Hermosillo, Sonora.- Poco a poco, Carolina Trujillo López adaptó una habitación de su casa como un invernadero y ahora cultiva tres tipos de hongos comestibles: el champiñón, ostra blanco y shiitake, ricos en proteínas y fáciles de cocinar.
A Carolina siempre le interesó el mundo de las setas, su vida en ecosistemas naturales y todos los beneficios que aportan en la alimentación, pero fue hasta enero de 2021, después de mucha investigación, que decidió reproducirlos en su hogar y al primer intento, lo logró.
“Es un interés personal, fue todo un reto. Es un ser vivo que aprecio desde que estaba estudiando la carrera, pero ahora el interés es cultivarlo, es una satisfacción ver ese reto realizado.
Después dije ‘bueno, ¿por qué no compartir el conocimiento? Es por eso que también imparto cursos, es una meta personal”.
La hermosillense estudió la licenciatura en Biología y después la maestría en Ciencias Ecológicas y Sustentabilidad en la Universidad de Sonora. Actualmente colabora brindando cursos en Hort Américas México, un grupo de expertos que hablan sobre huertos urbanos, hortalizas y más.
Además de lo delicioso que es comer estos hongos en ensaladas, pastas, pizza y hasta en forma de cochinita pibil, Carolina resaltó lo gratificante que resulta ir a la habitación, tomar algunos y poder comerlos al instante.
“En el reino de los hongos, malamente, hay una cultura en la que se piensa que todo son tóxicos o que causan enfermedades, sin embargo no todos lo son y muchos tienen beneficio como alimentos, pero también como medicinales.
Parte de esos beneficios es que los hongos comestibles, como el champiñón blanco o el shiitake y ostra blanco, tienen una muy buena fuente de vitamina D que solamente se consigue en estos hongos, a excepción de las hortalizas”.
Trujillo López resaltó que para reproducir setas no es necesario contar con un espacio grande o con una gran cantidad de equipo: puede lograrse en una pequeña caja de plástico o un espacio reducido, mientras se generen las condiciones adecuadas de luz, humedad, temperatura, entre otras.
Si es la primera vez que se intenta cultivar hongos, Carolina recomendó comprar las semillas de micelio, tomar paja de trigo e hidratarla en agua por 24 horas y después pasar la paja al agua a 80 grados centígrados por dos horas para eliminar microorganismos no deseados.
Luego se sacar la paja y escurrirla bien para pasar a la siembra; en esta etapa se colocan dentro de una bolsa u otro contenedor con agujeros las semillas de micelio en la paja por capas: paja-micelio-paja-micelio (la cantidad de micelio deberá ser entre el 5 y 10 por ciento del peso total de la paja húmeda). Aquí inicia el periodo de incubación.
En incubación: las bolsas o botes deben estar en total oscuridad durante aproximadamente tres semanas, con temperaturas de 22 a 28 grados centígrados. Después de esto iniciará el periodo de fructificación.
En fructificación: se baja la temperatura dependiendo el tipo de hongo a cultivar, por ejemplo en ostra blanco debe estar entre 15 y 25 grados centígrados, y se cuida que haya una alta humedad ambiental, ocho horas de iluminación indirecta por día, ventilar cuatro veces al día y esperar alrededor de una o dos semanas para tener hongos para comer.
Carolina Trujillo es experta en el proceso de cultivar este alimento. Si deseas aprender a hacerlo, saber más sobre los hongos o tomar algún curso, puedes contactarla a través de Hort Américas México al 662 358 9968 o en las cuentas de Instagram @hortam_mexico y @carolafarms.