colorado que dependen de la pesca, marisqueo y servicios ecosistémicos.
-Comunidades fronterizas y agrícolas que participan en esquemas de intercambio de agua o que podrían ver cambios en la disponibilidad hídrica.
Riesgos sociales clave
– Afectación de medios de vida pesqueros por captación de agua y descarga de salmueras.
– Pérdida o alteración de sitios culturales y territorios tradicionales.
– Percepción de “exportación” de agua que puede generar rechazo si no hay beneficios locales claros
Fuente: Presentación Técnica. Categoría: Agua de Océano. Enviado a: Fondo de Aumento de Agua a Largo Plazo. Solicitud de Adquisición n.° 2024-001.
