Hermosillo, Sonora.- Hace alrededor de 15 años, y por necesidad económica, don Alberto comenzó a realizar composta con lombriz y venderla; hoy emplea a otras personas y además lo ve como terapia ocupacional.
Alberto Ruiz Lara tiene 73 años y es originario de Hermosillo, pero desde hace dos décadas radica en el ejido La Victoria, en donde tiene su casa y un gran portal donde hace todo el proceso del compostaje.
“El proyecto de composta me nació más bien por necesidad, porque no tenía trabajo y como soy agrónomo siempre me ha gustado lo de las plantas, así que me dio por irme por la lombricomposta, ya tenía la noción por la carrera pero una cosa es tener el conocimiento y otra es la experiencia.
Empecé a ensayar, mandé traer un kilo de lombricomposta de Obregón y con eso me fui, a puro ensayo y error, batallé mucho los primeros años por romper la cultura de los químicos y todo eso”.
Durante estos años, ha logrado dar empleo a otras personas de la comunidad que colaboran en diferentes etapas del proceso: el acarreo del estiércol, el cuidado de las camas de tierra con estiércol y lombrices, entre otras.
“El estiércol será el alimento de la lombriz y se llenan las camas, ahí después de una semana o dos semanas que se le da una lavada, se mete la lombriz y dura comiendo, porque ese es su alimento, entre dos y tres meses.
Finalmente sale el producto,que es la lombricomposta y además sale el líquido que es maravilloso también. Esa es la manera más simple de explicarlo, pero el conocimiento lo va adquiriendo la persona, como en mi caso”.
A diferencia de muchos otros, la pandemia benefició el negocio, comentó don Beto, como mejor se le conoce en el lugar. El encierro provocó que más personas incursionaran en el mundo de los huertos en casa y la demanda por composta aumentó.
Su trabajo se convirtió también en una especie de terapia ocupacional que, con ventas o sin ellas, lo mantiene enfocado en algo, siempre con la ayuda de sus trabajadores en las labores que él ya no puede hacer.
“Como terapia es fabulosa, aunque tengas trabajo o no, es una maravilla esto y también como empleo, porque me mantiene muy ocupado.
Yo ya tengo algunos problemas de salud por la edad que va avanzando, pero esto no es demandante y el trabajo me permite contratar a gente para que hagan el trabajo pesado, porque si tuviera unos 40 o 50 años menos, yo haría esto”.
Don Alberto ha tenido la oportunidad de compartir estos conocimientos con otras personas, entre ellos jóvenes, que comienzan a aprender sobre este tipo de trabajos y acuden a él para adquirir experiencia a través de sus lecciones.
Entre los beneficios que resaltó de este fertilizante orgánico sobre los artificiales es que éstos, con el paso del tiempo, dañan la tierra y en un momento el gasto económico por tratar de restaurarlo es muy alto.
Si deseas contactar a don Beto para adquirir composta, puedes comunicarte al teléfono 662 141 5692.