Álamos, Sonora.- “Ha habido momentos muy importantes en mi carrera desde su inicio. Ya el mero principio: dejar una carrera en ingeniería para dedicarme a la música, eso significó un reto y un gran logro; momentos en los que muchos de mis sueños se han visto realizados”, confiesa el tenor Javier Camarena, quien la noche del sábado 29 de enero, en la ceremonia de clausura del FAOT 2022, recibirá la medalla en honor al doctor Alfonso Ortiz Tirado, por su carrera operística.
Honrado por la distinción que otorga el Instituto Sonorense de Cultura a artistas con trayectoria en el género de ópera, el cantante veracruzano se regocija ante las palabras que la directora general del ISC, Beatriz Aldaco, brinda con motivo de su condecoración.
“Creemos que no pudo ser mejor elección que la suya para recibir esta presea que los sonorenses estimamos mucho, dado que el maestro Ortiz Tirado marcó toda una tendencia y carrera artística que ha sido ejemplo para muchas generaciones”, comparte.
Aunado al nivel artístico que propone el festival, lo que consiguió atrapar al tenor mexicano fue la calidez del pueblo mágico de Álamos, sus callejuelas, arquitectura, las personas que se abocan a los diversos recintos para apreciar lo magnífico e inigualable de las fiestas. Camarena a la distancia es capaz de sentir en el pueblo de Ortiz Tirado aquella sencillez que caracterizaba al sonorense.
“Estoy enamorándome de la ciudad, la gente, la comida. Me siento muy honrado por la distinción de la medalla del doctor, un gran cantante al cual admiro y que tengo dentro de mis grandes referentes de la interpretación de nuestra música mexicana; él era un gran creyente de que la música es parte de la salud espiritual y anímica del ser humano”, expresa.
Con el paso de los años, el artista originario de Xalapa mira hacia atrás en el tiempo y los recuerdos le vienen al presente en ráfaga. De ser un estudiante de ingeniería a debutar en el Palacio de Bellas Artes y ser galardonado por los escenarios más importantes en Europa, Javier Camarena se siente lleno al ver sus sueños cumplidos. ¿Qué le falta por vivir al tenor?, le preguntan, y el artista enmudece un instante, quieto en un silencio reflexivo.
“Cuando realicé este cambio, no fue fácil para mi familia. Mis padres siempre me han apoyado. Conseguir romper con esta ideología de que el que estudia música o cualquiera de las artes se va a morir de hambre, esto es una cosa con la que batallé desde un inicio.
Después, lograr cantar en el Palacio de Bellas Artes, salir de México, cantar en un teatro europeo, llegar al Teatro Metropolitan en Nueva York. Todo esto se ha venido dando a lo largo del tiempo y conforme a ello, he ido trabajando en estas cosas.
La verdad que después de eso yo lo demás lo considero un regalo y una bendición. Si he de decir que me falta algo, pues un disco con mariachi o algo más representativo de nuestro país sería algo que me haría muy feliz”, declara.
A parte de su profesión como tenor, Javier Camarena cumple otros roles en su vida diaria: cocinero para su familia, pintor y lector por gusto, y hasta ‘gamer’, un momento fortuito para tomar un respiro y descansar.
“Siempre que estoy en casa me la paso cocinando para mi familia. Recién descubrí que me gusta pintar; estudié pintura desde muy joven y hasta esta temporada de pandemia, me animé a agarrar un pincel. Me gusta leer también. Cuando de plano de verdad me quiero desconectar y poner mi mente en blanco, me gustan los videojuegos”, explica.
El repertorio que presentará este sábado 29 incluye piezas de Bizet, Verdi, Delibes, hasta Consuelito Velázquez, María Grever y Pablo Sorozábal, entre otros, como parte de un popurrí de compositores mexicanos. En el recinto del Palacio Municipal de Álamos, Camarena celebrará además los diez años de colaboración con su pianista habitual, Ángel Rodríguez, para dar cierre al Festival Alfonso Ortiz Tirado 2022.
Portada de Juan Casanova