Empieza el año 2021 y el nombre más mencionado en tendencias es el de la cantante Britney Spears. Esto según la revista Times, en un artículo de su edición de marzo, y a pesar de no tener un disco nuevo en promoción ni realizar presentaciones desde el 2018.
Sin embargo, desde el 2019 se ha vuelto foco de atención mediática, y a principios de éste, motivo de discusiones, investigaciones y documentales que recopilan desde los inicios de su carrera hasta el día de hoy. El motivo: la batalla por recuperar su autonomía financiera, profesional, legal y personal a sus 39 años.
En febrero The New York Times lanzó el documental “Framing Britney Spears” a través de la plataforma HULU y desató una oleada de comentarios y nuevos puntos de vista sobre la situación actual de la intérprete. Sus contratos de trabajo, bienes patrimoniales y cualquier decisión que involucre disposición de su estado financiero están supeditados a la aprobación de su padre Jamie Spears y un equipo de abogados.
El motivo es su estado legal de curaduría, como si se tratase de una menor de edad o con incapacidad para hacerse cargo de sí misma y su patrimonio; el progenitor es el encargado de manejar y disponer desde el café que se compra por las mañanas, hasta la casa en la que vive y con quienes puede o no relacionarse.
Pero, ¿Cómo llegó Spears a este punto? Bajo el constante escrutinio sobre como luce, sus relaciones, decisiones, y lo que hacía o no con su vida, todo esto expuesto por los paparazzis y revistas de tabloides, en medio de una batalla legal de divorcio y custodia por sus hijos menores de 3 años en aquel entonces, ese fue precismante el único recurso que tuvo a la mano para no perder sus derechos de visita.
Bajo el foco del machismo
Ahora, a más de 20 años de iniciar su profesión artística y en la atención que se le ha dado en una sobre exposición de parte de la prensa sensacionalista, a lo que se sumaron periodistas y noticieros principales en toda la parafernalia hollywoodense, podemos rescatar 5 puntos que nos enseña el caso #FreeBritney de la sociedad machista que somos.
#1 No se debe juzgar a ninguna mujer por cómo expresa su sexualidad
Era el año 1998 y una cantante de 17 años dominaba las carteleras con su primer sencillo. A partir de ese momento todo lo que la joven mujer hiciera o no era razón y causa de comentario y juicio; como aparecía en las portadas de revista, videos, su forma de vestir, con quién salía y comentarios directos sobre su cuerpo no paraban en cada ocasión que daba una entrevista.
Por ejemplo, en Holanda el presentador Ivo Niehe, durante la promoción del primer álbum discográfico, le preguntó a una menor de edad Britney Spears sobre sus senos, si tenía implantes y si pensaba realizarse alguna cirugía de aumento de pechos.
Esta no fue la primera vez que comentarios sobre su figura, vida sexual y estilo de moda era parte de los titulares; si era virgen o no y sus relaciones interpersonales. Incluso fue juzgada como culpable e infiel en la multi publicitada ruptura del noviazgo con el también cantante Justin Timberlake, por la periodista Diane Sawyer.
En el 2003, la periodista Diane Sawyer cuestiona a Britney Spears en cadena nacional, cuántas parejas sexuales había tenido, si le había sido infiel a su ex novio Justin Timberlake y qué hizo ella en la relación que le causó tanto dolor a Timberlake, después que él dijera que había tenido relaciones con ella en varias entrevistas, bajo la promoción de su primer disco como solista. +
Criticar a una mujer por su vestuario, gustos, o llamarlas de manera denigrante por cómo viven su sexualidad son actitudes machistas, que pueden ser tanto de parte de hombres como de mujeres. Al conjunto de estas acciones se les conocen como “slut shaming”, que hace referencia a avergonzar a alguien por considerarla “inapropiada en las formas” o una “mujer indecente”, cuando evidentemente nada de lo anterior es asunto de nadie.
#2 No criticar los estilos de crianza materna
En el 2005 en otra entrevista para el programa Dateline de NBC, el locutor Matt Lauer llega incluso a cuestionar su capacidad de crianza, donde directamente le pregunta si es una mala madre y la cuestiona por tropezar -sin caerse- camino a su carro, con su hijo en brazos, en una escena donde está visiblemente rodeada de paparazzis.
Que si esto le pasara a cualquier otra persona no sería tema de revista, pero en ella es una foto que se llega a venderse por cientos hasta un millón de dólares dependiendo de la privacidad y exclusividad de la toma.
Ante esta atención mediática desproporcionada de cada movimiento de la artista, dio como consecuencia la perdida de la custodia de sus dos hijos, en medio del juicio ante su ex Kevin Fiderline en el 2007. Quien había solicitado tutela total para cobrar gastos de manutención en atención a los menores, así como para conservar el estilo de vida al que estaba acostumbrado tras vivir con su ex esposa.
#3 No burlarnos/aprovecharnos por crisis nerviosas o vulnerabilidad emocional de las mujeres
Histérica Britney. Después de estos incidentes, Spears ingresa a un centro de rehabilitación por una crisis nerviosa, lo que provocó desafortunados comentarios en los medios de comunicación donde la llamaron errática y loca. Fueron múltiples las imágenes que se mostraron, casi a montaje de lo que vivía la cantante, incluso fuera de contexto, con tal de obtener un beneficio monetario a partir de ello.
En el documental Framing… (2021, Hulu), uno de los paparazzis que seguía a la celebridad, el fotógrafo Daniel Ramos, relató cómo se dieron las imágenes de su tan conocida crisis, y si se dejan todos los detalles aparte, la lección número uno de ese incidente es la más simple en la lista del desaprendizaje machista: No significa NO.
Spears no estaba disponible para dar declaraciones ni que le tomaran fotografías, mientras la seguían a la casa de su ex marido para ver a sus hijos en su momento de visita, y al percatarse que se los negaban una y otra vez, los fotógrafos aprovecharon para provocar el momento, tras pedirles en varias ocasiones que se alejaran por respeto a la privacidad.
Pero esta no es la primera vez que una mujer es acusada de histérica en medio de un momento de vulnerabilidad. El término histeria en sí es una definición exclusiva para las mujeres. Formado a mediados del siglo XIX, se usaba para describir la aflicción de una mujer irritable, y se relacionaba directamente a la función del útero, con síntomas tan variados desde insomnio, pérdida del apetito, desfallecimientos, problemas respiratorios, además de un carácter iracundo, difícil y problemático. Básicamente todo lo contrario a una mujer de carácter tranquilo o apacible – era, o aún es- calificada como histérica.
El tratamiento médico para la enfermedad podría ser paliativo hasta definitivo resultado en una histerectomía o con una lobotomía, todo en pro de conservar la paz del hogar. Procedimientos que eran aprobados por los hombres a cargo de esas mujeres afligidas.
Afortunadamente estas prácticas de erradicar la histeria han cesado, pero solo a partir de 1950, cuando se reemplazó por fármacos ansiolíticos (como la clorpromazina) y en la medicina ginecológica, extirpar los órganos reproductivos de la mujer (histerectomía), se ha vuelto una medida extrema recurrida para otro tipo de tratamientos, y no la cura a los cambios que se viven en la menopausia.
En sí la lección de este punto es simple, respetar cuando una mujer dice no y sobre todo no llamarlas locas o histéricas por que reaccionan ante estímulos externos, sean cuales sean. No sabemos lo que pasa en sus vidas, psique, espíritu, etc… Su derecho a reaccionar es individual y no nos compete delimitarlo bajo los estándares que nos parezcan. Y sobre todo, las enfermedades mentales son asunto serio que pueden derivar en otros padecimientos e incluso al suicidio sino tienen la atención debida y el apoyo empático de la sociedad para sobrellevarlas.
#4 Respetar la autonomía de las mujeres
Si bien la sociedad está hasta cierto punto acostumbrada a tener control -en una suerte de violencia simbólica (Bourdieu, P.) hacia la mujer-, es un uso y costumbre que debe erradicarse de la manera más tangente y urgente posible.
Y esto es lo que pasó exactamente con Britney. Para recuperar y compartir la custodia de sus 2 hijos, terminó por aceptar la conservaduría (probate conservatorship, término legal en inglés) bajo la tutela legal de su padre Jamie Spears. En este esquema, todas las decisiones, finanzas y carrera quedaron al mando de él y un grupo de abogados.
Es el primer caso de este tipo de tutelaje que se conoce de una persona capaz, independiente financieramente y con una carrera prolífica a los 26 años. Pero se trata de una mujer catalogada como inapropiada, y juzgada por su vida relatada tal como se ve en los tabloides.
Si vemos un ejemplo de emancipación tutelar, el actor Macaulay Culkin sin mayor problema sacó a sus padres de su patrimonio y decisiones al respecto cuando tenía 15 años, a fin de tener independencia sobre su carrera y su vida. Incluso a los 18 se casó con su novia de aquel entonces, para lograr la total autonomía al no contar aún con 21 años de edad, sin represalia alguna. Todo lo contrario al caso de Spears.
Pero esto no es nuevo para las mujeres. Los hombres han estado en la posición de decidir si les otorgan o no el derecho a tener propiedades, al voto, libertad reproductiva, al trabajo… Con aflicciones atribuidas a la mujer por su género, como la histeria y/o neurosis; en resumen una falta de capacidad para manejar sus finanzas, posesiones, vida en general. El caso de Britney Spears es una muestra de la violencia simbólica que ejerce el sistema patriarcal sobre la vida y profesión de las mujeres.
Violencia simbólica es un concepto acuñado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu, para describir una relación de poder, donde el involucrado con la mayor autoridad sobre la otra parte, domina en una violencia indirecta al o los dominados, en una forma de manejo asociada al habitus y sin evidencia obvia, que se hace inconsciente de dichas prácticas.
Este tipo de acciones son las que han mantenido la naturalización del sistema patriarcal por encima de los derechos de sus subyugados. Al momento que la conciencia se vuelve presente de lo que significan los derechos y oportunidades en un ambiente más equitativo y menos desfavorecedor para los grupos vulnerables, esa misma violencia naturalizada, o simbólica, aceptada por cientos de años, como parte de los usos y costumbres de las sociedades machistas, da fin a esas prácticas y el inicio a una sociedad más saludable y justa para todas y todos.
#5 Reflexionar sobre nuestro propio machismo interiorizado, hacer enmiendas al respecto y todo lo que podamos para erradicarlo
Disculpas a Britney. Son varias las publicaciones internacionales que han dedicado páginas a disculparse por las notas, reportajes y fotografías que han distribuido, lucrando con la desfortuna de Spears. Asimismo personalidades del entretenimiento se han sumado para dar su apoyo y ofrecer perdón a la intérprete por sus declaraciones, burlas a manera de chistes y demás actitudes desconsideradas en los momentos más críticos de su vida personal.
La importancia de hacer declaraciones públicas, sobre todo lo que se ha hecho mal en el tratamiento de la vida Spears en el foco de los medios, radica en una cosa: hacer enmiendas. Más allá de que se trate de salvar carreras – como en el caso del ex novio que apenas al día que sale a la luz el documental, se digna a reconocer el daño que ha hecho, escalando en su propia fama por encima de sus colegas mujeres y ex pareja sentimental, en este caso -, o de la comediante Sarah Silverman y su monólogo en los premios MTV del 2007.
En los premios MTV de 2007, la comediante Sarah Silverman hizo comentarios en su monólogo sobre la vagina de Spears y sus hijos, llamándolos los más adorables errores en su vida.
Se trata de reflexionar y aprender; reconocer y hacer del común conocimiento que no es una conducta que se debe pasar por alto y lo más valioso: señalar y dejar marca de lo que no debemos hacer, sobre juzgar a las mujeres y empezar a normalizar lo completamente opuesto a lo que estamos acostumbrados ahora. En pocas palabras tenemos que desaprender todo lo que nos ha enseñado el machismo.
