El “home office” puede reducir hasta en un 58 % la huella de carbono en comparación a quienes asisten a la oficina, según un estudio.
La investigación encabezada por la Universidad de Cornell en Estados Unidos (EEUU) analizó el potencial del trabajo a distancia para reducir la huella de carbono de los empleados.
La pandemia de covid-19 aumentó la prevalencia del teletrabajo que puede influir en la producción de gases de efecto invernadero por cambios en factores como los desplazamientos al trabajo y el uso de energía residencial.
El estudio evaluó las emisiones de gases de efecto invernadero de esa transición, teniendo en cuenta factores como las tecnologías de la información y la comunicación, los desplazamientos al trabajo, los viajes no relacionados con el trabajo y el uso de energía en oficinas y viviendas.
El equipo, coordinado por Longqi Yang, usó varios conjuntos de datos con más de 100 mil muestras, incluidos de los empleados de Microsoft en EEUU sobre desplazamientos y teletrabajo.
Para su estudio modelizaron las emisiones de gases de efecto invernadero de empleados de EEUU en cinco categorías y compararon las previstas para los trabajadores en la zona, los remotos e híbridos.
El modelo indicó que los empleados que sólo hacen teletrabajo tendrían una reducción del 58 % en las emisiones de gases de efecto invernadero, gracias a un menor uso de energía en la oficina.
Un día a la semana de teletrabajo redujo las emisiones previstas en solo un 2 por ciento.
Por el contrario, de 2 a 4 días de trabajo a distancia por semana redujeron las emisiones de un individuo hasta en un 29%, en comparación con los trabajadores que acuden a la oficina.
El mayor uso de las tecnologías de la información y la comunicación tuvo un “efecto insignificante” sobre las emisiones, mientras que el consumo de energía en la oficina y los desplazamientos no diarios por trabajo son importantes, escriben los investigadores.
El estudio también sugiere que maximizar los beneficios medioambientales del trabajo a distancia depende de múltiples factores, como la elección del vehículo, el comportamiento en los desplazamientos y la eficiencia energética en hogares y oficinas.