El presidente, Joe Biden, dio impulso este miércoles a su plan para combatir la emergencia climática con la firma de una serie de órdenes ejecutivas, instaurando en la Casa Blanca un enfoque radicalmente opuesto al de su antecesor Donald Trump.
Las nuevas órdenes ejecutivas tienen como objetivo reducir las emisiones de petróleo, gas y carbón y duplicar la producción de energía limpia a partir de turbinas eólicas para 2030.
También tienen la intención de conservar el 30% de las tierras y de las aguas oceánicas del país en los próximos 10 años y pasar a una flota de vehículos federales totalmente eléctricos.
“Vamos a custodiar nuestras tierras públicas”, dijo Biden en una conferencia de prensa. Con esta batería de medidas, agregó, se fomentará la producción de energía limpia, lo que permitirá crear 250,000 puestos de trabajo del sector ecológico.
En el centro del plan, está ayudar a las minorías, que han sufrido las peores consecuencias de la emergencia climática y la contaminación.
Otra de las acciones consiste también en imponer una suspensión de las concesiones de suelo federal para nuevas perforaciones para la extracción de gas y petróleo, una actividad altamente contaminante.
En paralelo, Biden pide a la Secretaría del Interior que revise los permisos y contratos actuales. La orden no afecta a los territorios de comunidades nativo-americanas.
Las industrias de combustibles fósiles serán las más afectadas, por lo que se espera una gran oposición por parte de estas compañías. Biden también eliminará los subsidios que se les ha otorgado hasta hora y pedirá, en cambio, que las agencias federales identifiquen nuevas oportunidades para invertir en innovación en el área de la producción de energía limpia.
Otra de las medidas programadas para este miércoles corresponde a una directiva dirigida a las agencias del Gobierno para que inviertan en planes de ayuda a comunidades minoritarias fuertemente golpeadas por la contaminación, según el diario The Washington Post. Este periódico también obtuvo la información de dos fuentes anónimas conocedoras de las intenciones de Biden.
En particular, esta segunda medida tiene el objetivo de centrarse en apoyar a minorías, las comunidades latinas, negras y nativo-americanas, afectadas por la cercanía de amenazas medioambientales como plantas energéticas contaminantes, vertederos, incineradores de basura, puertos de embarque, minas de uranio y fábricas, agrega el Post.
También se prevé que ordene a los funcionarios que implementen un plan de conservación de el 30% de las tierras y aguas oceánicas del país en los próximos 10 años, inicie una serie de acciones regulatorias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y emitan un memorando que eleve el cambio climático a una prioridad de seguridad nacional.
El plan de Biden que prevé suspender nuevas concesiones de suelo público para la extracción de gas y petróleo ha sido aplaudido por defensores del medioambiente como una medida urgente.
“La revisión de la Administración, si se hace correctamente, mostrará que el fracking sucio [una técnica usada para permitir o ampliar la extracción de combustibles] y la perforación deben terminar para siempre, en todas partes”, dijo Kierán Suckling, director ejecutivo del Centro para la Diversidad Biológica.
Sin embargo, también ha levantado feroces críticas de miembros de la industria energética, que lo acusan de obstaculizar sus planes y poner en riesgo puestos de trabajo.
No es la primera medida que toma el nuevo Gobierno para intentar limitar el impacto de este sector desde que asumió el cargo el día 20 de este mes. La semana pasada, Biden canceló el permiso para la construcción de un gran oleoducto que cruzaría buena parte de América del Norte y ordenó suspender por 60 días las concesiones de nuevos permisos de perforación en suelos y aguas federales.
“Esto es solo el comienzo. [La situación] va a ir a peor”, dijo Brook Simmons, presidente de Petroleum Alliance of Oklahoma. “Mientras tanto, las leyes de la física, la química y la oferta y la demanda siguen vigentes. Los precios del petróleo y el gas natural están subiendo, al igual que las facturas de calefacción, los precios al consumidor y los costos del combustible’, agregó.
Los anuncios previstos de Biden suponen marcar la vuelta de la cuestión del cambio climático en la agenda del Gobierno, pero no permitirán en automático una reducción de las emisiones nocivas provocadas por la industria energética, sino solo que su generación no aumente de manera descontrolada, indica un informe de The New York Times.
Expertos consultados por ese diario apuntan que la Administración por sí sola no tiene el alcance para imponer medidas realmente efectivas en este sentido, como un impuesto al carbono, ya que para ello necesitaría el apoyo del Congreso, actualmente controlado por los demócratas pero con un margen muy estrecho.
Las medidas que Biden ya tomó o está a punto de tomar, mientras tanto, no limitan la actividad de extracción actual del sector del gas y petrolero, apunta AP. Asímismo, tampoco tiene vigor en suelo privado, sujeto más bien a las regulaciones estatales.
En Nuevo México, estado que vive un boom de esta industria, los terrenos federales representan cerca de un tercio del total. Pero en Texas, donde la situación actual es parecida, el suelo del Gobierno nacional representa solo un 2%.
Información tomada de telemundo.com