Por Pepe Suárez
En la actualidad 2023 dimensionar lo que implica la palabra epidemia (enfermedad que se propaga rápida y activamente con lo que el número de casos aumenta significativamente) en los que respecta a la adicción a los opioides (el fentanilo entre ellos) y la fatalidad que está provocando en Estados Unidos con cientos de miles de muertes por sobredosis de drogas, no tenia un marco de referencia en ese país y en el nuestro menos. Por ejemplo, se sabe por estudios científicos que, en el año de 2012, se emitieron 259 millones de recetas de opioides. Para contextualizar esto, basta con darle a cada ciudadano su propio frasco de pastillas. Estos derivados de los opioides farmacéuticamente presentados como analgésicos y recetados por médicos certificados representaron casi 19 000 muertes por sobredosis en 2014, con más de otras 10 000 muertes por sobredosis relacionadas con el consumo de heroína.
En el 2017, el ya expresidente Donald Trump declaró la epidemia de opioides como emergencia nacional de salud pública. Fue el reconocimiento oficial de una crisis sociosanitaria que emergió en los 90, época en la que las compañías farmacéuticas comenzaron a recetar indiscriminadamente analgésicos opioides El 2021 La familia Sackler (una de las más ricas de Estados Unidos), propietarios de Purdue Pharma fabricante de OxyContin, analgésico altamente adictivo al que se atribuye la muerte de 500.000 personas por sobredosis en el periodo de 1999 al 2019, fueron judicialmente penados por un juez de Nueva York que le impuso a su farmacéutica el pago de 4.500 millones. Esta indemnización, que abonarán los actuales dueños, se destinará a paliar la epidemia de los narcóticos. Asimismo se disuelve la farmacéutica y pone sus activos en una nueva sociedad no controlada por miembros de la familia Sackler. La nueva empresa estará bajo la dirección de un fideicomiso y se orientará a combatir la adicción a los opiáceos en comunidades estadounidenses que responsabilizaron a Purdue Pharma y sus propietarios de haber comercializado agresivamente el OxyContin, rebajando el peligro de su uso y los riesgos de sobredosis.
Así entra en escena el “fentanilo” un opioide sintético que es hasta 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. Es un importante factor contribuyente a las sobredosis mortales y no mortales en los EE. UU. Hay dos tipos de fentanilo: el fentanilo farmacéutico y el fentanilo fabricado ilícitamente. En su modalidad recetada, el fentanilo se conoce como Actiq®, Duragesic® y Sublimaze®, también se ha identificado en pastillas falsas, que imitan drogas farmacéuticas como la Oxicodona.
Es por estos antecedentes que nuestra opinión acerca del Fentanilo y la problemática que representa para nuestro Estado de Sonora y nuestro país, no resulta nada alentador, ya que es un problema “derivado” de una potencia mundial que fue rebasada en su asistencia social y política de salud pública; legislando para su contención, por ambas cámaras un acuerdo que implico la pronunciación y reconocimiento del fracaso en su solución, por parte del Presidente y elevándolo en términos de seguridad social al grado de “Epidemia Nacional”, a un problema que se pensaba solo era una cuestión de médicos favoreciendo un medicamento a sus pacientes.
Pepe Suárez es experto en adicciones con más de 20 años de experiencia en los diferentes ámbitos de abordaje al problema (Prevención, Intervención, Tratamiento y Post- Tratamiento).