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martes, abril 30, 2024

Las áreas naturales protegidas en Sonora: ¿patrimonio natural en riesgo?

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Por Carlos Castillo Sánchez

En fechas recientes se han levantado algunas voces de la sociedad civil organizada de Hermosillo denunciando atropellos y violaciones al decreto de la única área protegida (ANP) de carácter municipal en la ciudad: El Parque Central o mejor conocido como Cerro Johnson, esto al intentar construir infraestructura en la zona de influencia de dicha área.

Hermosillo como municipio, cuenta con otra área natural protegida, el sistema de presas Abelardo L. Rodríguez -El Molinito que, aunque su decreto es de carácter estatal se ubica dentro de los límites del municipio y muy cercana a otra zona que ha sido motivo de controversia y activismo ambiental desde hace ya algunos años: “La Sauceda”, abandonada a su suerte desde ya hace más de una década.

En ambos casos, una como área protegida y la otra como un área que se quiere proteger bajo algún esquema de conservación, se han visto envueltos en constantes conflictos por los intereses de quienes pretenden seguir extendiendo la mancha urbana a costa de los ecosistemas que aún existen a los alrededores.

Pero estas amenazas a los ecosistemas naturales no son exclusivas de las ciudades ni de las áreas protegidas aledañas a ellas. El estado de Sonora, el segundo más extenso del país con una superficie que rebasa los 18 millones de hectáreas cuenta con ocho áreas naturales protegidas de carácter federal (cuatro de ellas compartidas con otros estados), tres de carácter estatal, una de carácter municipal y diez de carácter voluntario certificadas por la federación, en conjunto salvaguardan los ecosistemas y la biodiversidad de apenas el 8.6% de la superficie estatal (Bravo, 2021)

Las ANP salvaguardan los recursos naturales y los ecosistemas en mejores condiciones de conservación. El cambio climático, la pérdida de hábitat y la fragmentación de ecosistemas están poniendo en gran riesgo la conservación del patrimonio natural del planeta entero y con ello la propia existencia de la humanidad por lo que la Convención para la Diversidad Biológica (2014) recomienda la creación de redes de áreas protegidas bien conectadas y ecológicamente representativas para reducir las amenazas a la biodiversidad .

El 25 de septiembre de 2015 más de 150 líderes mundiales y un total de 193 Estados Miembro de la Organización de las Naciones Unidas acordaron firmar en una reunión cumbre sobre desarrollo sostenible en Nueva York, un documento que denominaron: “Transformar nuestro mundo: La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, mejor conocida como Agenda 2030. 

Los 17 objetivos a que hace referencia ésta agenda han sido denominados “Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). De estos objetivos al menos dos están directamente involucrados en la conservación de los recursos naturales marinos y terrestres: los ODS 14 y 15.

Respecto a las metas 15.3 y 15.4 del  ODS 15, proponen por un lado, asegurar la conservación de los ecosistemas montañosos, incluida su diversidad biológica, con el fin de mejorar su capacidad de proporcionar beneficios esenciales para el desarrollo sostenible y por otro; adoptar medidas urgentes y significativas para reducir la degradación de los hábitats naturales, detener la pérdida de la diversidad biológica y, para 2020, proteger las especies amenazadas y evitar su extinción.  Dentro de estas medidas urgentes está el establecimiento de áreas naturales protegidas.

Es evidente que esto no sucedió, vamos atrasados a nivel global, pero también a nivel nacional y subnacional.

Sonora, habiendo sido líder nacional a principios de los años 90’s con el primer Sistema Estatal de Áreas Naturales Protegidas (SANPES), hoy se encuentra rezagado en el tema  del establecimiento y manejo efectivo de áreas protegidas, mientras tanto las grandes amenazas ya descritas continúan avanzando y las políticas nacionales y subnacionales en materia ambiental no se adaptan rápidamente a los nuevos retos, por el contrario, ante el debilitamiento de los instrumentos legales y de las instituciones del sector ambiental por la falta de recursos económicos nuestras ANP se encuentran en grave riesgo. 

*Carlos Castillo Sánchez

Biólogo egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara  (1986) y del Programa de Estudios Avanzados en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de El Colegio de México (2002). Investigador del área de ecología terrestre del Centro Ecológico de Sonora (1987-1996), Director de la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar (1996-2004) y Director Regional Noroeste y Alto Golfo de California de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (2004-2017). Actualmente se desempeña como Especialista Senior en Conservación de Wildlands Network Programa México.

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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