Hermosillo, Sonora.- Antonio Tapia Jiménez, de 75 años, caminó esta mañana hacia el Café Elvia, aquel que conoció en 1965 cuando llegaba desde Carbó a la capital.
Con nostalgia y alegría recordó que ahí pasó tardes de estudiante, años de trabajo y ahora días tras su jubilación.
“El mercado es un centro social de comunicación perfecta para la gente, y si vienen al Café Elvia, mucho mejor; el mejor café del mundo aquí”, dijo con una sonrisa, satisfecho de reencontrarse con uno de sus lugares predilectos tras casi dos años de cierre.
El Mercado Municipal abrió nuevamente al público este 12 de septiembre, luego de cuatro meses de que el inmueble fuera entregado tras la remodelación realizada por el Gobierno del Estado, con una inversión de 120 millones de pesos.
María del Rosario Medina Camargo, también de 75 años, compartió su emoción al volver al recinto que visitaba desde niña.
Contó que todos los días pasaba frente al mercado para ver si ya estaba abierto, hasta que esta mañana, al ver una puerta entreabierta, supo que la espera había terminado.
“Muy bien, mira qué a gusto, qué felicidad que ya está amplio todo aquí, que no apesta a nada; está todo muy bien. Ya voy a empezar a comprar mis carnes aquí”, expresó.
En el área de carnicerías, Guadalupe Arzate celebró el regreso a su local.
Desde las 6:30 de la mañana comenzó a colocar su mercancía en la Carnicería Arzate, que ahora vuelve a operar en su horario habitual de 6:00 a 18:00 horas.
“Después de casi dos años valió la pena. Muy bien, muy feliz estando en nuestro negocito aquí en el mercado. Es que la gente va a venir a ver las instalaciones, a decir si les gustó o no, pero para mí está hermoso”, aseguró.
Por su parte, Teresa Sánchez señaló que para ella la reapertura también representa un punto de encuentro.
“Le gusta venir para el mercado municipal, pues es el primer día y ya ando aquí”, comentó entre la concurrencia que llenó los pasillos durante esta jornada.
La reapertura del Mercado Municipal, tras su remodelación y más de un año cerrado, no solo significó el regreso de locatarios a sus negocios, sino también la recuperación de un espacio tradicional que ha sido punto de reunión y referencia para generaciones de hermosillenses.