Miles de personas han salido a las calles este viernes para mostrar su rechazo al operativo policial que dejó el pasado martes más de 130 fallecidos en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, la más letal de las operaciones llevadas a cabo por las autoridades estatales.
Los manifestantes, la mayoría residentes de las favelas Penha y Alemao -entre ellos familiares de los fallecidos-, se han congregado en un campo de fútbol de Penha y han mostrado su rechazo a la operación policial, en una protesta en la que se han podido ver pancartas contra el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro.
En la concentración también han participado familiares de personas fallecidas en anteriores operaciones policiales en la ciudad, según informa Agencia Brasil.
“Siento el dolor de estas madres. Fue un shock tremendo ver que un joven fue asesinado en el mismo lugar donde murió mi hijo”, ha declarado la madre de un fallecido a este medio.
El operativo tenía como objetivo atacar una de las estructuras de Comando Vermelho, el grupo criminal más importante del país, con la detención de decenas de sus miembros. Unos 2.500 agentes fueron movilizados este martes en dos favelas de la ciudad brasileña, con una balance de al menos 121 muertos, entre ellos cuatro policías.
Multitud de cadáveres fueron encontrados por los habitantes del barrio de Penha en los bosques aledaños y se acumularon decenas de cuerpos en la Plaza Sao Lucas, una de las más destacadas del estado de Río de Janeiro, para su posterior identificación.
“Nosotros, que vivimos en las periferias, sufrimos discriminación. Pero el Estado no puede vernos como enemigos. El Estado tiene que tratar y cuidar a su pueblo, a toda su población”, ha asegurado la líder sindical Raimunda de Jesús, participante en la protesta.
Por su parte, el juez del Tribunal Supremo de Brasil Alexandre de Moraes ha asegurado que el gobernador de Río de Janeiro debe brindar declaraciones sobre la operación policial, para lo que ha programado una audiencia este lunes 3 de noviembre en la que se discutirá el nivel de fuerza utilizada, el número de agentes involucrados o el balance oficial de víctimas, entre otras cuestiones.
Asimismo, la oficina de la ONU para los Derechos Humanos ha reclamado una “reforma integral y eficaz” de los métodos de la Policía brasileña tras el cruento operativo.
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“Brasil necesita acabar con el ciclo de brutalidad extrema y garantizar que las operaciones de seguridad pública estén en sintonía con los patrones internacionales sobre el uso de la fuerza”, ha indicado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk.



