Hermosillo, Sonora.- Nohemí es enfermera desde hace 27 años y se convirtió también en una pieza importante dentro del proceso de vacunación contra covid-19 en Sonora.

Aunque enfermó de coronavirus, continuó decidida a seguir en la lucha contra una enfermedad que robó miles de vidas en los últimos dos años; ahora es una mujer lista para extender su mano y apoyar.
Desde que estudiaba la secundaria, la enfermería se convirtió en una profesión interesante para Nohemí Paniagua; esto coincidió con la apertura de una Licenciatura en Enfermería en Empalme, donde residía en aquél momento.
Atender y servir a los enfermos son dos de las mejores pagas que hay dentro de esta labor, comentó Nohemí: el poder ayudar y recibir a cambio un abrazo, una palabra de agradecimiento, un recuerdo positivo.
“Me han tocado experiencias de gente a la que me ha tocado dar la atención como enfermera y de repente me buscan, ‘tú hiciste esto y no te me has olvidado, muchas gracias’, hay personas que sin pensarlo me dan un abrazo muy fuerte, de esos abrazos que te llenan el alma.
Hay experiencias en las que te llegan con un detalle y se agradece mucho, pero esas personas que de repente llegan y te dan un abrazo o que pasan años y te dicen ‘usted me vacunó, usted en alguna ocasión me atendió’, esas situaciones son muy bonitas”.
Cuando se anunció la llegada de dosis a Sonora fue esperanzador y también lo fue el observar la empatía de los ciudadanos ayudándose unos a otros, guiándose y motivándose, comentó la enfermera.
“Llegaban personas que platicaban cada experiencia de tragedias en su familia a causa del covid, pero también veías a los adultos mayores con un rayito de esperanza en su cara porque ya los iban a poder visitar sus hijos.
Te daban las gracias, pero era un ‘gracias’ de corazón, que se nota. A mí la primera jornada de vacunación me marcó mucho por eso, por el agradecimiento de la gente. Fue algo maravilloso y el equipo que hicimos como personal de salud también”.
Agregó, “me tocó recibir adultos mayores que venían solitos, sin desayunar y aquí los mismos compañeros iban y le compraban un juguito, un taquito y se lo daban para que pasaran a vacunarse.
Tenemos algo muy bueno como humanidad todavía y con eso se me enchina la piel”, compartió.

Junto a ella, hay todo un grupo de profesionales: personal de enfermería, elementos de seguridad y decenas de voluntarios que acuden por días y durante horas se encargan de organizar, revisar, cuidar, invitar, participando así en un hecho que marca la historia de Sonora.
“Yo no había pensado en eso hasta que una compañera muy estimada me dijo ‘oye, Nohemí, ¿has guardado todas las entrevistas que te han hecho? Porque tú tienes mucho que platicarle no solo a tus allegados o compañeros sino a tu familia, que tus hijos sepan y valoren lo que estás haciendo.
Sí, es algo muy bonito y mis hijas me dicen ‘mamá estoy muy orgullosa de ti’ y son experiencias dignas de compartirse”.
A casi un año de iniciar con estas jornadas, y a pesar del cansancio y agotamiento diarios, Nohemí continúa firme en cada aplicación de dosis, acompañando, asesorando y brindando además tranquilidad a los ciudadanos.
