Hermosillo, Sonora.– A un costado de las patrullas, con la ropa cubierta de polvo y el rostro cansado, un hombre esperaba que le devolvieran sus pertenencias, luego de sobrevivir al volcamiento de un autobus de pasajeros en la carretera Guaymas-Hermosillo, al cual, calificó como uno de los momentos más angustiantes de su vida.
La persona, quien pidió se omitiera su nombre mientras reflejaba aún el susto en su mirada, contó que el accidente lo sorprendió mientras dormía, pues aún era de madrugada. Recordó despertar entre gritos y confusión, con el camión fuera del camino, hecho pedazos y en medio de la oscuridad.
Sin pensarlo mucho, se abrió paso entre los asientos y logró salir por una ventana lateral. Afuera, el clima frío contrastaba con el calor del miedo que aún sentía. En cuestión de segundos comenzó a ayudar a otros viajeros, algunos desorientados, otros con crisis nerviosa.
A su alrededor, las luces de las ambulancias y patrullas fueron iluminando la escena. Los equipos de Bomberos y Cruz Roja llegaron rápidamente para atender a los heridos, mientras otros automovilistas que transitaban por la zona se detenían para brindar apoyo.
“Sí, gracias a Dios pues estoy bien y tuve la oportunidad de poder colaborar con otros compañeros que venían por ahí adentro…ayudamos en lo que pudimos. La verdad que por parte de Bomberas Cruz Roja fue una respuesta muy rápida, no me lo esperaba. Quiero felicitarlos, una labor de verdad que es formidable. Las atenciones, la manera de organizarse, la verdad que quiero felicitar a Cruz Roja”, expuso.
El sobreviviente destacó la rapidez con la que los rescatistas actuaron, agradeciendo la atención y el profesionalismo del personal de emergencia. Valoró especialmente la manera en que se organizaron para atender a cada pasajero y trasladar a los lesionados a hospitales cercanos.
Recordó que el autobús no iba lleno; apenas una veintena de personas viajaban a bordo. La mayoría logró salir antes de que los rescatistas intervinieran. Algunos lloraban, otros permanecían en silencio, tratando de entender lo que acababa de ocurrir.
Entre el ruido de sirenas y el ir y venir de los socorristas, el hombre aguardaba tranquilo. No tenía heridas visibles, pero llevaba encima el peso del susto y la fortuna de haber salido con vida. Mientras esperaba sus pertenencias, repetía que lo más importante era haber podido ayudar y recibir ayuda.
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Las autoridades continuaban investigando las causas del siniestro. Testimonios preliminares apuntaban a que el conductor pudo haberse quedado dormido al volante. Pero para los pasajeros, esa madrugada quedaría marcada no solo por el miedo, sino por la solidaridad y la pronta respuesta de quienes acudieron a auxiliar.