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miércoles, abril 24, 2024

Regreso a la jaula: Roger Bartra y la desilusión de la izquierda

Bruno Ríos
Bruno Ríos es doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Houston. Escritor, académico y editor.

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Por razones que todavía me cuesta comprender, Roger Bartra es uno de los intelectuales mexicanos que se ha convertido en carne de cañón para el discurso del presidente. Y digo que me cuesta comprenderlas sólo por hablar en términos conceptuales. La pregunta sería la siguiente: ¿por qué López Obrador, que se dice el bastión del pensamiento progresista en México – ya hecho gobierno – arremetería contra uno de los ideólogos que han impulsado en gran medida la oposición liberal en el país?

La respuesta probable sería que se debe única y exclusivamente a razones políticas. Roger Bartra, junto con una derecha mucho menos inteligente, han convergido en una serie de críticas fundamentales a la forma y el fondo del gobierno de Morena, que es lo mismo que decir el gobierno de AMLO. Regreso a la jaula, su libro publicado en marzo de este mismo 2021, pinta una radiografía interesante de la forma en la que el propio Bartra ha ido entendiendo de manera más profunda el fenómeno político de la figura del ahora presidente, comenzando por sus columnas durante la campaña del año 2018.

Con una pluma ágil y escrito como una especie de diagrama argumentativo, Bartra propone una idea fundamental en todo el libro: el fracaso de López Obrador como gobierno se debe a que no hay una transición exitosa entre el discurso de campaña y la acción de gobierno. Es decir, Morena no representa un movimiento de transformación ni una revolución “de las conciencias”, como tanto quiere convencernos el presidente. Se trata de un Movimiento de Restauración. En palabras de Bartra: “una vez en el poder como partido oficial, el aura de izquierda de Morena comenzó a desvanecerse. Apareció como un movimiento de restauración del antiguo régimen. Pero es evidente que esa restauración es imposible, por lo que ese movimiento está destinado a encallar en sus propósitos de volver al pasado”.

Hay pues, una especie de nostalgia restaurativa tanto en el proyecto como en el discurso del gobierno de México. Como ha escrito antes Svetlana Boym, la nostalgia restaurativa es una especie de intento de reconstrucción transhistórica del hogar perdido, un hogar que no se piensa como nostalgia en sí mismo sino como la verdad absoluta que conlleva una tradición incuestionable. Esa nostalgia moderna y al mismo tiempo conocida, se vuelve entonces política. Se conecta con una idea romántica de la nación reestablecida; se vuelve pues la memoria oficial del Estado-Nación.

¿Cómo se ve entonces esta nostalgia con respecto a la forma de gobierno de la administración actual? Se ve como una especie de reencarnación del viejo partido oficial envuelto en un discurso clientelar-espiritual. El PRI creció a partir de estructuras de gobierno que se convirtieron en una especie de exceso (excremento) del Estado. “Morena – nos dice Bartra – está intentando también convertirse en una excrecencia gubernamental como el viejo PRI, pero no parece un camino fácil, pues el intento ocurre en un contexto democrático muy diferente al sistema del que nació el PRI”.

Hay, además, una confusión inmensa en la forma en la que se está administrando el capital del Estado. Mientras que el mantra contra la corrupción sigue repitiéndose hasta el hartazgo con la cantaleta de que “la corrupción es la causa de la desigualdad y la tragedia de México”, en palabras del presidente, el autor propone voltear el argumento. No se trata entonces de una consecuencia, sino una causa. Dice Bartra: la desigualdad es una de las principales causas de la corrupción.

Incluso en su mejor momento ideológico, AMLO peca en malentender el fenómeno neoliberal en México. Más que la consecuencia de una serie de procesos clientelares y corporativistas, el neoliberalismo afianzó el sistema de valores económicos y sociales que naturalizan la desigualdad y la concentración de riqueza en unos cuantos. La respuesta no es entonces una especie de purificación moral de “los ricos”. Mejor, se trata de una social democracia en donde existan una serie de organismos que administren de manera franca los recursos hacia el beneficio de los más desposeídos.

A fin de cuentas, el Regreso a la jaula es una especie de proyecto alterno de una izquierda que nunca llegó al poder. A pesar de que Morena se vendió bajo el aura de pertenecer a un progresismo moderado y populista, la realidad es que su forma de gobernar está más cerca del conservadurismo republicano evangélico que otra cosa. Y es, de veras, una lástima.

Bruno Ríos

Doctor en Literatura Latinoamericana, profesor de lengua y literatura hispánica y escritor.

@brunoriosmtz

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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