Leyendo en la semana a Roberto Assagioli médico y psiquiátra, científico humanista revolucionario (si lo situamos en el período histórico en el que llevó a cabo su tarea de investigación y divulgación, sus primeros escritos se remontan al año 1906), impulsor de la psicosíntesis.
Plantea un nuevo camino de autorrealización, basado en la acción y en la responsabilidad directa; como si la vida pasará por nuestras manos y nadie asumiera el control.
Un camino que nos conecte con los valores superiores del hombre, se posiciona en contra de la marginación de lo espiritual, la libera incluso de los recintos a donde históricamente se la había relegado y la acerca al ser humano a través de la ciencia.
Quedando la necesidad de razonar bien y estar disponibles a la experiencia de renovación, sin preconceptos o prejuicios, donde somos testimonio directo de esa ley Universal fundamental para el proceso evolutivo, que impulsa todo aquello que existe a una constante transformación, ya sea mediante la selección natural o bien por una autogestión responsable.
Podemos imaginar lo que enfrento, si aún en los inicios del año 2000, romper paradigmas era malo y me atrevo a mencionar que sigue habiendo resistencia al cambio de algunos paradigmas que tienen que ver con el ser humano y la espiritualidad.
Sin duda cada tiempo tiene su momento y para poder avanzar se ocupa de la genialidad de personas que se atrevan a sacar la cabeza de la cotidianidad de las estructuras, dar el primer paso y abrir nuevos paradigmas.
¿cómo estamos hoy? ¿Que tanta paz, armonia y tranquilidad tenemos los seres humanos? Ante la inminente renovación.
Hoy lo que estamos presenciando en su mayoría: son guerras, sufrimientos, apegos, ambiciones, pasiones de las más bajas, engaños, mentiras y traiciones, una lucha desmedida del poder por el poder; dificilmente se puede considerar que la transformación que se vislumbra, sea por autogestión responsable.
Estamos viviendo la gran catarsis o purificación que anuncia el nacimiento de una nueva humanidad o dicho de otra manera: un nuevo estado de conciencia, que nos esta obligando la vida, mediante la ley del proceso evolutivo del Universo; si, con dolor, desconcierto y confusión, es para lo que nos alcanzó nuestro nivel vibratorio.
Diferente sería vibrar en un estado de conciencia que nos permitiera como humanidad armonizarnos, dignificando la condición humana y vibrar a mayor altura, para fluir en esta transición humana, sin necesidad de tanto golpe, en este momento, el nivel de conciencia actual, no nos alcanza para el siguiente paso.
Así que, trabajemos para que aflore nuestra parte divina, sin resistencias; conectemos con nuestro interior; ahí esta ya lo divino en nosotros, dejemos que manifeste; porque entre más desarrollemos esa conexión con lo sútil, con lo divino, las pasiones, sufrimientos y apegos, como por arte de magia, se subliman ante el proceso de renovación.
Esto me recuerda ese pasaje bíblico de “parirás con dolor”
“hoy la humanidad se está dando a luz”