El Departamento de Estado de Estados Unidos dejará atrás la tipografía Calibri y retomará oficialmente Times New Roman, una decisión instruida directamente por el secretario de Estado, Marco Rubio, y que desde hoy deberán acatar todas las oficinas y misiones diplomáticas del país.
De acuerdo con el portavoz de la dependencia, la medida forma parte de la guía presidencial “Una Voz para las Relaciones Exteriores de Estados Unidos”, que pretende unificar la imagen institucional en todos los documentos diplomáticos.
La nueva regla exige el uso de Times New Roman a 14 puntos, una fuente que, según el vocero, proyecta mayor “formalidad y profesionalismo”.
El giro implica dejar atrás la política implementada en 2023 bajo la administración de Joe Biden, cuando se adoptó Calibri con el fin de hacer los textos gubernamentales más accesibles. Esa transición había surgido de recomendaciones internas enfocadas en diversidad y discapacidad, ya que las fuentes sans serif suelen resultar más amigables para quienes tienen dislexia o dificultades visuales.
Sin embargo, un cable enviado el 9 de diciembre a embajadas y consulados —reportado previamente por medios estadounidenses— explicó que la intención ahora es “recuperar el decoro y el profesionalismo del trabajo escrito” y eliminar lo que calificaba como un programa de Diversidad, Equidad, Inclusión y Accesibilidad mal diseñado.

A pesar de que la Ley de Estadounidenses con Discapacidades sugiere el uso de tipografías sans serif, expertos en accesibilidad señalan que las herramientas de asistencia permiten ajustar el tipo de letra según cada usuario. Por ello, organizaciones como la Asociación Estadounidense de Psicología aceptan el uso de serif y sans serif por igual.
El Departamento de Estado defendió su nueva línea editorial asegurando que las fuentes serif continúan siendo la norma en “tribunales, legislaturas y agencias federales”, donde el registro escrito requiere transmitir autoridad y permanencia.
La decisión ocurre mientras el presidente Donald Trump intensifica sus críticas a los programas de diversidad y accesibilidad dentro del Gobierno federal, lo que añade un matiz político adicional a un cambio que, aunque parece menor, redefine el estilo de la correspondencia diplomática estadounidense.


