Estamos a las puertas de una grave crisis nacional de abasto de agua, pero como ya es costumbre el Gobierno federal minimiza el problema y en vez de asignar recursos extraordinarios para enfrentar la situación, parece esperar a que todo se resuelva “milagrosamente”.
La realidad es que los números de la propia Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) no dan para esperar milagros. De acuerdo con el Monitor de Sequía en México, de los 2,471 municipios que hay en el país, más de la mitad ya no tienen agua suficiente, es decir, 1,565 padecen algún grado de sequía, 499 están anormalmente secos y solamente 407 no tienen afectación.
En este monitor destaca el caso del puerto de Guaymas, que está categorizado como municipio con sequía excepcional, el nivel más severo, que se traduce en que hay pérdidas extraordinarias y generalizadas de cultivos, existe un riesgo excepcional de incendios, escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos, y es probable una situación de emergencia debido a la ausencia de agua.
El problema está cobrando relevancia a nivel nacional, ya que en los últimos días se han registrado niveles bajos en las fuentes que alimentan al Sistema Cutzamala, el cual abastece de agua a varios municipios del Estado de México y a varias alcaldías de la Ciudad de México.
Incluso, algunos expertos han señalado que existe el riesgo de que el Valle de México llegue al “día cero” en menos de cinco meses, lo que se traduciría en limitar el suministro habitual y solo destinarse agua a servicios esenciales.
En consecuencia, la Secretaría de Finanzas y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México han anunciado que algunas alcaldías de la Ciudad recibirán agua por tandeo.
De acuerdo con el Organismo de Cuencas del Valle de México, hasta la fecha el sistema Cutzamala se mantiene al 36.9% de su capacidad.
No se necesita ser un experto en temas hídricos para entender que la situación de Sonora podría estar mucho más complicada que la del Centro del país.
En nuestro estado, la cuenca del Rio Yaqui es la más importante ya que abastece de agua a Cajeme, permite el riego de cultivos en el Valle del Yaqui y además ayuda a completar el abasto de agua en la capital del estado.
Pues bien, al 15 de febrero, las presas de la cuenca del Río Yaqui se encuentran en promedio al 22.5% de su capacidad y en el caso de El Novillo está al 16.3% de su capacidad, peor que el sistema Cutzamala en el Centro del país.
En contraste, a la misma fecha pero de 2023, el sistema de presas estaba al 53.7% de su capacidad y en particular El Novillo se encontraba al 46.9%.
¿Cuál es el problema? Las lluvias han brillado por su ausencia y en consecuencia se desplomaron las aportaciones a las presas de esta cuenca.
De octubre de 2023 a febrero de 2024, las presas El Novillo, La Angostura y El Oviáchic, han captado solamente 127.4 millones de metros cúbicos, esto es 78% menos agua que los 589.4 millones de metros cúbicos recibidos en los mismos meses, pero del ciclo 2022-2023.
La mala noticia es que el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha alertado que el 2024 podría convertirse en el año más caluroso de la historia moderna, lo que a su vez implicaría una mayor sequía.
En el Congreso Federal ya se ha exhortado a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y a la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) para que emitan una declaratoria de desastre natural por sequía severa, extrema o excepcional en el centro del País.
Esto permitiría la posibilidad de acceder a recursos extraordinarios del Fondo de Desastres Naturales, para atender la emergencia.
También sería importante que el Gobierno federal apoye a estados y municipios para invertir en la rehabilitación de las redes de agua potable de los principales centros urbanos, ya que en ellas se puede perder hasta más del 40% del agua en fugas.
Lamentablemente y a pesar de los propios datos oficiales de CONAGUA, el Gobierno federal insiste en minimizar el problema, asegura que está politizado y, por lo tanto, no parece tener en mente asignar recursos para la emergencia.
Al final de cuentas, parece que el verdadero milagro no es que en los próximos meses llueva y suban los niveles de las presas en el país, más bien milagro sería que el Gobierno federal se sensibilizara, hiciera a un lado la política y “chorreara” recursos extraordinarios para garantizar el abasto de agua a las y los mexicanos.
Twitter: @gomezreyna