Un terremoto de magnitud 7,6 sacudió este lunes el norte de Japón, por lo que la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) declaró una alerta de tsunami de hasta tres metros, sin reportes iniciales de víctimas ni daños materiales.
Según la cadena pública NHK, se espera que la primera ola llegue alrededor de las 11:40 p.m. (hora local) —2:40 p.m. GMT— a zonas portuarias de Aomori e Iwate, en la isla principal de Honshu.
La JMA señaló que el sismo, registrado justo al este de Aomori y al sur de Hokkaido, fue seguido por un tsunami de 40 centímetros que alcanzó la ciudad de Urakawa, en Hokkaido, y el puerto de Mutsu Ogawara, en Aomori.
Las autoridades informaron que unas 23.000 personas en Hokkaido, Iwate y Miyagi fueron instadas a evacuar hacia refugios ante el riesgo de nuevas olas. Al menos diez personas resultaron heridas en un hotel de la ciudad de Hachinohe, en Aomori, de acuerdo con NHK.
El portavoz del gobierno, Minoru Kihara, pidió a los residentes mantenerse en lugares seguros hasta que la alerta sea levantada. “Incluso después de la ola inicial, puede llegar una segunda o tercera ola de mayor altura”, advirtió.
La primera ministra, Sanae Takaichi, quien llegó a su oficina a las 11:50 p.m., informó que el gobierno activó un grupo de trabajo de emergencia para evaluar los daños. “Estamos priorizando la vida de las personas y haciendo todo lo posible”, afirmó.
La empresa Tohoku Electric Power, operadora de las centrales nucleares de Higashidori y Onagawa —ubicadas en la zona más afectada—, revisa el estado de las plantas. Hasta el momento no se han detectado anomalías, indicó Kihara.
Japón recuerda el devastador sismo de 2011, cuando un terremoto de magnitud 9,0 generó un tsunami que dejó 18.500 muertos o desaparecidos y provocó la fusión de la central nuclear de Fukushima.
El movimiento telúrico de este lunes estuvo seguido por varias réplicas: una de magnitud 5,6, dos de 3,6 y una de 3,9 en menos de una hora.
Japón se ubica sobre cuatro placas tectónicas en el borde occidental del “Anillo de Fuego” del Pacífico, lo que lo convierte en uno de los países más activos sísmicamente. El archipiélago, con unos 125 millones de habitantes, registra cerca de 1.500 temblores al año, en su mayoría leves. Los daños dependen de la ubicación y la profundidad de cada evento.
Aunque los sismos son difíciles de predecir, un panel gubernamental elevó en enero la probabilidad de que ocurra un gran terremoto en la fosa de Nankai en los próximos 30 años, ubicándola entre el 75% y el 82%.
Con información de AP, EFE y AFP


