Con cerca de 200 mil víctimas de homicidio doloso en este sexenio, son pocos quienes pueden afirmar temerariamente que la 4T ha restablecido la Paz en México, salvo si son candidatos o férreos partidarios del partido en el poder.
Los datos, si bien son fríos, nos dan mucha claridad acerca del panorama de la inseguridad y violencia que se vive en el país.
Esta semana el Instituto para la Economía y la Paz (IEP, por sus siglas en inglés), dio a conocer los resultados de su Índice de Paz México 2024, donde si bien se reconoce que en 2023 bajaron los homicidios 5.3%, también revela otros indicadores que nos dejan claro lo lejos que estamos aún de alcanzar la paz.
Vale la pena recordar que el IEP es un laboratorio de ideas mundial con sede en Sídney, Australia, y oficinas en Nueva York, Ciudad de México y La Haya. Dicho Instituto está presidido por el empresario tecnológico Steve Killelea.
Gracias a su iniciativa y a la metodología desarrollada por el IEP, cada ciudadano del mundo conoce cuánto le cuesta la inseguridad y qué tan lejos está de su país de alcanzar la paz.
Entre esos otros indicadores que advierten la difícil situación de inseguridad que atraviesa México, destaca que según el Instituto, nuestro país tiene aún una de las 14 tasas de homicidios más altas del planeta, a pesar de no tener formalmente ningún conflicto armado en su territorio.
Además, nuestro país es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser político. La violencia política ha ido en aumento durante los últimos tres años, con el asesinato de al menos 170 figuras políticas y funcionarios gubernamentales en 2023, frente a 50 en 2020.
La violencia política afecta desproporcionadamente a los miembros de los poderes ejecutivos, señala el informe, pues alcaldes, gobernadores y miembros de gabinetes actuales y anteriores, son las víctimas de más de la mitad de todos los ataques políticos registrados.
En los últimos 6 años, resalta el documento, el mayor número de eventos de violencia política se ha registrado en Guerrero con 128, seguido de Veracruz y Oaxaca.
Además de los políticos, las fuerzas del orden también han sido alcanzadas por la violencia. Desde 2018, más de 2 mil 600 policías han sido asesinados, precisa el Instituto.
Esto equivale a una tasa promedio anual de homicidios de policías de 96.8 asesinatos por cada 100 mil agentes, lo que sugiere que ser policía en México es casi cuatro veces más peligroso que ser un ciudadano promedio.
Por otra parte, según el Índice de Paz México 2024, en el 2023 se denunciaron más de 12 mil casos de personas desaparecidas, la cifra más alta jamás registrada en la historia del país.
Toda esta violencia e inseguridad tiene un alto impacto económico. Se estima que en 2023 el impacto de la violencia tuvo un costo global de 4.9 billones de pesos (245 mil millones de dólares), lo que equivale al 19.8% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Así, el impacto económico de la violencia fue casi seis veces mayor que las inversiones públicas realizadas en salud y más de cinco veces superior a las realizadas en educación durante 2023.
De esta manera, el impacto económico de la violencia fue de 37 mil 430 pesos por persona en 2023, más del doble del salario promedio en México.
El informe también detalla que el gasto de México en seguridad pública y el sistema judicial en 2023 fue igual al 0.65% del PIB, menos de la mitad del promedio tanto para América Latina como para otras naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
De hecho, el IEP advierte que el gasto en seguridad pública disminuyó en un 41.9% entre 2015 y 2023, mientras que el gasto en el sistema judicial se redujo un 9.1%.
Todas estas cifras nos advierten algo muy evidente: 1. Mientras no logremos recuperar la paz y la seguridad, no experimentaremos un verdadero avance en nuestro desarrollo económico como Nación, y 2. Si el próximo Gobierno federal continúa la política de reducir la inversión en seguridad, de facto estará entregando el control del país a los criminales. La pregunta es: ¿Nos podemos dar el lujo de permitirlo?
