Por Berenice Domínguez
Se avecina el 30 de abril, día en el cual todos los que tenemos, conocemos o trabajamos con niños y niñas celebramos su derecho a vivir una infancia plena y feliz en sus entornos inmediatos. Y aunque tradicionalmente esta fecha se nos invita a nosotros como jóvenes y adultos a festejar a nuestros infantes y a no olvidar a tu niño o niña interior, el día de hoy quiero invitarte a llevar la celebración a la reflexión.
Si somos más conscientes de la realidad que nos rodea y prestamos atención con detenimiento a la vida que nos pasa por delante, puedo asegurarte que en algún momento has podido ver la omisión, el maltrato y el abuso hacia un menor en tu comunidad. Es por esto que en esta nota es de mi interés compartir información que nos invite a reflexionar sobre aquellas problemáticas que están aquejando actualmente a nuestros pequeños y pequeñas, pues como lo mencionaba en mi pasada intervención, todos y todas tenemos la capacidad de incidir en las personas, de generar un cambio en sus vidas que llegue a serles realmente significativo y más en una etapa de desarrollo tan crucial y determinante como lo es la infancia.
Iniciaremos primeramente hablando del panorama a nivel mundial, para esto Save The Children nos presenta en 2021 una serie de datos que enmarcan una problemática preocupante:
En el caso de nuestro país México, este se encuentra en el lugar número 90 del ranking de 172 países que mediante 8 indicadores evalúan la reducción de la expectativa de la infancia. Pese a que desde nuestro gobierno se han llevado acciones que tratan de disminuir estas condiciones a las que se ven expuestas las niñas y los niños, desafortunadamente los esfuerzos siguen siendo insuficientes, pues los pequeños continúan sufriendo de malnutrición (que no es igual a no contar con disponibilidad de alimento), deserción escolar, comienzan a trabajar, sufren violencia intrafamiliar y se presentan embarazos a temprana edad (mayormente derivados de abuso sexual).
Ahora que si ahondamos más sobre estas circunstancias a las que deben hacer frente los niños y niñas y echamos un vistazo a nuestro estado, sumamos a lo anterior también, el consumo de sustancias que desafortunadamente son una realidad que está latente en la mayoría de nuestros municipios, iniciándose el consumo cada vez a edades más tempranas.
Estos escenarios, a los que están tratando de hacer frente nuestros pequeños y pequeñas, son los que están mermando sus futuras posibilidades de desarrollo, ya que al disminuir su acceso a entornos formativos y de socialización, como la escuela, se ven expuestos a una serie de condiciones a las que ellos y ellas, en sus limitados alcances, deben atender, sobrellevar o resolver.
Mi trabajo en zonas o colonias de Hermosillo en donde las problemáticas de pobreza, adicciones y violencia han recrudecido en el último año, me ha permitido percatarme que es cada vez más necesario el trabajo cercano y de la mano con estos niños y niñas en su comunidad. El que cuenten con un espacio y personas que atiendan sus inquietudes, que escuchen su sentir sobre las situaciones que les aquejan y que, por medio de esfuerzos en conjunto, se les brinde espacios de contención, lo que es un factor que literalmente puede llegar a cambiarles la vida.
Comparto con ustedes que hace poco menos de un mes al terminar mi intervención en la comunidad, se acerca a mí una mujer joven con su nieta de meses en brazos y me dice “Mira Bere te presento a la nueva integrante de la familia” una bebé que en su inocencia me ofreció una hermosa sonrisa mientras yo solo podía pensar : “por el hecho de ser mujer ya tienes al menos el 50% de probabilidades de no concluir tu educación básica, pues o tienes que abandonar la escuela por las condiciones de pobreza de tu familia o porque no hay nadie que te brinde apoyo escolar para que resuelvas tus dudas de clase o finalmente quedas embarazada y tienes que hacerte cargo de tu nuevo rol (como muchas otras niñas que hace 5 años conocí y hoy por hoy ya son madres de por lo menos dos bebes).
Es innegable que problemáticas sociales hay muchas, cada estrato social tiene sus características particulares y sobrellevamos estos desafíos con las herramientas socioeconómicas y emocionales de las que disponemos, pero para todo siempre hay una línea de base, que en este caso son nuestros niños y niñas que en su plena etapa de desarrollo y descubrimiento de la vida hoy están perdiendo lo que tan anheladamente nosotros como adultos deseamos que conserven: su capacidad de asombro ante las cosas, pues tristemente ya gran parte de lo que pasa a su alrededor lo ven como “parte de” algo que va por añadidura a su realidad cuando no debería serlo.
Nuevamente desde mi andar ciudadano, les hago la invitación a apostar por la infancia y para ello hace falta voluntad y constancia, pues la tarea no es fácil pero como dijo René Favaloro “Soñar, sin lugar a dudas, es tarea fecunda”. Por ello este próximo 30 de abril además de festejar a los niños y niñas a tu alrededor, genera en ellos momentos que trascenderán en el tiempo, que serán su referente cuando sean adultos y que intrínsecamente les hará un llamado a la añoranza.
“El trato que se le da a los niños es el que ellos luego darán a la sociedad”
–Karl Menninger-
La autora es Psicóloga, Gestora Social Comunitaria,Coordinadora de Fundación Don Jorge Aguilar Heredia AC e integrante de la RED HCV.