Hermosillo, Sonora.- El llamado a la docencia llegó a la vida de Philippe Petit durante su estancia en Nueva Jersey, Estados Unidos, mientras trabajaba para las Alianzas Francesas.
El ahora coordinador de idiomas de la Universidad Vizcaya de las Américas, en Hermosillo, narró como su profesión cambió de rumbo por mera casualidad.

“Salí de Francia en el 89, hace ya 46 años, viví en Estados Unidos unos años cerquita de Nueva York, en Nueva Jersey”.
Relató que una joven pareja miembro de la Alianza Francesa en Nueva Jersey no dejaba de insistirle para que les diera clases.
La organización no contaba con docentes porque no se trataba una asociación que enseñara el idioma, sino de difundir la cultura de Francia a través de eventos culturales.
“Dije ‘está bien, les voy a cobrar mucho, se van a dar cuenta de que yo no sé enseñar, les va a costar tiempo y dinero y me van a dejar en paz’, fue mi estrategia, pero me enredé en mi propio juego y finalmente aquí estoy”.
Philippe no estudió para ser maestro, pues su formación original fue en mercadotecnia, pero, según sus propias palabras, quedó enamorado de la enseñanza, describiendo así su vocación y dando sus primeras clases para después capacitarse.
“La proximidad de Nueva York me permitió participar en numerosos congresos de docentes, tanto de idiomas como de otras ramas y así me capacité poco a poco”, agregó.

Su trabajo en las Alianzas Francesas lo hizo mudarse a Ciudad de México y después a Hermosillo, donde fue contratado como coordinador de idiomas en la Universidad Vizcaya.
Actualmente Philippe da clases de inglés para carreras ordinarias y francés para los estudiantes de Gastronomía en Vizcaya y ha quedado encantado de numerosos aspectos de la vida hermosillense.
“El clima no”, dijo entre risas, “la gente sí me gusta, la forma de ser de la gente, los paisajes, el desierto, es muy bonito”.
Para el profesor Philippe, la mayor satisfacción que tiene como docente es medir el progreso de los alumnos y rescatar a aquellos que tienen problema con el idioma, ya que hay personas que quieren aprender pero por alguna razón el proceso se les dificulta.
“A mí me da mucha satisfacción lograr que un alumno que batalló al inicio se enamore del idioma, de la cultura que está recibiendo, y eso hace toda la diferencia, entonces mi misión no es tanto impartir idioma, sino difundir cultura y hacer todo lo posible para que el alumno se enamore de la materia, de tal forma que él o ella se ponga a aprender y a perfeccionarse en su tiempo libre, cuando logramos eso es éxito asegurado”, sostuvo.