Hermosillo, Sonora.- Nueve estudiantes del Tec de Monterrey campus Hermosillo generación 2019-2024 hicieron historia al ser los acreedores del Premio Nacional CENEVAL en sus respectivas carreras.
Lucía Canseco, directora del campus, expresó que es la primera vez que alumnos de cada una de las diferentes ofertas educativas que ofrece el plantel recibe este galardón.
“Estamos muy orgullosos, porque es la primera vez que todas las carreras que realizan el CENEVAL ganaron por lo menos un premio”, compartió Lucía Canseco, directora del campus.
Los ganadores fueron Lorenia Beilis de Arquitectura; Roberto García de Licenciatura en Estrategia y Transformación de Negocios; Carlos Portillo de Licenciatura en Finanzas; Ana Cecilia Flores de Licenciatura en Mercadotecnia; Marian Rosales de Licenciatura en Negocios Internacionales; María Córdova de Ingeniería Industrial y de Sistemas; Pedro González de Ingeniería Mecatrónica; Fernando Mendívil de Ingeniería en Tecnologías Computacionales; Randy Ortega de Ingeniería en Tecnologías Computacionales.
Los estudiantes compartieron cuáles fueron los principales aprendizajes que obtuvieron durante su carrera universitaria entre los que destacaron atreverse a salir de su zona de confort, realizar actividades artísticas y deportivas, buscar un balance, crear conexiones, no rendirse y regresar su granito de arena.
Fernando Mendívil destacó que se atrevió a inscribirse en sus prácticas profesionales, a pesar de que “no era una persona que se aventara mucho”.
Lorenia Beilis recordó con orgullo uno de sus proyectos, no solo porque fue seleccionado para la Gala de Arquitectura que realiza la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño anualmente en el Museo de Arte de Sonora, sino porque al momento de realizar la presentación final de éste, ella se encontraba en una lucha interna consigo misma.
“Presentar en público siempre fue algo retador para mí, y el poder enfrentarme yo misma a todos esos miedos y esas inseguridades que tenía para poder presentar de forma adecuada mi proyecto, la verdad es que fue algo que me hizo darme cuenta de que tanto académica como personalmente puedo lograr muchas cosas”, compartió la Arquitecta.
María Córdova aseguró que aprendió a llevar un balance entre la vida profesional y personal y a comprometerse con su bienestar propio.
“Es importante balancear tus estudios, actividades y tiempo personal para mantener un buen rendimiento académico y disfrutar tu experiencia universitaria”, reiteró Carlos Portillo.
Por su parte, Pedro González, destacó que este consejo también es aplicable en la forma en que se abordan los estudios, pues advierte que aunque domines un área sobre las demás, es importante también conocer las demás.
“Aunque el objetivo es tener conocimientos de cada área que comprende tu carrera, también es relevante desarrollar la capacidad de integrarlos cohesivamente”, opinó el Ingeniero en Mecatrónica. “Es normal tener más experiencia y dominar mejor un área específica sobre las demás, pero lo importante es estudiar y comprender también las bases del resto de los ejes”.
Además, destacaron que aprendieron a crear conexiones con sus profesores, compañeros y profesionales.
“Conocí a muchas personas y aprendí mucho no solo de mi carrera si no de otros ámbitos importante en el mundo laboral”, agregó Randy Ortega.
Ana Cecilia compartió que el mayor aprendizaje que aprendió en su carrera fue no rendirse, pues sus inicios de la vida universitaria requirieron de mucho esfuerzo y perseverancia, desde el proceso de admisión hasta los primeros meses de adaptarse a un ritmo de vida diferente.
“Tuve que hacer el examen de admisión dos veces, y por eso entré con la mentalidad de que le tenía que echar un chorro de ganas. Se necesita de mucho interés por aprender y disciplina, sin embargo, con mucho esfuerzo de mi parte poco a poco pude ir adaptándome mejor y alcanzar metas.
Por su parte, Fernando recordó como en un momento consideró dejar la carrera, pero al hacer una introspección se dio cuenta el desarrollo de software es la mayor pasión que tiene.
“Afortunadamente tuve buenos compañeros; les pedí ayuda para poder pensar en la situación y me apoyaron durante el tiempo que necesité.
“Consideré cómo el desarrollo de software es realmente mi mayor pasión, y me puse a pensar en qué era lo que sentía y quería en realidad. Al final me di cuenta de que era principalmente estrés y un autosabotaje momentáneo que tenía que superar, y lo logré”, recontó el Ingeniero en Tecnologías Computacionales.
Por último, destacaron la importancia de contribuir a la sociedad, ya sea a través de actividades de voluntariado, servicio social o proyectos que ayuden a comunidades vulnerables.