Por Jesús Ibarra
Hermosillo, Sonora.- La Autoridad Estatal de Financiamiento de Infraestructuras Hídricas (WIFA, por sus siglas en inglés) aprobó vía unánime cuatro propuestas para aumentar el suministro de agua en Arizona, incluyendo proyectos de desalinización en territorio mexicano y estadounidense, así como planes de modernización de riego y tratamiento para aguas residuales.
La votación, realizada el 19 de noviembre, no tiene precedente en los esfuerzos del estado por enfrentar la crisis hídrica que afecta a la región ya que afectaría a los estados de Sonora y Baja California, así como al Mar de Cortés.
“Este es un paso clave para Arizona. Nos enfrentamos a desafíos enormes, y esta será una herramienta fundamental”, declaró Tom Buschatzke, director del Departamento de Recursos Hídricos estatal para la prensa de Phoenix.
Aunque los proyectos aún se encuentran en fase de exploración, podrían aportar hasta 616.74 millones de metros cúbicos por año.
Esa cifra se estima que es suficiente para abastecer a más de un millón de hogares en Arizona.
Ninguno de los proyectos en evaluación entraría en operación antes de 2028, y los planes de desalinización no estarían listos sino hasta 2031.

Por el lado mexicano, tras una semana de este fallo, autoridades como la Comisión Nacional del Agua o el Gobierno de Sonora no se han pronunciado al respecto, a pesar de que los proyectos claramente implican la explotación del recurso acuoso en el alto Golfo de California.
La administración estatal de Baja California tampoco ha emitido un pronunciamiento sobre el impacto de estos proyectos.

Propuestas binacionales
Entre las iniciativas destaca la participación del consorcio español/estadounidense Acciona-Fengate Water Augmentation Alliance, alianza entre la empresa española Acciona, que tiene filial mexicana, y la firma de inversión Fengate.

Su propuesta incluye modernizar sistemas de riego para ahorrar agua e intercambiarla por parte de las asignaciones del Río Colorado que reciben California, Utah y México.
Asimismo proyecta la construcción de plantas desalinizadoras en el Golfo de California y en la costa del Pacífico en Baja California, con el objetivo de intercambiar agua tratada por asignaciones mexicanas y californianas del Río Colorado.
Además está considerando el tratamiento de aguas residuales en México y el Colorado, para uso local, a cambio de agua de este río, lo cual afectará al delta por el que fluye entre Sonora y Baja California.
Por su parte, la empresa canadiense EPCOR presentó tres propuestas, entre ellas la reutilización de aguas residuales tratadas en California para uso en México, con inversión de Arizona a cambio de agua del citado río.

Tiene proyectado construir una planta para la desalinización en Baja California con intercambio hídrico.
EPCOR también incluye la recuperación de escorrentía e incremento de almacenamiento en acuíferos, también con intercambio por agua californiana.

Una quinta propuesta sobre aguas subterráneas fue descartada, al igual que el plan de desalinización presentado por la firma israelí ZARETAW, encabezada por Erez Hoter-Ishay.
El proyecto fue rechazado por no cumplir con los requisitos del proceso de licitación, además de arrastrar controversias previas con el gobierno de Sonora, que se negó públicamente a colaborar con la empresa IDE, vinculada al mismo proyecto ejecutivo.

Presupuesto limitado
Aunque bajo el gobierno anterior del republicano Doug Ducey se prometieron mil millones de dólares para atraer proyectos de gran escala, la administración actual de la gobernadora Katie Hobbs ha recortado significativamente ese presupuesto.
“Este será un año presupuestal muy ajustado”, reconoció Chelsea McGuire, directora de WIFA a la prensa local.
En los próximos meses se abrirá un proceso de consulta pública y revisión ambiental, donde se definirán costos, impactos y acuerdos con actores clave como México y California.
Las propuestas no buscan competir entre sí, sino avanzar en paralelo, según lo comunicado por WIFA.
De concretarse, permitirían a Arizona negociar intercambios de derechos de agua con México y otros estados como California.
Por ejemplo, si Arizona reduce su asignación del Río Colorado en 123 millones 348 mil metros cúbicos de agua, podría recibir esa misma cantidad desde México, a cambio del líquido vital desalinizado.
“No hay una solución mágica. Esto es como una lluvia de soluciones pequeñas que juntas pueden darnos seguridad hídrica”, dijo McGuire.
“Aunque las propuestas representan un avance histórico, su éxito dependerá de la cooperación con México y otros estados de la cuenca del Colorado, así como de la disponibilidad de recursos financieros. El reto para Arizona será convertir estos proyectos en acuerdos efectivos que garanticen seguridad hídrica a largo plazo”, indicó el WIFA



