Hace una década llegó a Hermosillo un giro al que se le considera exótico, pero en realidad es mucho más que eso, expresan Adriana Soto Contreras y María Muñoz Arechederra, dueñas y maestras de Pole Fitness en Hermosillo.
Este es un estudio dedicado al arte del pole o “tubo”, como se le conoce popularmente, sin embargo, dentro de este espacio se practica de forma deportiva, acrobática y respetuosa, para mujeres y hombres por igual.
La primera de las socias en practicar pole fue María. Empezó como alumna y escaló hasta convertirse en instructora, inclusive ha participado en torneos deportivos; al inicio le decía a su familia que practicaba yoga para evitar hablar del tema, pero poco a poco recibía entrevistas y decidió contarles la verdad.
Adriana también comenzó como alumna, siempre le interesó el pole porque lo veía en la televisión y esperó a que llegara la actividad a la ciudad, ella a diferencia de María sí le comentó a su familia cuando inició, pero no lo hacía público porque las preguntas y los comentarios no eran agradables ya que antes se le concebía como una danza erótica nada más.
Ambas comparten que el pole es una actividad donde se requiere humildad, constancia y disciplina, pues notan que muchas personas piensan poder subir y hacer acrobacias con facilidad en el primer intento, cuando se necesitan desarrollar muchas habilidades como la fuerza y resistencia.
Poco a poco las instructoras han cambiado la perspectiva del pole en Hermosillo, añadieron que sí han recibido hombres. La mayoría de quienes lo practican, hasta adoptarlo como estilo de vida, lo consideran un espacio de relajación, entrenamiento y compañerismo.