Columna Agenda Abierta
Triste y lamentable inicio de semana con la muerte de al menos 53 personas, 40 hombres y 13 mujeres, en las inmediaciones de San Antonio, Texas, después de que el trailer, en el que iban 67 migrantes, pasará dos puntos de revisión en Encinal y Cotulla, ya en territorio Texano, antes de que fuera abandonado.
La terrible de la circunstancia mantiene varias coincidencias entre la población de ambos lados de la frontera: cruzar la línea divisoria con Estados Unidos es cada vez más peligroso para los migrantes indocumentados.
Esto ocurre especialmente en los sectores del sur de Texas, como Río Grande Valley, en la zona de McAllen, y Laredo, así como el de Tucson, Arizona, esta percepción coincide con los registros oficiales de la Patrulla Fronteriza.
La autoridad migratoria estadounidense tiene registrado, durante el periodo de octubre de 2020 a septiembre de 2021, hasta 557 muertes de migrantes en su intento por cruzar la frontera sin documentos, lo que representa un incremento de hasta 125% en comparación con el año anterior, cuando se registraron 247 casos, y de un 85% en relación con el año previo a la pandemia, cuando sumaron 300.
Desafortunamente, el caso de la tragedia ocurrida en Texas, además de fallecidos, hay personas hospitalizadas por la deshidratación que les generó el viaje en la caja de un trailer.
Este evento nos recuerda al que ocurrió antes en nuestro país, cerca de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el 9 de diciembre pasado, en el que 55 personas migrantes que se escondían en la caja de un camión, resultaron muertas al volcarse el mismo por exceso de velocidad.
Los acontecimientos nos mueven a reflexionar una serie de puntos en materia de política migratoria, el primero el más humano, que se refiere al reconocimiento de la calidad de migrante con el respeto de los derechos humanos.
Hoy, en nuestro país existen tres diferentes mecanismos de vigilancia migratoria: el denomiado “control migratorio”, la “inspección migratoria”, y una tercera que justamente acaba de ser declarada inconstitucional que es la “revisión migratoria”.
Las primeras dos figuras, aún cuando observan ciertos rasgos que resultan lesivos de la libertad personal de circulación y tránsito, son menos invasivos y dañinos que la “revisión migratoria.
El primero, el “control migratorio” a través de filtros en puntos de internamiento, para comprobar la nacionalidad mexicana o la condición migatoria regular de personas extranjeras, al momento de su internamiento al territorio nacional por vías terrestres, aéreas o marítimas.
Y la referida a la “verificación migratoria”, a partir de visitas domiciliarias a personas residentes extranjeras, a efecto de comprobar su estatus migratorio regular, o en su caso, proceder a su regularización o deportación.
La tercera figura, declarada como inconstitucional por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, permite a la autoridad migratoria a colocar retenes o filtros migratorios, en cualquier lugar del territorio nacional, para realizar revisiones migratorias con el propósito de detectar a personas extranjeras en situación migratoria irregular.
Uno de los elementos más graves y cuestionados de estos retenes es la aplicación de parámetros muy cuestionables por parte de los agentes del Estado, para decidir a quién exigir documentación comprobatoria de su nacionalidad mexicana o de su condicion regular de migrantes.
Es muy común que tomen en consideración aspectos tales como el fenotipo, es decir, la forma de hablar, la apariencia física, el color de la piel, el idioma, etc, todas ellas categorías sospechosas a partir de las cuales se detienen personas por “no parecer mexicanas”.
Por ello, la “Revisión migratoria”, consideran los expertos, deviene innecesaria y sobreinclusiva, ya que violenta derechos incluso de las y los connacionales a quienes indebidamente se les exige indentificarse so pena de ser detenidas por la autoridad.
Lo más grave es el hecho de que, dado que las personas migrantes saben que la autoridad puede detenerlas en cualquier punto del territorio nacional, a través de estos puntos de “revisión migratoria”, se ven obligadas a esconderse en los lugares más insospechados, y en los más peligrosos, como lo puede ser la caja de un camión, provocando tragedias como las referidas.
Por otra parte, la reducción de las vías legales para acceder a una migración ordenada y regulada en la política migratoria norteamericana, obliga a las personas a arriesgarse e incrementar preocupantemente los incidentes.
Es momento, sin duda, de impulsar desde las esferas más altas el análisis e impulso ante las autoridades del vecino país del norte, de lo que en el pasado se llegó a definir como la “enchilada completa”.
Por Moisés Gómez Reyna
@gomezreyna