Como ocurre cada seis años después de una elección presidencial, en este 2025 se ha abierto la puerta para la constitución de nuevos partidos políticos en México. Se trata de un largo y complejo proceso de un año, del que deberían surgir opciones que enriquezcan las opciones de voto para la ciudadanía.
En un sistema político que transitó del partido hegemónico (el PRI gobernó desde 1929 hasta el 2000) al tripartidismo (PRI, PAN y PRD dominaron el sistema entre 1990 y 2018), el portal que se abre cada seis años ha arrojado como resultado principal la creación de partidos satélite que gravitan alrededor de las fuerzas mayoritarias.
En la etapa de la transición, el Partido Convergencia -hoy Movimiento Ciudadano (MC)-, el Partido Verde (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT) lograron sobrevivir entre una pléyade de partiditos que añadían siglas a las boletas, cobraban jugosas prerrogativas, pero nunca fueron alternativas para la ciudadanía.
El Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), el Partido Alianza Social (PAS), el Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN), el Partido del Centro Democrático (PCD); Democracia Social (DS), México Posible, Fuerza Ciudadana, Partido Socialdemócrata (PSD), Nueva Alianza (Panal), Partido Encuentro Social y su vertiente Partido Encuentro Solidario (PES), Partido Humanista (PH), Redes Sociales Progresistas (RSP) y Fuerza por México (FxM) son las fuerzas políticas que, con más o menor éxito, vivieron y se extinguieron en los últimos 25 años.
En casi todos los casos, se trató de negocios familiares o de grupos políticos, sindicales y hasta eclesiásticos, que sólo sirvieron para enriquecer a sus dirigentes.
Después de la transición, la única fuerza política que logró insertarse con éxito en el sistema político mexicano fue el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en el año 2014.
El partido fundado por Andrés Manuel López Obrador debutó en las elecciones federales de 2015, y su éxito fue tal, que de inmediato desplazó al PRD (con el que competía como la opción política de la izquierda mexicana) y en sólo tres años conquistó la Presidencia de la República.
Diez años después de haber obtenido el registro, en un proceso semejante al que se ha abierto en este enero, Morena es hoy la primera fuerza política nacional.
¿Es necesaria otra fuerza política en México?
La respuesta es sí, indudablemente. Cuando PRI y PAN se han vuelto irrelevantes políticamente, y MC sigue siendo en realidad dos partidos locales grandes (en Jalisco y Nuevo León), Morena se enfila hacia la construcción de un nuevo régimen de partido hegemónico.
Sus aliados, PVEM y PT, son dos grupos de oportunistas que sirven a Morena para disfrazar candidaturas, amplificar su votación y darle la vuelta a las reglas de sobrerrepresentación, hacer enjuagues políticos en el Congreso y poco más. Ni el Verde ni el PT, son partidos del que surjan ideas, políticas públicas, agendas relevantes o políticos presentables. Todo lo contrario, gracias a su alianza con el oficialismo hoy pueden servirse de más recursos del erario (su única finalidad).
Hoy más que nunca haría falta una alternativa política realmente nacional, inteligente, congruente con un ideario, capaz de conectar con millones de ciudadanos desencantados con Morena y también con el PRI y Acción Nacional.
Una alternativa que le diga algo a millones de jóvenes nacidos después de la alternancia del año 2000, y que cada vez pesan más en el padrón electoral.
¿Quiénes buscan conformar nuevos partidos son esa alternativa?
La respuesta es no, lamentablemente. De las 18 organizaciones que hasta el momento han manifestado su intención de crear un nuevo partido ante el Instituto Nacional Electoral, destacan sólo dos, pero no por buenas, sino por lo insólito de sus postulados.
Se trata de dos organizaciones de ultraderecha, afines al sometimiento de México frente a Estados Unidos, y apoyadores del próximo presidente norteamericano, Donald Trump.
Por un lado está el Partido México Republicano, dirigido por Juan Iván Peña Neder, un controvertido personaje involucrado en polémicas cuando fue funcionario de la Secretaría de Gobernación, ligado a Elba Esther Gordillo, autodefinido como “ciudadano conservador” y promotor del “conservadurismo pronorteamericano”, cercano a movimientos neonazis y defensor de una agenda antiderechos.
El otro es Movimiento Viva México, dirigido por Eduardo Verástegui, un actor metido en política que intentó ser candidato independiente a la Presidencia en 2024 y que también defiende una agenda contraria al aborto, la eutanasia, el matrimonio igualitario y la adopción homoparental.
Entre los 18 inscritos hasta el pasado 17 de enero en el INE, figura también la agrupación Alternativa Popular, dirigida por el expriista chiapaneco César Augusto Santiago, quien no quita el dedo del renglón, a pesar de haber intentado infructuosamente candidaturas independientes y nuevos partidos en los últimos 15 años.
¿Quiénes más se apuntarán?
A partir de hoy quedarán 11 días para que las agrupaciones acudan al INE a inscribir su aviso de intención, y en ese periodo podrían aparecer “nuevos” viejos conocidos.
Uno de los que podrían reaparecer es el Partido Encuentro Social y/o Solidario, de Hugo Eric Flores, que ya obtuvo el registro en 2014, lo perdió en 2018, lo volvió a obtener en 2020 y lo perdió en 2021. Ligado a los evangélicos, el PES tiene actualmente registro local en una veintena de estados.
El extinto Fuerza por México, del líder sindical Pedro Haces, también podría regresar con nuevas siglas, aunque su dirigente real es actualmente diputado federal por Morena y mano derecha del coordinador Ricardo Monreal, en San Lázaro.
Pero quizás la inscripción más esperada es la del Frente Cívico Nacional, que encabeza el exdirigente del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, y en la que confluyen personajes como Gustavo Madero, exlíder del PAN; Cecilia Soto, excandidata presidencial del PT; Emilio Álvarez Icaza, exsenador sin partido, y otros personajes expanistas y experredistas, como Fernando Belaunzarán y Amado Avendaño.
Además del FCN, confluyen en este proyecto la Unión General de Obreros y Campesinos (UGOCEM) y México Unido (MU).
Este grupo, ya conocido como Plataforma Ciudadana, ha anunciado que estará el miércoles 22 de enero en el INE para iniciar el trámite, acompañado de ciudadanas y ciudadanos, y de sus nuevos fichajes en la estructura directiva: Edmundo Jacobo, quien durante 15 años fue secretario ejecutivo del INE; José Antonio Crespo, analista político; Guillermo Valdés, director del CISEN en el gobierno de Felipe Calderón; Rodrigo Morales, exfuncionario del IFE; la economista Adina Chelminsky, y Enrique de la Madrid, quien aspiró a la candidatura presidencial del PRI en 2024, entre otros.
¿Qué deben hacer para obtener el registro?
Los interesados en crear nuevos partidos políticos deberán acreditar una serie de requisitos ante el INE para obtener su luz verde para ir a buscar afiliados y llevar a cabo las asambleas que se requieren para obtener el registro: pueden ser 200 distritales con al menos 300 asistentes, o 20 asambleas estatales con mínimo 3 mil personas.
El INE les habilitará una aplicación móvil para registrar a sus afiliados, que deberán representar, al menos, el 0.26 por ciento del padrón electoral; esto es, 256 mil 30 ciudadanos con credencial para votar.
Las asambleas estatales o distritales deberán llevarse a cabo durante 2025 y, antes del 25 de febrero de 2026, la organización solicitante deberá llevar a cabo su asamblea nacional constitutiva.
El INE verificará las afiliaciones, las asambleas y que los interesados cumplan con las reglas de financiamiento, fiscalización y evitar apoyos de sindicatos o iglesias, uso de recursos públicos o apoyos desde el extranjero.
En febrero de 2026 el INE estará informando qué organizaciones cumplieron los requisitos y otorgará un registro como partidos político nacional condicionado. Esto es, los nuevos partidos podrán participar en las elecciones federales intermedias de 2027, pero sólo si en esos comicios alcanzan mínimo el 3 por ciento de la votación nacional por sí solos (no pueden aliarse) estarán en la boleta en la elección presidencial de 2030.
El antecedente inmediato anterior es ilustrativo del gran interés de grupos de toda índole por crear un partido, cuántos lo logran y cuántos sobreviven: en 2019, 106 organizaciones notificaron al INE su intención de constituir un nuevo partido; 89 solicitudes fueron procedentes, pero sólo siete lograron las asambleas. De esos partidos, sólo tres obtuvieron el registro y participaron en las elecciones federales de 2021 (PES, RSP y FxM). Ninguno de los tres llegó vivo a los comicios de 2024.
En este 2025, la ruta y las reglas son claras; que de ahí surja una alternativa real… eso sí está por verse.