Por Lourdes Gabriela Balderrama Otero
En los últimos años, Hermosillo ha llamado la atención de varias organizaciones internacionales, quienes no solamente han destacado los desafíos y oportunidades de nuestra ciudad, sino que han trabajado en conjunto con instituciones locales para la creación de instrumentos de diagnóstico muy valiosos para el presente y futuro de nuestro entorno urbano. Uno de estos instrumentos es el estudio ‘Hermosillo a Escala Humana’, realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank) en colaboración con la Universidad de Sonora y el Ayuntamiento de Hermosillo.
En él se menciona la necesidad de tener un proyecto de recuperación y valorización del sistema de cerros de la ciudad y de los espacios verdes públicos urbanos, con el objetivo de garantizar su protección mediante el amortiguamiento de estas áreas, así como la integración de elementos naturales y paisajísticos cuidando que sean accesibles a la población. Esto busca ampliar el espacio público facilitando e incentivando a los usuarios a respetarlo y disfrutarlo, potenciando la riqueza de nuestra vegetación nativa y los múltiples servicios ambientales que trae consigo.
Para tener un poco de contexto sobre la importancia de impulsar este tipo de proyectos en Hermosillo, cabe recalcar que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada ciudad debe disponer de entre 10 y 15 m2 de área verde por habitante como mínimo, los cuales deberán de estar disponibles con respecto a la densidad poblacional de cada una de sus zonas. Nuestra capital es una de las ciudades con los índices más bajos en este aspecto, ya que, de acuerdo al estudio mencionado anteriormente, tan sólo contaba con 2.14 m2 de área verde por habitante a la fecha de elaboración del mismo.
La cifra resulta alarmante, puesto a que el déficit de estos espacios, repercute negativamente no sólo en la cantidad y calidad de servicios ambientales que éstos nos proveen, sino que hacen que la población se desplace — a veces en trayectos muy largos y de manera motorizada –, a las escasas áreas verdes diseminadas por la ciudad. Y con los problemas de movilidad que afligen a nuestra capital, podemos imaginar lo desafiante que esto significa.
Estos instrumentos de diagnóstico concluyen que es de suma importancia la creación de un Plan Maestro de Espacios Públicos, por lo que en el nuevo Programa de Manejo Integral de Drenaje Pluvial e Infraestructura Verde de la ciudad de Hermosillo (PMIDPIV 2022), se plasmó un listado de los 10 proyectos más importantes de espacio verde público, los cuales ya se han estado trabajando a través del IMPLAN y diferentes asociaciones de colectivos ambientalistas y empresas particulares comprometidas con el medio ambiente. Todo esto con el objetivo de disminuir el impacto de los escurrimientos pluviales en vialidades generando sistemas de retención que contribuyan a la reducción de los riesgos de inundación, incrementando la humedad en el suelo y favoreciendo el crecimiento de la vegetación nativa de cada uno, lo que conllevará a la generación de microclimas y temperaturas más benévolas durante los meses más calurosos del año.
Además de los beneficios mencionados en el párrafo anterior, impulsar estos espacios verdes públicos nos llevará a un aumento considerable de la cobertura vegetal en el entorno urbano de nuestra ciudad, lo cual ayudará directamente a la mitigación de los gases de efecto invernadero que tanto aquejan a la capital sonorense. De acuerdo con los resultados expuestos en el inventario realizado por IDOM para el Programa CES (Programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles | Hermosillo 2018), Hermosillo es de los municipios con mayor índice de emisiones GEI per cápita (8.6t CO2e) de México, con emisiones 43% superiores a la media mexicana (6 t Co2e). Esto nos demuestra la urgencia con la que se deben tomar acciones para contrarrestar las condiciones actuales.
Los 10 diez proyectos están descritos dentro del capítulo de Infraestructura Verde del PMIDPIV 2022, y están ubicados en puntos estratégicos con respecto a las escorrentías de los cerros aledaños. Por ejemplo, al norte de la ciudad, se identificaron el Parque Urbano Cerro Colorado, el Parque Urbano Hermosillo Norte, el Eco-parque Bosque de Palofierros y el Cinturón Verde Atardeceres. Este último, genera una continuidad con el Parque del Cerro Johnson, que gracias a grupos ambientalistas, se ha convertido en un proyecto de punta por sus prácticas de conservación de espacios naturales. Al surponiente de la ciudad, se ubican el Parque Lineal El Jagüey y el Ecoparque Metropolitano, ambos en las inmediaciones del Estadio de Béisbol Fernando Valenzuela. En el centro de la ciudad se encuentra el Parque Biocultural Cerro de la Campana, mientras que, en la zona norte de este mismo sector, tenemos el Bosque Memorial Panteón Yáñez, y en la zona sur del mismo el Ecoparque Santa Martha junto a los cerros de La Cementera. Por último, en la zona sur de la ciudad se designó el Parque Altares.
Resultan loables estos esfuerzos por reverdecer la ciudad mediante estrategias de manejo integral del agua pluvial y técnicas de infraestructura verde, ya que desde 1878 — año en el que se creó el Parque Madero –, no se han logrado construir parques de similar envergadura en un contexto completamente urbano. Esperemos con esto ver más pulmones verdes tan necesarios para nuestra coexistencia en una ciudad de climas tan extremos como nuestro Hermosillo.
Arquitecta. Maestra en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable. Colaboradora del área de proyectos de Caminantes por la Conservación del Desierto, AC. Integrante de la RED Hermosillo ¿Cómo Vamos?