El telescopio espacial James Webb sigue dando alegrías a los astrónomos. Ahora es el descubrimiento de una de las galaxias más pequeñas, que se formó unos 500 millones de años después del Big Bang y con una gran capacidad para generar estrellas.
La revista Science publica el hallazgo realizado por un equipo internacional con participación del Instituto de Astrofísica del archipiélago español de Canarias (IAC) y la Universidad del País Vasco (norte de España) y coordinado por la Universidad de Minnesota.
Las observaciones de James Webb permitieron al equipo adentrarse hasta más allá de 13 mil millones de años en el pasado para encontrar esa galaxia única y minúscula, con un volumen que equivale aproximadamente a una millonésima parte del de la Vía Láctea.
Sin embargo, la pequeña y antigua galaxia sigue formando el mismo número de estrellas cada año y lo hace a un ritmo extremadamente alto para su tamaño, destacó el autor principal del estudio, Patrick Kelly de la Universidad de Minnesota.
Las galaxias que existían cuando el universo estaba en su infancia son muy diferentes de lo que se ve ahora, por eso esta puede ayudar a saber más sobre las características de las primeras galaxias, cómo se formaron y en qué se diferencian de las actuales, según la también firmante Hayley Williams.
Esta galaxia está muy lejos del alcance de todos los telescopios, excepto del James Webb, que fue lanzado en diciembre de 2021, y las primeras observaciones que han dado de este cuerpo celeste “son espectaculares”, agregó.
Y es que los científicos nunca habían podido observar galaxias de cuando el universo era tan joven con este nivel de detalle.
El descubrimiento fue posible gracias a la combinación de las altas capacidades del telescopio, que está ubicado a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra, con un fenómeno que se produce en el espacio.
La masa, como la de una galaxia o un cúmulo de ellas es capaz de curvar y ampliar la luz, lo que se conoce como lento gravitacional.
En este caso, la lente formada por un cúmulo de galaxias hizo que la pequeña galaxia pareciera 20 veces más brillante de lo que sería si el cúmulo no estuviera magnificando su luz.
Los investigadores utilizaron espectroscopia para medir la distancia a la que se encontraba la galaxia, además de algunas de sus propiedades físicas y químicas.
El estudio de las galaxias que existían cuando el Universo era mucho más joven puede ayudar a los científicos a responder cómo se reionizó el universo, que es una gran pregunta de la astronomía.
En su inicio, el universo pasó por un periodo de reionización, en el que circulaban electrones libres, pero no se sabe bien qué fuentes de energía provocaron ese proceso.
El telescopio James Webb puede recoger unas 10 veces más luz que su antecesor, el Hubble, que aún está en servicio, pues es mucho más sensible a las longitudes de onda más largas y rojas del espectro infrarrojo, lo que permite a los científicos acceder a una ventana de datos completamente nueva.
(EFE)