En medio de esta veda electoral y antes de salir a votar, vi de forma maratónica la serie danesa de Borgen. No lo hice en un acto de masoquismo, como algunos pueden llegar a creer. Mi motivación fue conocer las entrañas de una democracia parlamentaria famosa por tener gobiernos más eficientes y cercanos a la ciudadanía, aún con que muchas veces se hacen entre 2 o más partidos.
Borgen, aparte de ser el nombre de la serie, es también como coloquialmente se conoce al palacio de Christinsborg, sede de los tres poderes del Estado danés y la oficina del Primer Ministro. Muchos han sostenido que la serie cuenta la biografía de Helle Thorining-Schmidt, la primera mujer en ocupar el cargo de Primera Ministra, sin embargo esto no fue así, la realidad es que Thorining-Schmidt resultó elegida hasta después de que salió la segunda temporada de la famosa serie. Dejando ver como a veces la vida real imita a la ficción, incluso en los países escandinavos, donde su vida pública parece aburrida de tan civilizada que aparenta.
La serie danesa sorprendió a la crítica por la forma de retratar las dinámicas de relación entre la prensa y el poder político, dejando ver cómo hasta en las democracias más avanzadas, esas son aguas turbias y difíciles de transitar.
Otro aspecto que en lo personal me llamó la atención fue el desarrollo de los personajes, en especial el de la Primera Ministra, Brigitte Nyborg, a quien como heroína de una tragedia vemos ascender y caer en desgracia o como sacrificio por preservar el poder.
La primera temporada de Borgen cuenta como Nyborg, una política de oposición, idealista y hasta cierto punto desilusionada del sistema político de su país, ve un área de oportunidad en un debate televisado que se convierte en punto de quiebre para cambiar la percepción de los votantes y convertirla en el perfil más cercano a la gente. Esto la convertirá en la Primera Ministra de Dinamarca con un gobierno de coalición con los partidos de izquierda. A partir de ese momento veremos como el poder y la opinión pública van transformando a Brigitte en un animal político de sangre cada vez más fría, al punto de sacrificar aspectos de su vida privada, llegando al divorcio y a despedir a sus amistades, con tal de hacer que su gobierno funcione como ella quiere.
Pocas veces se pueden ver personajes femeninos como el de Brigitte, una mujer con poder que como los héroes de las tragedias clásicas tiene un ascenso al poder y este la transforma para convertirla en un ser complejo que vive un debate interno muy intenso entre preservar sus ideales y sueños, o hacer lo que debe de hacer para mantener el poder y ejercerlo.
Comento esta serie porque ahora que ya sabemos que Alfonso Durazo será el gobernador de Sonora, y con esto comienza una nueva etapa en la historia del personaje que toma el poder, y esa es la que lo pondrá a debatir entre los ideales que en campaña dijo enarbolar y el pragmatismo que el poder exige. El tiempo nos dirá cómo va librar las aguas turbulentas del poder, pero lo cierto es que ahora el ascenso del candidato ha terminado y comienza lo que puede convertirse la parte trágica de la historia, la de gobernar un Estado con crisis de seguridad, de salud y economía, condiciones que lo llevarán a tomar decisiones difíciles e impopulares.