Hermosillo, Sonora.- Un día de patrullaje rutinario en la colonia Laura Alicia Frías se convirtió en un momento inolvidable de vida y esperanza para los oficiales Benito Guadalupe Sesma Serrato y Manuel Rodrigo Ochoa Escalante, quienes atendieron un reporte de una mujer en labor de parto y la localizaron en las calles Constelación Cetus y Constelación Cifnos, donde mostraba signos de urgencia.
La trasladaron de inmediato al Hospital Integral de la Mujer. Sin embargo, durante el trayecto sobre el bulevar Progreso y Agustín Zamora, el nacimiento comenzó antes de llegar al hospital.
Los policías detuvieron la patrulla y asistieron a la madre mientras sostenían al bebé que ya comenzaba a salir. La llegada de la ambulancia de la Cruz Roja permitió completar la atención y realizar el corte del cordón umbilical.
“Ya estaba la cabecita de afuera. Y ya la atendimos, y en eso pasa la ambulancia…y ella llegó con nosotros. Le ayudamos, al igual que en el parto, como en el traslado”, compartió.
Los policías describieron el momento con asombro: el bebé nació con fuerza, bien formado, y unas manotas que destacaban entre sus diminutas extremidades, símbolo de vitalidad desde los primeros segundos de vida. El recién nacido se mantuvo sano y llorando, mientras su madre recibía cuidado y apoyo constante.
“Estaba grande, blanco, muy bonito, muy bonito y unas manotas tenía”, detalló.
Finalmente, ambos fueron trasladados al hospital, donde permanecieron bajo supervisión médica. La intervención de Sesma Serrato y Ochoa Escalante no solo garantizó la seguridad de madre e hijo, sino que también dejó un ejemplo de humanidad y compromiso en medio de la rutina policial.
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Entre patrullajes y reportes cotidianos, los oficiales se convirtieron en testigos de un milagro: la llegada de un bebé que, con sus pequeñas manotas, dejó una huella imborrable en quienes lo ayudaron a nacer.