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martes, abril 23, 2024

Habitantes de Guaymas suplican: “Por favor, hagan caso. Ya no soportamos”. Emergencia sanitaria en Guaymas y San Carlos por la fuga de aguas residuales

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Este proyecto se produjo en asociación con Fronteras Desk de la estación KJZZ de NPR. Escucha la serie de radio de dos partes en sewagecrisis.kjzz.org. El reportaje fue apoyado por el Pulitzer Center on Crisis Reporting.

Leer Parte 1: Emergencia sanitaria en Guaymas y San Carlos por la fuga de aguas residuales

Por Emily Bregel/Especial para La Estrella de Tucsón

SAN CARLOS, Sonora — En un caluroso día de septiembre en San Carlos, la playa Cotton Cove se llena de turistas y bañistas, incluidos visitantes estadounidenses y ciudadanos mexicanos.

Ubicada en la exclusiva Península de Caracol, la orilla arenosa tiene el aspecto de una playa privada. Las casas, en lo alto de los acantilados rocosos, tienen un costo superior a los $600,000 dólares. La tranquila ensenada se abre hacia la Bahía de San Carlos, y en el horizonte se divisan las montañas rodeadas de cactus y el icónico cerro del Tetakawi.

Pero para acceder a esta área, los visitantes deben seguir una corriente de aguas residuales que burbujean desde una tapa de alcantarilla en la cima de la colina y que fluyen por un camino de piedra hacia la playa, hasta finalmente acumularse cerca de las olas.

Incluso en medio de una pandemia, San Carlos sigue siendo un imán para el turismo, esto gracias a sus inigualables atardeceres, a las abundantes playas y a la amplia oferta de actividades de recreación al aire libre, como la pesca en altamar, las caminatas y el surf de vela.

Sin embargo, a medida que aumenta la población de residentes y visitantes, la crisis de la infraestructura de alcantarillado empeora. Las bombas de aguas residuales están en condiciones defectuosas y las desbordadas tuberías sueltan charcos de aguas residuales a las principales vías y aceras, fluyendo incluso hacia las playas y las viviendas.

“Es preocupante estar tan cerca del olor y del drenaje”, dijo Gustavo Campoy, un ingeniero civil que vive en Guaymas, cabecera municipal de San Carlos.

Esa mañana, Campoy había hecho el viaje de 30 minutos a la playa de Cotton Cove en San Carlos, ansioso por mostrarle las hermosas playas a sus amigos de Veracruz, en la costa este de México. Pero debido a la fuga de aguas residuales, al fin no quisieron meterse en el agua.

“No sabía que este tipo de cosas pasaban aquí”, dijo.

La situación es aún más compleja en Guaymas, la histórica ciudad portuaria con una población de 117,000 habitantes. Su obsoleto sistema de alcantarillado es más que un inconveniente o una vergüenza: representa una crisis de salud cada vez mayor que lleva décadas gestándose.

San Carlos, Guaymas, sewage, 2021 (le)
Ever Rodríguez monta en su bicicleta junto a una enorme fuga de aguas residuales a lo largo del Boulevard B
de Guaymas. Esta filtración es una de las muchas que finalmente se vierten en el estero de Bacochibampo ju
populares de Guaymas.
Guillermo Soberón Tirado

En una investigación de cuatro meses realizada en colaboración con Fronteras Desk de la estación de radio KJZZ, afiliada a la Radio Pública Nacional (NPR) de Estados Unidos, el Arizona Daily Star/La Estrella de Tucsón entrevistó a cuatro ex directores de la Comisión Estatal del Agua, encargada de operar los sistemas de agua y alcantarillado en San Carlos y Guaymas, así como a científicos ambientales y expertos en salud. Hablamos también con decenas de residentes de San Carlos y Guaymas, buscando comprender las causas fundamentales y conocer las soluciones realistas a los problemas de alcantarillado que afectan a la región.

El Arizona Daily Star/La Estrella de Tucsón realizó también pruebas de calidad del agua que, en general, mostraron un tratamiento de aguas residuales ineficaz en San Carlos y revelaron el estado de contaminación por E. coli en la playa de Cotton Cove, así como aguas residuales que han inundado las principales vías de transporte y la presencia de contaminación fecal en una bahía de Guaymas.

La exposición a las aguas residuales presenta riesgos para una serie de enfermedades, como la hepatitis A, la giardiasis y el cólera, y crea un caldo de cultivo para los mosquitos portadores de enfermedades como el dengue. Incluso cuando las fugas de aguas residuales se secan, los riesgos para la salud persisten: los patógenos permanecen en el polvo de la calle y se transmiten por el aire, llegando a los ojos y la garganta de las personas.

En el centro de Guaymas, casi todos los residentes entrevistados que viven cerca de las filtraciones de aguas residuales reportaron vómitos, malestar gastrointestinal, dolor de garganta, dolores de cabeza y escozor o infección en los ojos.

La Dra. Consuelo Romero, pediatra de Guaymas, dijo que ha visto un aumento en la conjuntivitis, lo que se puede atribuir a la contaminación fecal. Los niños, los adultos mayores y las personas inmunodeprimidas corren un mayor riesgo de sufrir enfermedades graves relacionadas con la exposición a las aguas residuales.

Los padres de Guaymas describieron sentimientos de impotencia, enojo y desesperación al tener que mantener a sus hijos encerrados en el interior se sus casas durante semanas o meses en la temporada de lluvias del verano, cuando incluso una modesta lluvia puede rebasar el inadecuado sistema de alcantarillado.

La buena higiene es fundamental en este entorno, ya que las aguas residuales que se derraman en el exterior de los automóviles y en los zapatos pueden llevar contaminantes fácilmente a los hogares, dijo la doctora Romero. Los padres deben enseñarles a los niños a lavarse las manos cuidadosamente, quitarse los zapatos antes de entrar a la casa, evitar comer alimentos de la calle y desinfectar frutas y verduras con una solución de cloro, agregó.

“Si extremamos precauciones, disminuye el riesgo de enfermarnos”, dijo.

Leer la primera parte del reportaje completo aquí

Guaymas, Sonora.- A pocos metros del porche delantero de la casa donde creció Claudia Fourcade, una tubería de alcantarillado expuesta, llena de líquido verde, emana un olor pútrido. Los desechos escurren hacia un charco creciente en medio de la calle.

Fourcade, de 24 años, sostiene un letrero escrito a mano en una cartulina naranja, suplicando: “Por favor, hagan caso por las buenas. Ya no soportamos”. Ella y sus vecinos organizaron una pequeña protesta esa tarde de finales de verano, construyendo un obstáculo de basura y escombros para llamar la atención de los trabajadores de la compañía de agua.

Fourcade, madre de dos niños de 5 y 7 años, dijo que el hedor se infiltra en su casa, lo que hace que sea imposible disfrutar de la comida. Ni siquiera puede lavar la ropa en casa porque el olor impregna su ropa.

“Es muy feo”, dijo. “Es muy incómodo vivir así, la verdad”.

Una vez trató de cubrir la tubería rota con cemento. Pero cuando la presión de los desechos se volvió demasiado grande, volvió a abrirse paso, dijo.

La tubería de alcantarillado expuesta de Fourcade ejemplifica un problema común en Guaymas: infraestructura mal instalada.

El suelo es rocoso y difícil de excavar, por lo que se instalaron muchas tuberías de alcantarillado demasiado cerca de la superficie, dijo Marco Antonio Ahumada Gutiérrez, ex director regional de la Comisión Estatal del Agua (CEA), en Guaymas, San Carlos, Empalme y la pequeña comunidad yaqui de Vícam.

“No tiene profundidad, porque es pura roca”, dijo Ahumada, quien tiene una licenciatura en hidráulica y una maestría en administración de empresas. Trabajó en varios puestos de dirección local para la CEA entre 1993 y 2015, además de cinco años como director regional entre 2009 y 2014.

Las tuberías deben enterrarse a una profundidad de 50 centímetros, sobre un lecho de arena de al menos 20 centímetros para amortiguarlas, dijo. En cambio, se instalaron muchas tuberías sobre rocas irregulares, y la presión del tráfico aéreo da como resultado rápidamente tuberías rotas o colapsadas, comentó Ahumada.

Ahumada, oriundo de Guaymas, fue uno de los cuatro exdirectores de la CEA que conversaron con el Arizona Daily Star y La Estrella de Tucsón sobre las causas fundamentales de la crisis del alcantarillado en Guaymas y San Carlos.

En entrevistas separadas, los ex directores de la CEA describieron los principales desafíos que enfrenta la entidad de servicios públicos: suelo rocoso y topografía montañosa, además de importantes problemas financieros.

Si bien los problemas de alcantarillado son comunes en todo Sonora, Guaymas enfrenta todos esos desafíos a la vez, dijo el ex director regional de la CEA, Iván Cruz, cuyo mandato terminó en septiembre.

En el centro de Guaymas, un verano catastrófico de crisis de alcantarillado culminó cuando el gobierno del estado de Sonora declaró una emergencia de salud a principios de noviembre.

“Hay varias partes, no como el caso de Guaymas. El caso de Guaymas es más complejo”, dijo Heriberto Aguilar, secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano en Sonora. “Yo creo que nunca se debe llegar a las urgencias. Debemos prevenir las urgencias. Cuando se llega a urgencias es que algo no hicimos bien, que algo nos falló”.

A un par de puertas de la protesta de Fourcade, Brenda López hace tortillas de harina a mano mientras su hijo de 6 años, Jesús, juega con los vecinos. Recientemente estuvo enfermo durante 12 días con diarrea y vómitos, que ella atribuyó a la exposición a las aguas residuales.

Brenda López hace tortillas de harina a mano mientras su hijo Jesús de 6 años juega con los vecinos. Cerca de allí, una tubería de alcantarillado expuesta ha estado goteando a la calle durante semanas. López dijo que su hijo estuvo enfermo durante 12 días con diarrea y vómitos, que ella atribuyó a la exposición a las aguas residuales. Emily Bregel

El olor de la tubería de alcantarillado abierta no ayuda a su negocio, dijo.

“¿Quién vendría a comprar tortillas con esta peste?”, dijo. “Nos hemos quejado mucho y nadie nos pone atención”.

Plan de tres años

El nuevo director estatal de la CEA, José Luis Jardines Moreno, y el director regional David Pintor, que supervisa Guaymas, San Carlos, Empalme y Vícam, fueron nombrados en septiembre, luego de las elecciones locales y estatales. Ambos rechazaron una solicitud de entrevista.

En respuesta a las preguntas de este periódico y de la estación de radio KJZZ, un portavoz de la oficina del gobernador proporcionó respuestas escritas que, según dijo, fueron compiladas por varios departamentos de la agencia.

La agencia dijo que las fallas de infraestructura hicieron necesaria la declaración de emergencia para proteger la salud de los ciudadanos.

Las tuberías obstruidas y las bombas de alcantarillado rotas “representa un riesgo para la salud de las personas que transitan por el área y requiere la atención expedita para resolver la problemática”, señala el comunicado de la CEA. “Se tiene contemplado llevar a cabo en los próximos tres años, inversiones importantes en materia de agua potable, alcantarillado y saneamiento a fin de resolver en definitiva esta situación”.

Leer la segunda parte del reportaje completo aquí

Contacta a la reportera Emily Bregel en emily.bregel@gmail.com o en Twitter: @EmilyBregel. Kendal Blust, reportera de Fronteras Desk de la radio KJZZ en Hermosillo, contribuyó a la investigación para este reportaje.

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