-Anuncio-
viernes, noviembre 22, 2024

¿Domesticar o dejar vivir?

Relacionadas

- Advertisement -

No sé por dónde comenzar: Si por lo que oí ayer por la mañana cuando caminaba por el parque cuando escuché una plática que venía a mis espaldas. Cuando me alcanzaron, era un señor, quien, en su brazo enseñaba a repetir a una guacamaya. Se adelantan y veo al pájaro volar. Se le va a ir, dije para mis adentros; no, el animal docilizado, regresó a posarse sobre el hombro de su eficiente instructor para continuar con el adiestramiento. O tal vez inicie por  las tareas de investigación que les dejaba a los miembros de la clase que yo impartía en una universidad, donde, al día siguiente, me entregaban, una “copia” y “pega”, impresa, sin haber siquiera leído el contenido de su indagación. O quizá deba comenzar por aquella reunión con empresarios, quienes reclamaban a las universidades, por la pobre actitud y escasa creatividad de los egresados para enfrentar los problemas que se les presentaban en el empleo, no tienen iniciativa, se lamentaban. O bien, con Verónica, aquella niña que no llegaba a los tres años, cuando, cierto día, mi esposa y yo, la llevábamos a pasear tomada de la mano, por la banqueta; en eso íbamos, cuando, oímos su exigencia: ¡Déjame vivir! La pequeña, quería jugar. Alrededor no había riesgos. Corrió, y ya cansada se atravesó entre nuestras piernas y alzando sus brazos, pidió: Ten la niña.

Quisiera ubicar, este revoltijo, en otra mezcolanza que incide puntual y/o tangencialmente en nuestra forma de ser.

En el entrenamiento de la guacamaya, se trata de un aprendizaje de repetición de contenidos, luego, con un dulcecito agradable, se refuerza, premia y estimula la respuesta de lo aprendido. El animalito ya está domesticado, es manso y obediente a las órdenes del amo. Cierto, pero, en el fondo, lo hemos debilitado, degradado y reblandecido a su animalidad salvaje. Ahora, es nuestra mascota preferida, “más inteligente” y obediente que nuestros propios hijos.

Aquí me pregunto, si en el fondo, la publicidad, más bien propaganda exhaustiva, que se dio a la obediencia y muerte heroica de Proteus en sus labores de rescate en Turquía, pudiera contener mensajes subliminales que nos induzcan hacia una “normalidad” de obediencia chata al servicio del instructor en turno. El mundo se militariza y la ¡obediencia ciega!: siega, mutila, reblandece y desalienta, llevándonos a un amansamiento, en donde podríamos estar perdiendo la ¡bravura de nuestro pensamiento! crítico y propositivo. No lo sé. Pero, tal vez, el filósofo tuvo razón cuando nos describió, como: EL mejor animal doméstico es el hombre. El viento trae hedor a misiles en donde podríamos marchar alegres hacia la destrucción.

Además, del extranjero nos han venido llegando, los distintos modelos educativos (rutinas coloniales), con la instrucción académica de ¡meter algo! en las cabecitas infantiles de los aprendices. Pero ¿Qué es lo que se vierte en aquellas intromisiones? Al escuelante le queda a-prendido lo que se le enseña. En este tenor, los sistemas de enseñanza escolar podrían ser parte de esa domesticación de la que se refería el filósofo.

Volvamos la mirada hacia la estructura de la sociedad en que vivimos, para darnos cuenta de que, sobre estos sistemas de enseñanza-aprendizaje están: El Estado <sobre> todas las demás instituciones sociales; siguiendo los pasos, se encuentran, los ministros religiosos <sobre> sus feligreses; los padres <sobre> los hijos; los maestros <sobre> el alumnado; los patrones <sobre> sus empleados. etc.

Sí le ponemos atención a este mazacote caeremos en la cuenta, que desde las alturas viene cayendo <sobre> uno, este entramado culturizador.

Ciertamente por genética somos animales gregarios, nadie puede vivir o perdurar, en soledad, sin el amparo del otro y de lo otro. Inténtelo, no se lo recomiendo, porque a los tres días la sed, lo matará. Ciertamente, para vivir en sociedad, se requiere cierto ordenamiento, que nos pide y/o nos obliga, a equilibrar nuestras querencias personales con las sociales para convivir en la <sana paz>. De no ser así, la sociedad nos impondrá la <enfermiza paz> de ponernos en paz.

En este entramado social, empiezan los jaloneos, entre las formas de gobernar: ¿democracia o dictadura? Las dos tienen pros y contras. En la primera, es la voz de las mayorías, pero el acuerdo se dificulta, y además, cualesquiera puede llegar a ser el dirigente. En la segunda, el dictador en su univocidad, su acento es ley que debe de ser acatada y para ello, teniendo para eso, el poder de la fuerza pública; los objetivos se alcanzan pronto. Además, ambas formas de gobernar cuentan con el valioso y poderoso instrumento mentalizador, del control de la enseñanza a la niñez (los modelos “educativos”), en donde el alumnado aprenderá a repetir los tonos, con los acordes parciales del gobierno en turno. Esto no es de ahora, ha estado presente a lo largo de la historia.

El loro regresa mansamente a las manos del instructor, y aunque vuele, no sabe volar. Y aquí viene la contradicción, cuando se pide buena actitud y creatividad de los egresados hacia el empresariado, cuando el alumnado, ha venido aprendiendo desde el prescolar, el conocimiento del, copy-paste, (tal vez usted responderá un, no estoy de acuerdo, pero los envíos en la red, rerenviados muchas veces con el mandato de ser, reteretereenviados a otros diez de tus amigos, en una cadena…  podrían estar mostrando la raíz de aquel recóndito aprendizaje). Agregue, la eminencia ¡única! de cierto profesorado pasando <sobre> la inteligencia emocional y comprensiva del aprendiz. También, cómo dejar fuera al novedoso modelo alemán, en donde pronto, el mutilado de su inteligencia creativa, entra al empleo alineado como un insumo más en la cadena de producción. Nos cosificamos.

Tal vez, podríamos estar metidos en una cultura de lorificación y ni siquiera nos damos cuenta. Entonces ¿qué hacer? Permítame transitar en esbozos, por el olvidado camino de la autoestima. En un extremo está el derrochador entrenador-entrenado, don narciso y en la otra punta, se encuentra el tacaño. A uno lo consintieron como a un dios único, y al otro, le enseñaron que era nada, y aprendió, a ser nada. Ambos traen tan metidos esos aprendizajes, cuando se afirma: es cuestión de razas, es por naturaleza, es el destino, o es la voluntad de dios. ¡UF!  

Pero. ¿En dónde se encuentra el JUSTO, término medio, entre el  derrochador y el tacaño que se cree nada?  Aquí no hay recetas, ni límites rígidos. Hay que ir midiendo el agua a los camotes.

¡Déjame vivir! ¡Ten la niña!

Uno no puede vivir sin las estructuras sociales en las que habita. El reto, es el cómo quitarnos <sobre> de nosotros, al otro quien nos aplasta. La Niña, fue brava, crítica y demandante: ¡Déjame vivir! Deseaba jugar, correr, explorar, investigar, quería darse cuenta de lo que había en el mundo, su mundo. Sus acompañantes valoraron los riesgos. Al soltarla de la mano, se quitaron de <sobre> ella. Enseguida, la aprendiz, se revolcó, corrió, brincó, dio maromas y satisfechamente cansada regresó pidiendo: ¡Ten la niña!  Verónica, volvió confiada porque confiaron en ella, esto la empujo, la empoderó, para seguir ampliando sus conocimientos y supo, que podía hacerlo. ¡Yo puedo!. En su innovación, descubrió que no estaba sola y menos en soledad, se sabía acompañada. Este dialogo interno lo hizo suyo. Desplegó su inteligencia. Su autoestima se robusteció para continuar dando tumbos.

Ciertamente, desde las cumbres de la estructura del poder nos han venido culturizando con los dictados de poder en turno (Repito: esto, no de ahora). Los cambios en las alturas han venido dando bandazos hacia los extremos, ondeando banderas, acompañadas de los alternantes canticos. Ahora: Arriba los de abajo. Mañana: Abajo los de arriba.

La domesticación del <sobre> ha sido la constante, llegó y se plantó <sobre> las familias y estas <sobre> uno. Y de nuevo, el ciclo de la domesticación se reinicia y perenniza.

El reto es grande. El camino para quitarnos lo que <sobre> encima traemos, ahora es cuesta a arriba.

Me pregunto, cómo podríamos desarrollar nuestra autoestima para con ella, poder encontrar el razonable término medio entre los extremosos extremos en los que vamos existiendo.

Por favor ayúdeme a encontrar el camino.

¿Domesticación? o ¡Déjame vivir!

José Rentería Torres. Febrero del 2023

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

- Advertisement -

Opinión

Detienen a Marilyn Cote, abogada que se hizo pasar por psiquiatra en Puebla

La Fiscalía de Puebla informó sobre la detención de Marilyn Cote, quien es señalada por el delito de usurpación...

Entrega gobernador Durazo escrituras para viviendas, vialidades y becas a estudiantes en región del mayo al sur de Sonora

Navojoa, Sonora.- El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, hizo entrega de escrituras para viviendas, vialidades rehabilitadas y becas estudiantiles...

Pide ayuda madre de Jonathan Islas, joven de 16 años desaparecido en Hermosillo, para encontrar a su hijo

Hermosillo, Sonora.- Carmina Alatorre, la madre de Jonathan Asael Islas Alatorre, joven de 16 años de edad, desaparecido el pasado...

Inaugura alcalde Lamarque foros de consulta ciudadana en Cajeme

El Alcalde de Cajeme, Javier Lamarque inauguró los Foros de Consulta Ciudadana con la intención de integrar a la...
- Advertisement -