Por Marcela Nochebuena
El 17 de mayo de 2021, Joshua, Mauricio y Damián, jóvenes que pernoctaban en calles de la colonia Morelos, de la Ciudad de México, se involucraron en una riña. Al mismo tiempo, a unas cuadras, ocurrió un homicidio con arma de fuego por el que ahora ellos han sido sentenciados a 23 años de cárcel.
El argumento del juez para la sentencia fue que ellos no hicieron nada para denunciar el delito.
A más de un año de permanecer internos en el Reclusorio Oriente, pues los delitos de homicidio calificado y robo agravado ameritan prisión preventiva oficiosa, sus abogados, familiares y la asociación Ednica –con la que tenían un vínculo previo mediante su centro comunitario en la colonia Morelos– esperan que la apelación promovida por su defensa ante la sentencia resulte favorable para los jóvenes de 24, 30 y 22 años.
Angélica Yniesta, coordinadora del Centro Comunitario Morelos de Ednica, relata que como a muchos otros jóvenes en situación de calle, a Joshua, Mauricio y Damián se les recibía cotidianamente con la posibilidad de lavar su ropa, asistir a actividades educativas, preparar alimentos, y más tarde volver a sus lugares de trabajo y pernocta. Cuando es posible, también les ayudan a generar habilidades que les permitan crear una vida fuera de la calle.
En medio de un entorno sumamente violento, donde está normalizada la venta y consumo de drogas, prácticamente todos los chavos que participan en el programa son jóvenes que viven con problemas de adicciones y que regularmente son blanco fácil de la policía, además de que constantemente enfrentan discriminación por parte de la comunidad y de las autoridades.
Incluso, muchas veces son desplazados de sus espacios de pernocta o acusados de delitos que no cometieron.
Los hechos
La coordinadora del centro recuerda cómo hace poco más de un año, los tres jóvenes acudieron a contarle que habían peleado entre ellos y uno había resultado lastimado con unas tijeras. Unos minutos después, el lesionado regresó con otros compañeros para reclamarles lo sucedido. Mientras esta segunda pelea transcurría, a unas tres o cuatro calles, una persona había muerto por disparo de fuego.
Al poco tiempo de que concluyeran los dos hechos separados, y tras el apoyo que uno de los jóvenes que participaba en la riña pidió a la policía, los elementos de seguridad fueron a buscarles; con golpes, amenazas y abuso de la fuerza –de acuerdo con los jóvenes– se los llevaron y en el camino les dijeron que estaban acusados de homicidio.
Ellos no conocían a la persona asesinada, no compartieron en ningún momento el espacio físico con él y hasta hoy, nadie ha podido presentar una evidencia que los ubique en la escena del delito.
Mauricio tenía alrededor de 15 años de participar en el centro comunitario, mientras que Joshua y Damián acudían hacía unos cinco.
Para leer la nota completa, click aquí.