Columna Agenda Abierta
Pareciera que entre más innovadoras sean las ideas que plantea un alcalde electo, será recibido con más aceptación y entusiasmo por parte de los ciudadanos que aspira a gobernar.
Hemos visto en Hermosillo, Cajeme, Nogales, Caborca, Agua Prieta y hasta Bácum, como los munícipes recién electos han hecho propuestas modernas y atractivas respecto de lo que se pudiera hacer por la comuna.
Sin embargo, las innovadoras acciones o las atractivas nuevas inversiones, en la mayoría de las ocasiones, por mucha viabilidad técnica y “soporte financiero” que tengan, han incrementado exponencialmente el nivel de endeudamiento público y con proveedores que, al final de cada administración, se convierte en una pesadilla.
Es frecuente que los alcaldes recién electos, al ser respaldados por una importante cantidad de votos ciudadanos, tengan mucho para sentirse orgullosos y, al mismo tiempo, responsables del cumplimiento que el mandato popular les ha otorgado.
La conciencia del poder motiva la tarea de identificar fuentes de recursos para cumplir las propuestas de campaña o los compromisos de gobierno, para tener mayor visibilidad política, aún a costa del endeudamiento. Sin embargo, el poder de la conciencia llamaría a reducir el gasto en acciones y programas no señalados como responsabilidad de los ayuntamientos para dedicar el presupuesto a la atención de las responsabilidades municipales.
Los recursos y la atención del municipio establecidos en sus obligaciones básicas son ofrecer servicios públicos de calidad como: agua potable y drenaje, mantenimiento de parques y jardines, rehabilitación y mantenimiento de calles y avenidas, habilitación y reparación del alumbrado público y un eficaz sistema de recolección de basura.
Los ayuntamientos, de manera adicional pero prioritaria, deben enfocarse a mejorar los esquemas de seguridad preventiva y de tránsito para proteger el patrimonio de los ciudadanos y evitar accidentes y muertes.
Sin embargo, el común denominador es utilizar el endeudamiento para impulsar inversiones productivas, sin hacer la jerarquización y priorización referida, provocando la afectación financiera de los ayuntamientos.
Es usual escuchar que en algunos casos ni siquiera tienen dinero para la gasolina de las patrullas o incluso deben pedir préstamos o anticipos en sus participaciones para cubrir los aguinaldos de sus trabajadores.
Si se piensa que entregando más recursos a los ayuntamientos, o incrementando el nivel de endeudamiento es como se solucionarán estos problemas, es un error, ya que jamás existirá dinero o presupuesto que alcance desde esta óptica. Hay que señalarlo, en el tema de la deuda los municipios en Sonora han observado un incremento sustancial.
En diciembre de 2020, la deuda de los municipios y sus organismos para municipales en México ascendía a 43 mil 463 millones de pesos, mientras que en Sonora sumaba un total de 4 mil 753 millones de pesos, según cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Es decir, los municipios de Sonora abarcaban el 11 % del total de la deuda de todos los ayuntamientos del país.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), tres municipios de Sonora se encuentran entre los 10 con mayor endeudamiento per cápita con poblaciones mayores a 100 mil habitantes. Se trata de Nogales con una deuda per cápita de 3,908 pesos, Guaymas con 2,051 pesos, y Hermosillo con 1,919 pesos por habitante.
En el caso de los municipios con menos de 100 mil habitantes, Sonora domina la lista con 7 de los 10 municipios con mayor endeudamiento per cápita.
El primer lugar nacional lo ocupa Oquitoa con una deuda per cápita de 5,556 pesos y le sigue en segundo sitio Divisaderos con 4,284 pesos por habitante. También se señala en esta lista a Puerto Peñasco, Tubutama, San Felipe de Jesús, Agua Prieta y Onavas.
El fenomeno del endeudamiento municipal está intimamente ligado con la adopción de atribuciones y responsabilidades que no les corresponden, de acuerdo con la Constitución y la Ley de Gobierno y Administración Municipal.
Por ejemplo, algunos impulsan áreas de desarrollo económico, invierten en programas de difusión cultural, administran clínicas de rehabilitación o tienen programas y dependencias relacionadas con el desarrollo social, acciones loables y hasta agradecidas, en caso de que las finanzas del municipio lo permitieran, pero son funciones que legal y reglamentariamente les corresponden, más bien, a los Gobiernos federal y estatal.
Es importante reiterar la necesidad de focalizar el gasto y la inversión pública en temas relacionados con la prestación de servicios públicos de calidad y garantizar la seguridad patrimonial y física de los ciudadanos; es importante, para evitar el endeudamiento, hacer un balance de los rubros a los que se destinan los impuestos de los contribuyentes, privilegiando las obligaciones y reduciendo el gasto en temas no prioritarios.
Un ejercicio responsable de la deuda se focaliza en mejorar las condiciones de los habitantes y elevar su calidad de vida, siempre y cuando no se exceda la capacidad de pago, no ponga en riesgo la viabilidad financiera del municipio y se reduzcan los gastos no prioritarios.
Moisés Gómez Reyna