Al menos 31 personas murieron y otras 101 resultaron heridas como consecuencia de los primeros ataques de la nueva operación militar ordenada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra posiciones de la insurgencia hutí en la capital de Yemen, Saná.

“Estas masacres provocaron la caída de 132 civiles desarmados, incluidos 31 mártires y 101 heridos, la mayoría de los cuales eran niños y mujeres”, informó el portavoz del Ministerio de Salud de los rebeldes, Anis al Asbahi, en una publicación en su cuenta en la red social “X” en la que aclaró que se trata de un “balance preliminar” puesto que “la búsqueda sigue en curso”.
Previamente, desde el Ministerio de Salud de las autoridades hutíes, habían confirmado un primer balance difundido por la cadena de televisión panárabe Al Mayadin, que hablaba de 13 muertes, denunciando que todas eran víctimas civiles.
“Condenamos y denunciamos el crimen de atacar a civiles y bienes de carácter civil, lo que se considera un crimen de guerra en toda regla que se suma al historial criminal de la alianza malvada y una flagrante violación de todas las leyes y convenciones internacionales”, sentenció Al Asbahi en su publicación.
El miembro del politburó del movimiento Ansarulá (los hutíes), Mohamad al Bujaiti, aseguró que “la implicación de Estados Unidos en la agresión contra Yemen es injustificada” y que las milicias responderán “a una escalada con otra”.
El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, anunció este domingo la muerte de “varios líderes” de la insurgencia hutí de Yemen durante las primeras horas de la nueva operación militar desencadenada esta pasada noche por el Ejército norteamericano contra el movimiento armado.
En declaraciones a la cadena estadounidense ABC, Waltz describió la operación como una “respuesta abrumadora” a la campaña de los insurgentes contra la navegación en el mar Rojo que “alcanzó a varios de sus líderes y acabó con ellos”.
EEUU “no tiene autoridad para dictar la política exterior”: Irán
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, aseguró que el Gobierno de Estados Unidos “no tiene autoridad para dictar la política exterior iraní”, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el comienzo de una “acción militar decisiva y contundente” contra la insurgencia hutí de Yemen y criticara que Irán les apoya.
CENTCOM operations against Iran-backed Houthis continue… pic.twitter.com/DYvc3gREN8
— U.S. Central Command (@CENTCOM) March 15, 2025
“El Gobierno de Estados Unidos no tiene autoridad ni competencia para dictar la política exterior iraní. Esa era terminó en 1979″, aseveró el ministro en su cuenta de la red social X.
En este sentido, Araghchi hizo referencia también a la Administración Biden: “El año pasado, Biden fue engañado para entregar 23 mil millones de dólares, una suma sin precedentes, a un régimen genocida. Más de 60 mil palestinos fueron asesinados y el mundo exige a Estados Unidos rendir cuentas”.
“Pongan fin al apoyo al genocidio y al terrorismo israelí. Detengan la matanza del pueblo yemení”, señaló.
Previamente, el mandatario estadounidense anunció los ataques contra los hutíes de Yemen en represalia por su campaña de ataques contra la navegación en el mar Rojo, cuyo telón de fondo es, en último término, un serio aviso a Irán, la gran potencia que respalda a los milicianos yemeníes.
“Su apoyo a los terroristas hutíes debe cesar inmediatamente”, dijo Trump, antes de exigir al Gobierno iraní que “deje de amenazar al pueblo estadounidense y a su presidente, y a las rutas marítimas mundiales”.
Este ataque ocurre en un momento en que Irán deliberaba sobre una carta enviada por Trump al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, en la que recomendaba al religioso que se reincorporara a las conversaciones o de lo contrario adoptaría “medidas militares”, finalmente concretadas este sábado en la operación contra los hutíes.
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Irán ya había manifestado su rechazo a las formas del presidente estadounidense, al que recordaron que su decisión de abandonar el acuerdo nuclear internacional en 2018 hizo descarrilar un pacto histórico que reincorporó tres años antes a la república islámica a los mercados internacionales a cambio de despejar las dudas sobre la naturaleza pacífica de su programa nuclear.