Ariel es un joven estudiante que destaca en Química. Habita en un barrio popular y vive expuesto a diversas violencias. La colonia, la calle, la escuela y hasta su casa son entornos en los que se han normalizado los gritos, los golpes, la muerte, la droga, la desigualdad y la falta de oportunidades.
Para él, sacar una buena nota en un examen de Química no es una buena noticia, pues su talento lo pone en la mira de grupos criminales.
Ariel no existe en la vida real, pues es el personaje de un cortometraje llamado El Examen, una pieza de ficción realizada por Wabi Productions y dirigida por Nico Bongiovanni, inspirada en reportajes publicados en Animal Político.
El Examen es una ficción, pero también es un retrato de una realidad innegable.
No hay datos exactos, pero la situación es preocupante: al igual que Ariel, miles de niños y jóvenes están expuestos a las violencias desatadas por el mundo criminal.
En un país en el que se cometen más de 30 mil homicidios dolosos cada año, y en el que vastos territorios y múltiples industrias y actividades económicas están controladas por grupos del crimen organizado, es previsible que la juventud no esté a salvo.
Un gasto público de 24 mil millones de pesos anuales destinados a becas para jóvenes -a través del programa Jóvenes Construyendo el futuro- no ha bastado para impedir que los jóvenes sean víctimas de la delincuencia.
No es mala la intención del programa iniciado por Andrés Manuel López Obrador, y continuado por la administración de Claudia Sheinbaum, pero los resultados aún no son los que se esperan.
Entre 145 mil y 200 mil personas menores de 18 años viven en riesgo de ser reclutados por la delincuencia organizada para participar en actividades ilícitas, según el más reciente informe de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
El mismo informe, publicado en 2024, da cuenta de cifras que resultan espeluznantes: en ese año, 2 mil 243 niños y jóvenes fueron víctimas de homicidio, lo que representa un incremento del 6 por ciento respecto a 2023.
Ese mismo año, se cometieron 73 feminicidios contra niñas y adolescentes.
Hubo, en 2024, más de 9 mil 600 reportes de jóvenes desaparecidos, de los cuales 2 mil 751 seguían sin volver a casa a finales del año.
Una cuarta parte de las más de 262 mil personas que se han visto obligadas a desplazarse de sus comunidades por la violencia son menores de 19 años.
En el informe de la REDIM puede ubicarse cómo las niñas, niños y jóvenes están expuestos a homicidios, lesiones, secuestros, extorsiones, desaparición, desplazamiento forzado, feminicidios, violencia digital, consumo de drogas y reclutamiento forzado.
Una penosa realidad sobre la cual REDIM lleva más de 25 años alertando a gobiernos y legisladores emanados de distintos partidos políticos.
México destruyendo el futuro
En 2023, Animal Político publicó la investigación titulada México destruyendo el futuro, en la que se analizaron diversas bases de datos referentes a los delitos a los que están expuestas las infancias y la juventud.
En aquel reportaje de Manu Ureste se pudo documentar que, de 2015 a 2022, más de 480 mil niñas, niños y adolescentes habían sido impactados por la violencia.
Además, con datos consolidados el cuarto año del sexenio de López Obrador, se detectó que el gobierno federal había ejercido 90 mil millones de pesos en programas sociales dirigidos a jóvenes, principalmente a través de las becas de “Jóvenes Construyendo el Futuro”.
En 2023 y 2024 se destinaron 48 mil millones de pesos más a dicho programa, por lo que la inversión del gobierno de AMLO habría superado los 140 mil millones de pesos.
En el primer año del sexenio de Claudia Sheinbaum se le destinarán 27 mil millones de pesos a dicha estrategia, con lo que las becas para los jóvenes ascienden en 2025 a 8 mil 480 pesos mensuales, con un seguro médico del IMSS para los llamados “aprendices”.
Y, según la página oficial del programa, ya suman 3 millones 161 mil beneficiarios.
La intención es muy buena: dejar de llamar “ninis” a quienes ni estudian ni trabajan, conectar al “aprendiz” con un “tutor” en un centro de trabajo, y tratar de que haya más jóvenes becarios que sicarios.
Pero el programa resulta insuficiente, pues México aún está muy lejos de ser un país libre de crimen, corrupción y violencia, el entorno en el que México sigue perdiendo jóvenes, las lamentables condiciones en las que el país sigue destruyendo el futuro.
Mientras el crimen organizado siga campeando en pueblos, comunidades, barrios, municipios y ciudades, la juventud seguirá expuesta a múltiples formas de violencia y la historia de Ariel se seguirá multiplicando.