Para iniciar esta participación semanal y dado el título del artículo, considero necesario definir que estudia la tanatología, la cual presento a continuación.
La tanatología es el conocimiento científico de la muerte, sus ritos y significado concebido como disciplina profesional, que integra a la persona como un ser biológico, social y espiritual para vivir en plenitud, es así como se define a la tanatología. Una definición más concreta es considerarla como “el estudio de la vida que incluye a la muerte”.
Probablemente mi estimado lector se preguntará que tiene que ver una disciplina del bien morir con la política y más específico con los partidos políticos.
A continuación, daré mi versión de dicha analogía
Los partidos políticos son organizaciones que al igual que todo lo que represente vida, necesariamente transitan un proceso que inicia con el nacimiento y termina con la muerte.
Los partidos políticos al igual que los humanos, requieren salud para cumplir con sus objetivos y razón de ser, lo cual es proporcionado por especialistas cuya función es diagnosticar cualquier anomalía que se presente y altere el organismo en cuestión antes de que sea demasiado tarde.
Desde fines de los cincuentas un grupo de especialistas detecto la necesidad que tienen las personas para el buen morir, con el menor sufrimiento posible y sobretodo con la serenidad para cerrar su etapa de vida.
Existe un proceso aceptado mundialmente que practican los especialistas en tanatología, a lo cual se le denomina las 5 etapas del duelo lo cual trataré de aplicarlo a los partidos políticos, que actualmente están en suma gravedad y es moralmente importante ayudarles a despedirse.
La primera etapa de un duelo cuando un partido político esta moribundo es la Negación; La cual se caracteriza y se observa por una gran simulación de competitividad electoral.
Segunda etapa la Ira. Consiste en la manifestación de un coraje difuso dirigido a tratar de identificar a quien atribuir la culpa de la pérdida electoral que por lo regular lo asignan algún factor externo, rara vez por no decir nunca se da el proceso de autoevaluación de sí mismo;
Tercera: Etapa de la Negociación
En esta fase de negociación los dirigentes partidistas guardan la esperanza de que nada cambie y de que pueden influir de algún modo en la situación. Un ejemplo típico es cuando los partidos políticos han perdido simpatías, adherencia y que inclusive están a punto o ya perdieron el registro ante al Instituto Nacional Electoral (INE), éstos intentan explorar opciones para la recuperación del registro además de mantenerse vivos en la palestra electoral, el camino o la opción a la que recurren son precisamente las alianzas, donde ya no importa ganar sino vivir del presupuesto electoral.
Cuarta: Etapa de la Depresión
En este periodo los dirigentes de los partidos políticos empiezan a asumir de forma definitiva la realidad de la situación, y ello genera sentimientos de tristeza y de desesperanza los cuales pasan desapercibidos, ya que el cinismo y la irresponsabilidad actúan como mecanismos de defensa
Quinta: Etapa de la Aceptación
Después de las fases de negación, ira, negociación y depresión llega la aceptación de la pérdida y la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos naturales en la vida humana.
Esta etapa es imposible de aplicar a los partidos políticos, ya que por su propia naturaleza el concepto de aceptación no está inscrito en su ADN, ya que al parecer éstos organismos están diseñados para no morir, ya que a través de las alianzas les permite mutar a otros partidos donde conviven en una relación de codependencia en base al ejercicio del pragmatismo como adherente de vida.
Psicólogo. Dr. Sergio Óliver Burruel
Universidad de Sonora
Asociación Sonorense de Psicología Aplicada A.C (ASPA)
paecoliver@gmail.com