Apenas el fin de semana el profesor Nelson Vargas me comentaba varios aciertos de los organizadores de los Juegos Olímpicos París 2024: primera inauguración afuera de un estadio, reconocimiento a toda la comunidad migrante de Francia y la paridad de género en la ceremonia, pero todo resultó ser una ilusión, una pantomima exhibida a las pocas horas de iniciar las competencias.
Un violador condenado en 2016 por abusar de una niña de 12 años recibió todas las credenciales del Comité Olímpico Internacional para participar con la selección de Holanda en voley de playa. Él mismo aceptó los cargos por los que solo estuvo un año en prisión. Sin embargo, el público de los Juegos Olímpicos se encargó de abuchearlo en su debut del domingo y de paso exhibir a las autoridades deportivas por sus políticas contradictorias.
No puede quedar como una anécdota el extraño reglamento, debe haber una discusión de fondo en el caso de Van de Valde, a quien el Comité Olímpico Internacional (COI) lo defiende porque lo ve como un violador reinsertado.
Rita Segato, la feminista cuyas tesis inspiraron: Un violador en tu camino, asegura que la violación no solo es el acto sexual en contra de la voluntad de la persona, sino un acto de poder, de dominación, es un acto político que no importa a los organizadores de la justa olímpica.
Sin embargo, del otro lado de la moneda decide ejercer todo el peso del reglamento, al correr de la villa olímpica a una deportista de 22 años por haber salido de noche sin pedir permiso. Se trata de la brasileña Ana Carolina Vieira de 22 años. Seguro tiene razón el comité en hacerlo porque sino cada deportista haría lo que quisiera durante su estancia, pero no creo que eso sea más grave eso que distinguir a un violador de una niña aun cuando haya pagado una condena de menos de 12 meses.
Pero no son todas las contradicciones mostradas durante la justa deportiva. Integrantes de dos delegaciones de países en situación de guerra están en disparidad de trato y/o preferencia de las autoridades del COI. Es que se negó la participación a deportistas de Rusia por la ofensiva de su ejército en contra de Ucrania aunque no tienen ninguna relación con el régimen de Vladimir Putin. Son solo deportistas de alto rendimiento que, incluso, están en contra de la invasión de sus fuerzas federales, pero los trataron como responsables.
Es una decisión que pudiera ser acertada el no admitir delegaciones de países en guerra porque las olimpiadas representan la paz y unión mundial, pero hay cambio de criterios cuando se trata de Israel, nación en constante combate militar contra Palestina, pues tiene una representación en los Juegos Olímpicos de París 2024, entre los que hay algunos soldados atletas, entre ellos destaca el abanderado de la delegación israelí Peter Paltchic, yudoka y militar activo, quien recientemente fue él mismo, quien a través de su red social X publicó una foto de misiles argumentando el lanzamiento sobre la población civil palestina y mencionó: “de mi parte para todos ustedes, con gusto”. Hay otros soldados israelíes que participan en la justa olímpica y han estado también en el genocidio contra Gaza siendo publicadas sus hazañas bélicas con orgullo en sus redes sociales.
El COI no considera equivalentes ambos conflictos porque de acuerdo con Pierre-Oliver Beckers, miembro del Comité y presidente de la Comisión de Coordinación de los Juegos, la sanción a los rusos civiles se debe a que el Comité Olímpico Ruso se ha burlado de elementos esenciales de la Carta Olímpica, según él.
UPPERCUT: Son esos temas los que manchan París 2024 y en los últimos casos toman una posición política por encima de la disciplina deportiva en esta edición cuyo pilar es la paz y las treguas globales que fue solicitada por la ONU como un requerimiento para celebrar los juegos. Estos criterios deberían estar siendo cuestionados y discutidos por los grupos sociales y civiles de influencia internacional, incluyendo la propia Asamblea General de las Naciones Unidas.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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