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viernes, diciembre 27, 2024

Cuadernos de patología humana

L. Carlos Sánchez
Periodista y escritor sonorense, autor de varios libros en los géneros cuento, crónica, y novela.

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No se sabe lo que hay detrás. Uno atisba a la memoria y encuentra ese grito desgarrador, el último hálito.

Todos tenemos recuerdos de allí, porque nacimos dentro. Y al paso de los años la recurrencia se vuelve inevitable. Me refiero a los elefantes blancos vistos desde afuera. Los hospitales que por lo regular nos generan angustia, porque el recuerdo, los recuerdos, habitaciones del dolor.

Pero ocurre que uno también palia hacia otros rincones, y de pronto las habitaciones de los libros se nos apersonan. Casi siempre, aprender es la consecuencia.

Cuadernos de patología humana (Premio Loewe 2021, Ed. Colección Visor de Poesía- Círculo de Poesía) del escritor-médico cirujano Orlando Mondragón, se convierte en la revelación constante. De nuestras manos a la mirada, el desvelo de lo que existe detrás del escenario, el descorrer el telón cuando tercera llamada punza en las sienes de quien escribe.

Y es allí, ante el ordenador, o papel y lápiz en mano, que el poeta nos sumerge en los mundos que habitan dentro, la entraña de una sala de urgencias, la camilla y sus sábanas blancas que salpica el rojo de la memoria.

La crónica de todos los días, el lenguaje preciso con el que se nombra la vida, la muerte, los padecimientos que nos aquejan en el trajín de la convalecencia humana. Cito:

Suturas: Han desaparecido los guantes, los apósitos, las cobijas sucias, las sondas. Alguien limpió las flemas, le cerraron los ojos y la mandíbula. Desconfío de toda esta pulcritud, esta tranquilidad de muerte. La hija me pregunta si se ha ido en paz. Le miento. Busco algún indicio, un detalle que me diga que el ajetreo de la reanimación sí ha ocurrido, que no me lo inventé. En el suelo alguien resbaló con un pequeño charco de sangre. Una gruesa pincelada de rojo brilla sobre el suelo. Me devuelve la cordura. (Pág. 43).

Con el filo del bisturí que son las palabras, con la cansadísima sístole y diástole, con la bata de estar y el diagnóstico de la desesperanza: la realidad sin ambages. El suero premonitorio de versos que recorre las venas hasta el desconcierto en el cerebro y la emoción.

Con el talento soberbio de un ritmo orquestal desde el lenguaje, con la construcción-descripción precisa de historias, desde el principio y fin de la vida, la lucha incesante una y otra vez por mantener la llama viva. El aprendizaje absoluto de alumnos quienes aprehenden el desasosiego en anotaciones sobre el cuaderno.

Así la bitácora que se desplaza sobre las páginas. Sin el sonsonete pretencioso de un verso tras otro que persiga la tersa frescura de una poética anquilosada y vana. Aquí no. Mondragón acata las pulsaciones de su universo interior para recrearnos el universo exterior, ese al que acudimos tarde que temprano para llorarnos en el desamparo de la muerte. En el deseo a veces de retener la vida a sabiendas de lo imposible.

Ese hospital visto como elefante blanco ya nunca volverá a ser igual. El misterio permanece, cierto, pero en menor densidad, porque al acudir a la lectura de Cuadernos… avizoramos la entraña de la unidad de cuidados intensivos, las minucias de una vida que se escapa: Mi niña es azul / y por momentos, violeta. / Es la sangre que vuela / sin aire / en las arterias. / Es su corazón encabalgado. / es el tronco de la aorta /que no puede enderezarse. / Mi niña / tiene el color de los ahogado. / Su corazón fue / traspasado / con flechas invisibles. / La aorta cabalga / sin riendas / sobre un defecto ventricular. / Mi niña no sabe comer / sin ponerse azul, / cianótica. / Es su corazón encabalgado. / Es su pecho que trastoca la sintaxis / de sus venas. / Que hace de su corazón un verso / partido. (Poema XVII).

Y después de cerrar la lectura, luego del colofón y sus precisiones, me voy por la vida con el libro dentro de bolsa del pantalón, con esa imagen de la última vez de mi padre, el recuerdo de su cuerpo en un charco de orines y sudor.

L. Carlos Sánchez (Sonora, México) escritor y periodista, autor de varios libros en diversos géneros: cuento, crónica, novela, entrevista.

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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