“Los demás respetarán tus límites si les indicas donde están” (Walter Dresel)
En el día a día seguro que podemos encontrarnos con personas y/o situaciones a las cuales quisiéramos ponerles un alto.
Saber marcar límites es un elemento necesario para poder tener relaciones sanas con las demás personas y una vida en paz.
Sin embargo, nos damos cuenta como a muchos nos cuesta poner límites, que hasta se permiten situaciones que no se quieren vivir.
Pero, por no saber como hacerlo o por evitar la incomodidad de atrevernos a marcar estos límites, permitimos humillaciones, ofensas, actos de violencia, etc.
Sin embargo, ¿cuanto tiempo puede una persona mantener la tranquilidad, la confianza, seguridad, paz y armonía, permitiendo le falten al respeto?
Es muy importante darnos cuenta de nuestro actuar permisivo, porque somos nosotros quienes lo permitimos, quienes queremos complacer a los demás e incluso hasta nos sentimos culpables cuando no hacemos lo que nos dicen o cuando les decimos no.
Este es un punto que es necesario enfatizar, porque intervienen el como comunicamos, expresamos o decimos lo que queremos expresar; porque también tiene que ver con el ser asertivo.
En muchas ocasiones se considera que marcar límites es ser agresivo y nadie queremos que nos consideren así.
Sin darnos cuenta que se llega al momento en que no es posible mantener la presión de nosotros mismos y se termina perdiendo el control, explotando y por supuesto salpicado.
Ahora bien, marcar límites también es ser capaz de regularse a sí mismo, es actuar antes de que las cosas pasen, por ello es necesario hacerlo con respeto, expresando lo que queremos, sentimos, deseamos en el momento y lugar indicados.
Por lo que es necesario también mantener una autoestima alta, reconocernos y reconocer nuestro valor, para no andar buscando caerle bien a todo mundo, para aceptar que podemos equivocarnos y cometer errores, caernos incluso, pero también levantarnos.
En verdad, no se puede caerle bien a todo el mundo, en algún momento chocas con alguien. Ahí esta el refrán de “cada cabeza es un mundo” y cada quien construye y vive su propio mundo, compartiendo por supuesto, su mundo con el de los demás.
Y aquí la importancia del saber marcar límites claros, precisos y de manera contundente saber decir esto no lo quiero, no lo permito, no quiero se vuelva a repetir y tener lo mas claro posible lo que si se quiere.
Recuerda “lo que permitas es lo que continuará”.