Nuevas designaciones en el gabinete de Donald Trump, convirtieron a Marco Rubio en la primera persona en 50 años en ocupar dos principales cargos de seguridad nacional en el gobierno de Estados Unidos.
Este movimiento que posiciona a Rubio como secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional interino conincide con la caída de Mike Waltz, cuyas posturas agresivas en política exterior generaron desconfianza entre la base MAGA de Trump.
Waltz fue destituido de su puesto en el Ala Oeste después de incluir inadvertidamente a un periodista en un chat grupal de Signal sobre acciones militares. Ahora será nominado por Trump como embajador ante las Naciones Unidas.
A simple vista, el cambio de personal destaca la hábil capacidad de Rubio para navegar entre las preocupaciones sobre su lealtad tardía al mundo de Trump y su ascenso como un mensajero apasionado del presidente.

Sin embargo, la cuestión de quién ganó o perdió el favor de Trump oculta una realidad para ambos hombres: ni Rubio ni Waltz han liderado los temas de política exterior más importantes para el presidente, y su verdadera influencia nunca ha sido completamente puesta a prueba.
A pesar de ser el principal diplomático de Estados Unidos, Rubio toma un rol secundario en el fin de la guerra en Ucrania y la confrontación del programa nuclear de Irán, dejando estas tareas a Steve Witkoff, amigo cercano de Trump y desarrollador inmobiliario de larga data.
En África, Trump ha designado al suegro de su hija Tiffany, Massad Boulos, para supervisar las negociaciones relacionadas con la República Democrática del Congo y otros asuntos.
El rival de Rubio por el puesto de secretario de Estado, el enviado especial Richard Grenell, ha liderado negociaciones con el presidente venezolano Nicolás Maduro, enfrentándose en ocasiones a Rubio.
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Esto ni siquiera incluye a otras figuras que tienen la atención de Trump, como Elon Musk, quien desmanteló la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y otras agencias gubernamentales; Donald Trump Jr.; el presentador de televisión Tucker Carlson; y la activista de extrema derecha Laura Loomer, quien se atribuyó el mérito de una purga previa de personal en el Consejo de Seguridad Nacional.
“Es una presencia mayor para Rubio, pero lo que pueda hacer con eso está por verse”, dijo Justin Logan, director de estudios de defensa y política exterior del Instituto Cato, de tendencia libertaria.
“El asesor de seguridad nacional siempre es importante debido a su proximidad al presidente”, pero podría ser menos relevante en esta Casa Blanca “porque el poder en esta administración está altamente centralizado en una sola persona”.
Con información de El Financiero