Las crisis que vivimos no siempre significan problemas aún cuando de pronto los veamos así, son las crisis las que nos empujan y obligan a buscar soluciones, a realizar cambios, a generar mejores condiciones y acomodar todo lo que gira a nuestro alrededor, para bien. Así que no hay que tenerles miedo, ya que hacen que emerjan nuevos elementos, generan cambios para pensar y ver el mundo de otra manera, con otros recursos.
Mas sin embargo, nos atrapan nuestros paradigmas, formas de pensar, que luego se convierten en creencias, hechos y verdades.
Ahora bien, aún cuando Iniciamos un siglo con nuevos tiempos, resulta que durante largas décadas, nos acompañaron ciertos rasgos que eran distintivos de ese tiempo, que eran necesarios y útiles para ese momento, pero no para este, al menos no en su totalidad.
Por ejemplo, si revisamos la historia de las computadoras y la programación, por tomar una partecita de los grandes saltos que hemos dado en la tecnología buscando soluciones a los problemas y situaciones que se nos presentan; nos encontraremos que en sus inicios
las computadoras eran del tamaño de una casa, era tan “complicado” su manejo que casi casi, venía con las personas que las manejarían.
¿Cuanto tiempo hace de esto? No mucho, así se llegó hasta lo que hoy tenemos: equipos amigables y manejable hasta por bebés que ya saben que tecla presionar para encontrar lo que buscan y por supuesto con una gran utilidad en muchos aspectos en estos tiempos.
Citando a Edgar Morin, señala que un paradigma es “todo supuesto respecto de la vida misma”; supuestos que nos permiten establecer una relación entre la evolución del pensamiento humano a través de la historia con los paradigmas de la programación y que incluso podemos ver en prospectiva hacia donde avanza y que por supuesto nos esperan nuevos retos.
Con esto podemos ver como el ser humano no deja de buscar soluciones a los problemas, podemos saber hacia donde tiende el mundo de las necesidades de nuestra sociedad y que nuevas puertas están próximas a ser abiertas.
Pero, hay ciertos paradigmas que nos acompañan de décadas atrás, que ya no nos son suficientes para explicarnos y estar en el mundo de hoy; para guiar nuestras conductas en los tiempos que vivimos hoy, incluso pudieramos decir que es urgente apuntalarlos con los nuevos porque estan ya en decadencia.
El mundo en el que vivimos, no es un mundo transitorio, pero si es un mundo que se mueve cada ves mas aprisa y trae un elemento especial: la generación de incertidumbre para quienes estamos hoy en el.
Por lo tanto este tiempo requiere de una forma de ser en la vida, que nos ayude a adaptarnos, a ser y estar íntegramente para sobre-vivir y vivir ante esta incertidumbre.
Surge con esto algunas propuestas interesantes sobre la plasticidad que ocupamos tener para adaptarnos, transformarnos, pensar y actuar para estos tiempos.
Mas sin embargo, creemos que estamos en el momento preciso de reconstruir nuevos paradigmas, donde ya no sea tal ves suficiente la forma en que esta planteado el modelo y contenidos de la educación escolarizada.
Mucho sobre este tema, porque los aspectos que contribuyen a lograr este nuevo ser humano, son temas que se han dejado sueltos, que no se incluyen abiertamente dentro de los programas educativos y se deja su adquisición por fuera de las aulas, en la calle, a otros.
Tal ves estemos pensando lo mismo: las familias. Efectivamente, tal ves antes fue algo que se dejo al seno familiar, pero hoy, hasta la estructura familiar cambio, y por lo que estamos viviendo, ya no es suficiente.
Reeplantiémonos nuestra forma de ser en el mundo, vayamos a lo esencial, integremos ahora todo nuestro potencial de ser humano al desarrollo tecnológico.
¿Porque?, porque necesitamos ampliar nuestra capacidad de ser en el mundo, apropiarnos de nuestra experiencia, con un aporte esencial primero conocernos, luego entender el mundo en el que estamos y poder fluir en él.