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viernes, noviembre 22, 2024

El conflicto: sociología del antagonismo

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Si la memoria no me falla, leí “El conflicto: sociología del antagonismo” del filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel (1858-1918) en los primeros meses del periodo de confinamiento, hace ya dos años.

En la parte superior derecha de la segunda hoja del libro aparece escrito “julio, 2020” porque había decidido poner la fecha de inicio de lectura de todos mis libros. Posteriormente cambié de opinión ya que con frecuencia olvidaba implementar la medida y prevalece la ausencia de fechas.

Según Simmel, dice en la contratapa, el conflicto “es un factor integrador, una forma de socialización sin la que las sociedades no pervivirían”; lo que comúnmente reconocemos como “amor apache” o en la cultura del bienestar y superación personal es adjetivado como “tóxico”.

Para el sociólogo alemán estos apelativos o pronombres estigmatizan, dan vida a la discriminación y persecución, y proscriben ciertos caracteres y personalidades anormales solo por la incapacidad del individuo para llamar a las cosas por su nombre.

Contrario a que la cohesión social exija la ausencia de antagonismos, más bien son estos los que cohesionan a la sociedad, esgrime el pensador, y a mí no me queda otra que coincidir. Si uno es muy apasionado, la existencia de antagonismos lo obligan a tomar partido y a acumular aliados si se inclina por lo racional. Todos los del ínterin somos incendiarios.

El conflicto bien entendido y administrado es provechoso cuando se emplea para propiciar cambios en sociedades atravesando procesos de transformación cultural, pues se presupone que hondas discrepancias se atienden primordial e inmediatamente, por eso Simmel destaca tres formas de finalización de un conflicto: la victoria, la reconciliación y el compromiso, del que apunta es “uno de los grandes inventos de la humanidad” y de las formas superiores de cultura.

Esta obra es de fácil lectura pero difícil comprensión, pues sus capítulos son de dos o tres páginas, pero describe o expresa tantas consideraciones acerca del concepto “conflicto”, que es preciso repasar cada capítulo para cerciorarnos de continuar abstrayendo la misma idea.

Simmel arguye que “la organización de la vida urbana descansa en una gradación extremadamente variada de simpatías, indiferencias y aversiones”, por ello, la oposición es parte constituyente de la relación y es una de las funciones en que ésta se concreta. Bajo esta perspectiva, la polarización no es forzosamente perjudicial, pues motiva a las sociedades y comunidades a construirse una identidad.

Otra señalamiento interesante, porque puede aplicarse al análisis político y ayuda a explicar las formalidades, diplomacia y maneras políticas instrumentadas por cierto tipo de sociedades, mientras que por otras no, es el de que “son propias de las épocas maduras o decadentes, y no de las juveniles, las relaciones personales borrosas e indefinidas, con sentimientos crepusculares que pueden significar tanto amor como odio o incluso oscilar indiferenciadas entre ambos sentimientos”.

Es decir que las sociedades viejas y maduras tienen mejor desarrollado el talento político; la capacidad para permanecer en conflicto sin que esto desemboque irremediablemente en violencia. No debemos confundir estos conceptos (conflicto y violencia), pues interpretarlos como sinónimos sería un error. La violencia es característica de sociedades jóvenes, impetuosas y rudimentarias, sin el acervo teórico-cultural que les permita cuestionar la conveniencia del método coercitivo.

También apunta, y esto es en específico relevante por las consecuencias que puede implicar tomar posición a favor de grupos mayoritarios cuando el único criterio de elección es la cantidad de adeptos, que “cuando el conflicto busca la muerte del otro, el elemento creador de unidad queda completamente destruido, pero basta una limitación de la violencia, una mínima consideración de otro, para que se de un momento de socialización, aunque sólo sea por contención. Kant sostiene que toda guerra en que las partes no se impongan ciertas reservas en cuanto al uso de los medios posibles, se convierte, por motivos psicológicos, en una guerra de exterminio. Si los hombres no se abstienen, al menos, de asesinar, de traicionar e incitar a la traición, destruyen la confianza mínima en el modo de pensar del enemigo, confianza sin la que no cabe concertar una paz”.

Creo haberlo mencionado anteriormente, pero en caso que no, el párrafo que antecede es una explicación perfecta de porqué la mentira es tal vez el acto más detestable que se puede cometer en política, pues una vez que esta es descubierta, destruye la confianza y confiabilidad del interlocutor. Si el que miente es quien persigue el poder, la probabilidad de que recurra al asesinato para hacerse del mismo son mayores en una sociedad que permite, profesa y no castiga la mentira en política.

Para cerrar, solo me resta decir que en virtud de los tiempos políticos que corren a nivel mundial, la lectura de “El conflicto” de Simmel sería ideal para introducirnos en el mundo de la polemología -el estudio objetivo y científico de las guerras encaminado a prevenir y resolver los conflictos internacionales-, a fin de comprender algunas de las peligrosas estrategias políticas que se implementarán globalmente y que, efectivamente, pueden desembocar en la extinción de la humanidad si no nos aseguramos de dos cosas: que los profesionales tengan bien definidas sus responsabilidades y que ejerzan la profesión con ética.

Me despido con una pensamiento de Simmel sobre el poder de la influencia, en el que apunta que cualquier sujeto puede transmitir a otro los prejuicios que tiene hacia una tercera persona, mientras los prejuicios favorables solo pueden ser transmitidos por personas que respetamos o con las que compartimos alguna afinidad. Se colige que no hay mucha diferencia entre el poder del mérito y el de la recomendación.

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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