Modesto era una jirafa macho con una vida triste y difícil en Chihuahua por las temperaturas extremas de la geografía local. Por las históricas heladas de 2011 su cola y orejas necrosaron, como llaman los médicos a la muerte de los tejidos, y hace un año falleció.
En el Parque Central de Juárez, donde estuvo su casa por 20 años, tampoco le crearon un espacio adecuado para garantizar condiciones para desarrollarse. Nunca nadie protestó porque era la sensación e icono de cuatro generaciones de Juárez.
Pero creímos que nunca más una jirafa volvería a vivir en Ciudad Juárez hasta que el gobierno de la panista Maru Campos se llevó a Benito porque las visitas al Parque Central disminuyeron y pensó que era una buena idea tener a otro macho de la misma especie sin importar de nuevo las condiciones en que se expusiera.
Benito llegó en mayo y desde su traslado se cometieron todo tipo de violaciones a la ley. Recién llegado se hizo viral con una foto tomada por un ciudadano cuando estresada intentaba protegerse de los rayos del sol de más de 40 grados con un barrote del Parque Central.
En la primavera una sombrilla resultó insuficiente para su cuerpo y su estancia carece de vegetación. El Parque Central no tiene condición de zoológico. Ahora, en este invierno se le congelan las pestañas y la saliva. Solo tiene una caseta sin puertas y muchas noches se queda afuera.
Como noticia internacional, el mundo observa la vida miserable que le están dando a Benito y se sorprende con el terrible caos que ha significado su rescate a pesar de que el movimiento Salvemos a Benito, convertido ya en una organización de lucha contra el maltrato animal, no soltó el caso un solo día desde hace ocho meses.
Aunque ha recurrido a todas las instancias judiciales y políticas para sacar a Benito del infierno en que se convirtió Ciudad Juárez para él, no se ha podido a pesar de las promesas y supuesta voluntad política de las autoridades.
No solo es su infierno por las temperaturas extremas sino por los enredos de la administración pública local y federal para trasladarlo al Áfrican Safari de Puebla que ofreció su sede para darle una vida más decorosa a la jirafa de 5 metros de altura.
Tiene 3 años de edad y llegó procedente de un zoológico de Culiacán, Sinaloa, en un viaje por carretera de más de 1000 kilómetros, y ahora no puede salir tras el amparo interpuesto de medidas cautelares para protegerlo porque el trámite no ha terminado de liberarse en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), mientras Juárez registra heladas.
Los integrantes de Salvemos a Benito todos los días acuden para seguir su condición y aseguran que come verduras en mal estado y que los veterinarios que lo revisan no llegan a darle atención más allá de los muslos debido a que no tienen cómo llegar a su lomo o cabeza.
Ni el llamado del presidente López Obrador en una de sus conferencias mañaneras ha desbloqueado por completo los trámites para que Benito salga de aquella tortura porque la Profepa ahora quiere blindarse rigurosamente del traslado que no cuidó cuando llegó la jirafa a Ciudad Juárez como garantizar su integridad física, su salud y trato digno.
El gobierno de Maru Campos y la Profepa de Blanca Alicia Mendoza se atacan con las responsabilidades mientras Benito padece la estancia a pesar de que hace cuatro días un juez dio un plazo de 24 horas para trasladarla. Aunque el gobernador de Puebla este lunes anunció de manera oficial el traslado de Benito anoche aún no se llevaba a cabo.
¿Quién va a pagar la incompetencia y el sufrimiento de la jirafa? Además del maltrato Salvemos a Benito denuncia el pesimo trato de otras especies y la muerte de animales en el Parque Central de Ciudad Juárez. Urge que Profepa se ponga a hacer su trabajo e inicie operativos de supervisión para garantizar una vida libre de violencia de los animales en cautiverio en todo el país.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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