Columna ¿Qué sigue?
Mafalda es un personaje salido de unas “tiras cómicas” que se publicaron en Argentina en los años 60s u 70s en un informativo de nombre “Primera Plana”. En realidad, las tiras originalmente tenían un propósito publicitario para una supuesta línea de electrodomésticos, que pretendía filtrarse en la clase media asalariada de aquella época y aquel país.
Si la famosa niña pensante estuviera celebrando su cumpleaños este 29 de septiembre llegaría a su festejo número 58. Dato curioso, el autor de la mundialmente conocida se hizo llamar Quino, y la ocurrencia del nombre Mafalda fue tomado irónicamente del filme en blanco y negro “Dar la cara”, que dos años antes había estado en cartelera y donde había una bebé que lleva ese nombre.
Mafalda expresaba su preocupación por la humanidad y la paz mundial y se rebela contra “el mundo” legado por sus mayores; resultado del propósito del autor que, según sus propias palabras, fue creada como «espejo de la clase media argentina y de la juventud progresista».
Pero entonces, ¿quién impacto a quién, Mafalda al mundo o el mundo a Mafalda? Vayamos más adentro del tema. Nacida o creada en la segunda parte del año 64 se encuentra precisamente en el límite que cierra el nacimiento de los llamados generación “Baby boomers” y que son los identificados a partir de la explosión demográfica de aquellos años del ´46 al ´64 y que particularmente fue la última que reconoció la autoridad absoluta de sus tutores.
A partir del año que nace Mafalda, llegan la generación X que hasta los nacidos en 1981 viven su infancia en los años 70s y 80s.
Los X fueron testigos de los cambios en los valores sociales y la liberación de los tabús. La televisión jugó un papel determinante en la educación y formación del carácter de esta generación de humanos.
Esta oleada de gente a la que definitivamente pertenece Mafalda tiene una particularidad: fue la primera en cuestionarlo todo, desde la infancia. Esto se debió a que su educación todavía un poco tradicionalista y conservadora, fue matizada por la televisión que globalizó sus contenidos.
También apodados generación MTV, los niños y jóvenes que encontraron en Mafalda una lectura hasta adictiva fueron sobre todo los primeros que conocieron la sobrevivencia en el “hogar roto,” ya que la mujer se subió al tren laboral y a su liberación definitiva, elevándose las tasas de divorcio y el abandono de la responsabilidad doméstica. Quienes no lo vivieron en sangre propia, lo observaron de muy cerca.
Se estima que la generación X abarca el 18,2 % de la población mundial y sencillamente son los fabricantes de este mundo digital, en que viven en competencia activa Baby Boomers, Generación X y Milenians.
En su etapa adulta, entran de lleno al tenor triunfalista del sistema capitalista después del fin de la guerra fría y el resultado fue notorio. Se acabaron los empleos de 8 horas por qué no les importa trabajar de más con tal de cumplir sus ambiciones, llegando a considerarse un grupo de adictos al trabajo. ¿Se acuerdan de algunos?
Revisando todo este desfile de causas y efectos de los últimos 40 años ¿cómo es que una tira cómica que prácticamente se basó en una problemática política y económica en una nación y en un tiempo lejano tiene tanta vigencia en estos tiempos y especialmente en nuestro país.
Existe un problema que radica en la mentalización de las personas y su resistencia al cambio. Esta generación se entregó a las pasiones de la nueva era, pero no socializó el su formato en todos los contextos. El capitalismo a demostrado ser la fórmula no sólo para el abandono de la pobreza, sino la clave para el acceso a la prosperidad. Pero tiene un elemento ineludible, se debe practicar bajo la consigna absoluta de la meritocracia y la tenacidad en todos nuestros aspectos: político, social y económico. Y todavía un reto mas importante es aceptar que no detonáramos a un mundo exitoso si no entendemos que la innovación y la reinvención requieren el abandono de antiguos ejercicios que, aunque en su momento fueron dignos de todas las medallas, fomentar mantenerlas o sugerir prácticas regresivas, solamente provocará inmovilidad generacional.
Específicamente en México, los partidos políticos y las estructuras de gobierno viven este dilema. Parece que no entendieran que reinventarse significa no olvido, pero si abandono de ciertas esquemas o mapas que de tesoros hace muchos perdidos. La nueva era requerirá no sólo mas alianzas entre partidos y gobiernos de coalición dentro del país y más adelante los retos serán esquemas con otros países como lo sucede en la Unión Europea.
Si todo esto tiene sentido y Mafalda tenia razón, cuando dijo que al mundo le duele México, es porque la clave de la historia de una nación está en las políticas en Educación, en este caso por y para los mexicanos. Esto quiere decir que después de la posición del jefe del Ejecutivo, el secretario de Educación debe ser el más importante, el mas visionario. Deja poca esperanza lo observado las últimas semanas en esta materia. Sostienen su teoría para la permanencia en el poder, en la existencia de un ficticio hartazgo. ¿de verdad creemos que una sociedad completa tarda 60, 70 o 80 años en cansarse? ¿Cómo, en el 2000 nos hartamos y en el 2012 nos des hartamos? ¿Una generación puede pasar a otra su sentir? ¿O simplemente reaccionan de acuerdo con su propia evolución en relación con el acontecer del mundo?
Tal vez debamos volver a leer a Mafalda y encontremos que antes de sugerir que no tenemos respuestas, debemos enterarnos de que no planteamos las preguntas correctas. De todas formas, leer a Mafalda es muy entretenido. A Marina, para siempre.
Por Sara Thomson