Hermosillo, Sonora.- Las áreas verdes en la Universidad de Sonora no se abandonaron en la pandemia; aunque más pequeñas, durante 21 meses las cuadrillas continuaron con el mantenimiento de estas zonas que embellecen a la institución.
La mayoría de los trabajadores académicos y administrativos se retiraron a sus hogares por seguridad, pero hubo siempre una cuadrilla de personas dedicadas a regar, podar y cuidar de las cientos de plantas al interior.
Rafael Bojórquez Manzo, director de Infraestructura y Adquisiciones de la Universidad de Sonora, dijo que aproximadamente una tercera parte del territorio universitario en Hermosillo se compone por jardines.
“De todas las 60 hectáreas -de la Universidad- más o menos la tercera parte son áreas verdes, jardines de diferentes tipos de acondicionamiento.
Nosotros lo dividimos en áreas Tipo 3 que tienen mucho acondicionamiento, con palapas y mesas tipo picnic, alimentación eléctrica para que los estudiantes puedan conectar sus dispositivos electrónicos, iluminación, conectividad a la red, sistemas de riego automatizado”.
Agregó, “otras son las áreas Tipo 2 con mobiliario mínimo y las áreas Tipo 1 que son ajardinadas, de no estar, solo de mejorar la imagen urbana y apoyar en la forestación de nuestro campus”:
Estas últimas son las que más predominan en el campus de Hermosillo; de las 20 hectáreas de jardines, 10 se encuentran destinadas específicamente para la plantación de árboles y flores, como mezquites y bugambilias.
¿Pero cómo lograron mantener al campus verde y cuidado en más de 20 meses de pandemia, sin estudiantes y con medidas restrictivas? Rafael Bojórquez señaló que, a pesar de haber reducido considerablemente la cantidad de trabajadores que asistían a las instalaciones, siempre hubo alguien cuidando de estas zonas.
“El principio básico es haber mantenido los programas de mantenimiento en esta etapa tan crítica que nos ha tocado vivir, y al inicio de la pandemia lo que hicimos fue tratar de instrumentar una cuadrilla mínima, dado que toda la planta académica, de servicios y administrativos se retiraron a resguardarse en sus hogares.
Mantuvimos una cuadrilla para, en aquel momento, cuidar sobre todo las plantas y las áreas que no tienen sistema de riego automatizado con riego manual”.
Después, dijo, “en la medida de las posibilidades, a partir de los semáforos epidemiológicos, fuimos incorporando más personal a las actividades”.
Bojórquez Manzo destacó que estar rodeados por este tipo de espacios es importante para los estudiantes y se ha observado una influencia positiva también para el centro de la ciudad desde que comenzaron a implementarse, alrededor del 2013.
“Los jardínes de la Universidad no son solo jardínes de la Universidad, sino un área vegetal y arborizada muy importante para el centro de la ciudad de Hermosillo.
Los resultados que hemos tenido después de que se empezó con este programa de acondicionamiento de áreas de esparcimiento, han sido significativos e importantes, de muy buena aceptación tanto de los estudiantes como los académicos”.
Comentó que “estos resultados por sí solos han dado de qué hablar y han justificado las inversiones que se han hecho en estos sentidos”.
Las especies que se plantan o se siembran dentro de la Universidad de Sonora son seleccionadas a partir de la experiencia de los trabajadores y con base a una paleta vegetal interna, entre endémicas y adaptadas, en la que se priorizan aquellas que son menos susceptibles a las plagas.
Algunos aseguran que el campus de Hermosillo es el pulmón verde más bonito de la ciudad y otros reconocen el esfuerzo por brindar a los estudiantes áreas de esparcimiento, donde pueden realizar actividades escolares, pero también convivir entre ellos y la naturaleza.