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lunes, enero 20, 2025

Presa Abelardo L. Rodríguez: inaugurada en 1948 para riego de campos agrícolas en Hermosillo, se desbordó en 1983 y hoy está sin agua por ciclo de sequía

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Hermosillo, Sonora.- La presa Abelardo L. Rodríguez no fue pensada para almacenar y abastecer de agua potable a Hermosillo, sino para el riego de campos agrícolas. Aunque su vocación cambió con los años y hoy está seca por la falta de lluvias extraordinarias y por la existencia de la presa “El Molinito” -que capta el agua primero- no es la primera vez que ocurre algo similar pues los ciclos de sequía son recurrentes en Sonora.

Ignacio Lagarda Lagarda, cronista municipal de Hermosillo y maestro en Administración de Recursos Hidráulicos, contó a Proyecto Puente un poco de la historia que se encuentra narrada en su libro más reciente: “Historia General de Hermosillo: Los hechos sociales, económicos y políticos, desde los primeros pobladores hasta 1985”.

La idea de construir una presa en el cauce del Río Sonora con la intención de administrar su agua y fomentar la agricultura data de fines de 1873. Durante los siguientes 69 años hubo intenciones y solicitudes de productores agrícolas, colonos de la costa y comerciantes industriales ligados a la producción de harina de trigo, la construcción, las finanzas y la especulación del suelo en Hermosillo.

Sin embargo, tendría que llegar el año 1942, cuando el problema del agua para los agricultores de la costa se volvió crisis y desesperación, para que el general Abelardo L. Rodríguez reflexionara en la posibilidad de hacer realidad los proyectos que, entre finales del siglo XIX e inicios del XX, plantearon personas como Pablo Rubio, Lauro Kenffer, Tomás Fregoso y Ramón P. Denegri, así como la compañía Sonora Construction: edificar una presa para captar las aguas del río.

Poco antes de ser gobernador, justo el mes anterior a las elecciones, el general ya había conseguido el apoyo del gobierno federal con el 50% del costo de la obra -estimada en 15 millones de pesos- a través de la Secretaría de Agricultura, a quien afirmó que esta sería la primera obra de su administración y se vislumbraba como un detonante para crear un emporio agrícola en Sonora.

En abril de 1944, a ocho meses de haber logrado la gubernatura de Sonora, Abelardo L. Rodríguez presentó al Congreso del Estado una iniciativa de decreto para obtener facultades para realizar la construcción de obras de irrigación en el Río Sonora, con lo que el proyecto comenzó a tomar forma, pues le concedería al gobernador, entre otras capacidades, las de expedir bonos de financiemiento de la obra y la creación de una Junta Local de Irrigación del Estado.

El libro apunta que la Presa Abelardo L. Rodríguez, fue inaugurada en abril de 1948. Tiene una capacidad de almacenamiento de 250 millones de metros cúbicos y que, actualmente, se estiman en unos 130 millones de metros cúbicos debido al azolve acumulado en los años.

“Hay que dejar claro que las presas no dan agua, sino que almacenan agua de las precipitaciones y las avenidas que se producen en la cuenca de los ríos”, dijo Lagarda en entrevista, “en el caso del Río Sonora, tuvimos épocas en que se llenaba porque había lluvias extraordinarias. También ha habido épocas en que ha vertido la presa: en 1983 hubo tantas lluvias, tantas tormentas por ciclones formados en el Pacífico que la presa se llenó y, en 1983, no solo se llenó, sino que vertió por primera vez. Recordemos que en 1994 volvió a pasar lo mismo”.

Precisamente en 1983, se tuvo que construir una presa aguas arriba, llamada “Rodolfo Félix Valdés”, conocida como “El Molinito”, y que almacena el agua extraordinaria que pueda llegar a la Abelardo L. Rodríguez: es una presa de control de avenidas y, desde que inició operaciones formalmente en 1992, a la presa Rodríguez ya no le llega la misma cantidad de agua. “El Molinito” tiene una capacidad de almacenamiento de 150 millones de metros cúbicos.

En 1983 el agua arrasó con todo lo que había a su paso, pues la zona del vado del río no estaba preparada para que el agua corriera en tal magnitud. Una vez que se construyó el canal, volvió la corriente extraordinaria y la presa vertió, pero el agua fluyó sin problemas.

Sin embargo, ahora Hermosillo -al igual que gran parte del país- atraviesa una sequía severa, mientras que el resto de Sonora llega, dependiendo de la zona, hasta la sequía excepcional como ocurre en la frontera con Arizona.

“Hay que recordar que, en algunas temporadas secas que se alargan mucho o se repiten año con año, la presa se seca porque ya no tiene agua que le llegue”, explicó el cronista, “como, por ejemplo: la presa se secó en 2009 exactamente igual que ahora, ¿cuánto hace de eso? Once años. Parece que vivimos ese ciclo de lluvias extraordinarias y sequías, es como se comporta el régimen de lluvias aquí en la cuenca del Río Sonora. No es la primera vez que se seca, como tampoco ha sido la única vez que ha vertido”.

Y agregó: “Hay que tener conciencia de que estos ciclos son recurrentes y eso nos obliga a tomar conciencia del aprovechamiento, el consumo y ahorro de agua que debemos tener los hermosillenses: si comparamos a 1980, que éramos 350 mil habitantes y ahora que somos casi 1 millón, pues claro que el consumo es mucho mayor y el agua de la cuenca es el mismo, es la misma lluvia que tiene este comportamiento que digo, tanto superficial como subterránea”.

Lagarda sostuvo que, en general, las presas de Sonora están secas o a bajo nivel como producto de esa temporada de sequía que se ha prolongado y se ha vuelto recurrente en los últimos años.

“Quienes tenemos más de 60 o 70 años sabemos que ha habido recurrentemente sequías y crisis por el agua”, concluyó, “es normal y no pensemos que porque la presa esté seca, esté mal administrada: la presa nada más almacena el agua que le llega, las presas no dan agua, son como los tinacos: almacenan el agua y lo importante es que, como habitantes de esta tierra, que sabemos ahora cómo vivimos y cuál es el comportamiento hidrológico en nuestro municipio, pues tengamos conciencia y aprendamos a ahorrar y ahorrar el agua, no desperdiciarla”.

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