Columna Agenda Abierta
Hace apenas unos meses, durante el Tercer Informe de Gobierno y, de manera más evidente, en las sesiones de Glosa del Informe, celebradas en las Cámaras de Diputados y Senadores, se afirmó que este Gobierno no había caído en endeudamiento. Sin embargo, los datos publicados de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público nos cuentan una historia muy distinta.
En el apartado de Estadísticas Oportunas de las Finanzas Públicas de la dependencia, que puede ser consultado en el portal (Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Estadísticas Oportunas de las Finanzas Públicas, Deuda Pública, Saldos de la Deuda del Sector Público Federal. http://presto.hacienda.gob.mx/EstoporLayout/estadisticas.jsp ), se puede observar que en diciembre de 2018, la deuda externa neta del sector público federal, era de 201 mil 307.3 millones de dólares, mientras que a septiembre de 2021 asciende a 213 mil 349.2 millones de dólares.
Esto significa que, en tan sólo 2 años y 10 meses, el Gobierno Mexicano elevó el monto de la deuda pública externa en 12 mil 041.9 millones de dólares, lo que equivale a un endeudamiento mensual de 354.2 millones de dólares, o lo que es igual, a 11.8 millones de dólares diarios.
El endeudamiento es innegable, sin embargo, cuando se hace referencia a estos datos, los funcionarios hacendarios y algunos otros afirman que no se trata de nueva deuda, sino de incrementos en el saldo a causa de los intereses, o por depreciaciones en el tipo de cambio, lo cual es muy difícil de sostener como cierto.
Es evidente, de acuerdo con los registros públicos y publicados, que no solo esta creciendo el nivel de endeudamiento, sino que además lo está haciendo a mayor ritmo que los gobiernos “neoliberales”.
Esto queda plenamente demostrado al revisar la página de proyectos financiados por el Banco Mundial, donde podemos advertir que en menos de tres años, el actual Gobierno federal ha suscrito créditos con ese organismo financiero por 3 mil 855 millones de dólares. Esta cifra es 65.4% superior a los 2 mil 331 millones de dólares solicitados en todo el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto.
Uno de los elementos más solicitados por diversos analistas, segmentos empresariales y fuerzas políticas, es la aplicación de medidas contra cíclicas, en términos económicos, para reducir el impacto de la pandemia.
La respuesta ha sido que no se puede atender este requerimiento, por virtud de no incrementar el nivel de endeudamiento, sin embargo, los registros muestran que si se está incrementando.
La pregunta sería entonces, ¿hacia dónde se están dirigiendo los recursos?, por ejemplo, los del crédito del Banco Mundial. Es evidente que la actividad económica en México está retrocediendo de nueva cuenta.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que al tercer trimestre, el Producto Interno Bruto (PIB) registró una contracción de -0.4% respecto al segundo trimestre.
Además, en septiembre el indicador de la actividad económica en México cayó -0.4% respecto a agosto, y apenas logró un crecimiento anual de 1.3% respecto a septiembre de 2020.
Por otra parte, , durante el tercer trimestre se dio una fuga de capitales del país por 14 mil 596 millones de dólares, según reportes del Banco de México.
Esta fuga de capitales es 1,247% superior a los mil 170 millones de dólares que abandonaron el país en el tercer trimestre de 2020.
Por todo esto, lo señalábamos hace unos días, no sorprende que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) diera a conocer que de julio a septiembre de este 2021, la pobreza laboral se había incrementado en el país.
En el segundo trimestre, el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria fue de 39.9%, pero para el tercer trimestre creció a 40.7%.
Vale la pena recordar que antes de la pandemia, en el primer trimestre de 2019, este indicador a nivel nacional era de 36.6%.
En múltiples ocasiones, diferentes sectores y fuerzas políticas han llamado al Gobierno federal a otorgar estímulos y apoyos a las empresas y trabajadores afectados por la pandemia, incluso contratando deuda de ser necesario, a fin de evitar que la crisis se profundizara como finalmente ocurrió.
Pero bajo el argumento de que existía una política de no contraer más deuda, siempre se rechazó la posibilidad de tomar medidas contra cíclicas, las cuales sí fueron aplicadas por la mayoría de las economías del mundo.
Hoy, a la luz de la nueva cepa Omicrom, en referencia a la décimo quinta letra del alfabeto griego, con mayor velocidad de contagio y con más resistencia y convertibilidad a los lípidos de las vacunas, se pudiera plantear establecer las medidas contra cíclicas que no se aplicaron en el pasado.
Por Moisés Gómez Reyna
@gomezreyna