Hermosillo, Sonora.- En un estado como Sonora, que destaca por ser uno de los lugares más calurosos del mundo, los ciudadanos han tenido que evolucionar sus formas de sobrevivir a las altas temperaturas, un aspecto que no solo condiciona su estilo de vida, sino también sus actitudes y conductas.
Alejandro Aguilar Zéleny, antropólogo y profesor investigador del Instituto Nacional de Antropología (INAH) Sonora en el área Social, declaró que en los mitos y tradiciones de los pueblos originarios de esta zona desértica de México el comportamiento del humano se plasmaba en debilidad como la soberbia, el orgullo, envidia, coraje, guerras entre comunidades, y ante esto ‘seres poderosos’ “bajaron el sol” para castigar a la gente por “mal portados”.
Se habla de cómo uno de estos seres “nos perdonó, subió el sol”, pero no tan alto como estaba, y esto podría ser una analogía sobre los cambios climáticos y los ciclos de la tierra.
Zéleny apuntó que el clima determina parte de la existencia y formas de vivir de los sonorenses, mismos que se adaptan a este factor, como el caso de los pápagos, quienes construían las casas hundidas en la tierra para lograr una temperatura más fresca, o como los comca’ac, que cortaban ocotillo para construir de este material sus hogares.
Esto también se pudo ver en las zonas urbanas durante los años 1950 a 1970, donde los ciudadanos dormían fuera de sus casas en catres y en los ‘tendidos’.
“El tiempo de verano, de calor, determina gran parte de nuestra existencia y ha dado forma a distintas maneras de vivir y habitar el desierto. Ha generado distintas arquitecturas, distintas de resistir el calor. Las ramadas, los espacios arbolados, los patios amplios, los solares son de alguna manera microclimas y esto ha dado una forma de vivir habituada al desierto, al clima; implica desde originalmente comenzar la jornada muy temprano antes de que salga el sol”, dijo.
El antropólogo señaló que en la actualidad a las nuevas generaciones se les está enseñando a sobrellevar las altas temperaturas en una zona refrigerada, a diferencia que antes en los pueblos practicaban rituales ante los fuertes rayos del sol e incluso se competía para ver quién soportaba más tiempo sin tomar agua.
Ante esta explicación, Proyecto Puente acudió a la Universidad de Sonora (Unison), en Hermosillo, a preguntarles a los estudiantes sobre si consideran que el calor afecta o no el humor y actitud de las personas.
Iván Contreras es un joven de 26 años que, si bien personalmente no se irrita por el calor, sí cree que las condiciones pueden provocarlo.
“Puede ser que el calor irrita a la gente porque nos pone todos sudados y en una situación muy incómoda”.
Jesús, de 22 años, opinó que el calor modifica el humor de las personas ante un cambio drástico de la temperatura.
“Yo diría que sí, mayormente porque es un cambio drástico salir de lo helado a lo caliente, entonces sí afecta demasiado”.
Victoria, de 18 años, consideró que al exponerse a altas temperaturas el estado de ánimo de las personas puede verse afectado.
“La verdad yo creo que sí porque he visto bastante a mis amigos de mal humor con todo el calor y también hasta yo he tenido cambios de humor por el calor”.
Al respecto, Proyecto Puente buscó la opinión y análisis de una psicóloga para ahondar más en el tema.
Melissa Haros, psicóloga clínica en Hospital San José de Hermosillo, indicó que los cambios de estación repercuten en el ánimo de los ciudadanos, como en invierno donde aumentan los casos de depresión.
La especialista mencionó que la exposición a temperaturas de más de 40 grados representa un riesgo para la salud, principalmente la física, pues ese entorno el cerebro lo percibe como una amenaza, siendo un estresor ambiental, donde también se puede presentar aumento de pes, de sueño y más antojos por comer, mientras que en la personalidad la respuesta conductual tiene una alta posibilidad de que sea hostil y agresiva.
Finalmente, Haros declaró que el sonorense puede que hable más fuerte, golpeado, o se muestre con cara seria, pero esto es una respuesta al calor que se está combatiendo, ya que el hipotálamo, que es el encargado del calor y el sueño, está activado.